Daba du DADA bamMMMMM

1916. Las tropas francesas y alemanas se dispusieron a enfrentarse en una cruenta batalla que duraría casi diez meses. Trincheras y máscaras de gas. Una batalla contrarreloj e invencible contra la muerte. Un cuarto de millón de heridos sería el alto precio a pagar. La masacre comenzó el 21 de febrero.

Dos semanas antes abrió en Zúrich, Suiza, el Cabaret Voltaire. Fue fundado por Hugo Ball con fines políticos y artísticos. Autor y soldado rechazado, emigró al montañoso país en compañía de su mujer, Emmy Hennings. Este antro pecaminoso destacaría en el devenir del siglo XX por ser la cuna del dadaísmo. Lugar de reuniones políticas, conciertos y lecturas de poesía, allí se dieron cita jóvenes intelectuales, jóvenes contestatarios.

Un golpe en la mesa de lo establecido

El dadaísmo surgió con la intención de destruir todos los códigos y sistemas establecidos en el mundo del arte. Fue un movimiento antiartístico, antiliterario y antipoético, que cuestionaba la existencia del arte, la literatura y la poesía. Más que constituir una corriente artística concreta, trató de reflejar una disposición particular del espíritu. Una negación intelectual violenta, un acto extremo contra el dogmatismo. Una condena hacia esa sociedad capaz de producir algo tan horripilante como la Primera Guerra Mundial. Una sociedad cuya filosofía y cultura estaban social y moralmente en bancarrota.

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Grotescos y burlones, buscaron impactar y dejar perplejo al público, que reaccionaba tirándoles cosas e insultándolos. En 1916, se redacta el Manifiesto inaugural de la primera velada dada. Una dura crítica a la Europa de los nacionalismos, las ideologías que representan y las filosofías idealistas.

Un año después se inauguró la Galería Dada y Tristán Tzara comenzó su publicación. El dadaísmo se divulgó a través de revistas, su manifiesto y en las reuniones realizadas en cabarets o galerías de arte. Su actividad se extendió a gran variedad de manifestaciones artísticas, desde la poesía a la escultura pasando por la pintura o la música. Su difusión fue tal gracias a la publicación de la revista Dada. Gracias a ella, sus ideas se extendieron por Berlín, Colonia, París o Nueva York.

Dadaísmo, burlando a todos

El gran artífice del éxito alcanzado por el dadaísmo fue el ya mencionado Tristán Tzara. Incluso en números de la revista logró incluir trabajos de Breton, Aragón, Eluard y otros destacados artistas de vanguardia. Fueron los primeros en crear una poesía automática, una composición en que cada cual escribía automáticamente una frase, la cual era continuada por otro en forma independiente. Este poema colectivo era leído después de forma simultánea. Este ejercicio reproducía el caos y la conjunción de la experiencia del hombre contemporáneo sumergido en un movimiento inarmónico.

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Mona Lisa – Marcel Duchamp

Los poemas sonoros de los dadaístas pretendían renunciar al lenguaje ultrajado por el habla vulgar y por el periodismo. Asimismo, anhelaban rescatar a la poesía y destruir la tradición artística donde sólo encontraban cursilería e hipocresía. El dadaísmo fue una corriente contra el arte que terminó generando un mensaje nuevo o diluyéndose en la nada. Sinónimo de rebelión y de agresividad contra el público.

El dadaísmo se presentó como una ideología total, como una forma de vivir y como un rechazo absoluto de toda tradición o esquema anterior. Una feroz repulsa al humanismo, entendiendo por humanismo todo vestigio del viejo mundo, tanto filosófico como artístico o literario. Contra la belleza eterna. Contra la eternidad de los principios. Contra las leyes de la lógica. Contra la inmovilidad del pensamiento. Contra la pureza de los conceptos abstractos. Contra lo universal.

En Europa el dadaísmo decayó en 1920 para finalizar en 1922 tras serias divergencias entre Breton y Tzara. Durante el Congreso internacional por la determinación de las direcciones y la defensa del espíritu moderno se produjo la ruptura de Tzara y Breton. Breton tomaba en serio el congreso. Mientras tanto Tzara opinaba que el tema de discusión debía ser si una locomotora era más moderna que un sombrero de copa. Toda esta crisis desembocó en la muerte del dadaísmo. Tzara redactó una última oración fúnebre publicada en algún pasquín.

En Nueva York tendrá un importante apoyo del fotógrafo Alfred Stieglitz, su Galería 291 y su revista Camera Work. Para Stieglitz y el grupo de jóvenes fotógrafos que aglutinó bajo el movimiento conocido como Photo Secession, la fotografía podía ser también vista y hecha como arte. No simplemente como un medio de reproducir la realidad. Así, Stieglitz se convirtió en uno de los precursores de la fotografía moderna. La historia proseguiría, años más tarde, bajo el influjo de Andy Warhol y su art-pop.

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Man ray observatory time

2016. Los homenajes se suceden. Las entradas a los museos aumentan sustancialmente su precio. Primero Berlín, más tarde el MOMA. No se antoja más que una burda pantomima para celebrar la muerte de Dada. Esa muerte acaecida nuevamente un 2 de marzo de 2002. La policía expulsó a los okupas capitaneados por Mark Divo del antiguo Cabaret. Los nuevos dadaístas volvían a dejar esperanzas en el aire. No obstante, expiraron un último aliento en el momento en que el edificio se convirtió en un museo en recuerdo de Dada.

Juan Ramón Rodríguez

Músico a tiempo parcial. Escritor en los días de fiesta. Sé leer y escribir, mal que pese.