José Luis Garci: «Las grandes películas se verán en los museos»

Hoy hemos estado charlando con uno de los personajes más importantes del cine español: Jose Luis García «Garci». Nos recibe con una sonrisa, diciéndonos que este parón le viene bien para descansar un rato. Trabajando en su última película, El crack 0, demuestra que se resigna a dejar de hacer lo que le apasiona. Afirma con algo de nostalgia que nunca ha hecho un western, aunque tiene todo el aspecto de un cowboy: Voz ronca, la mirada firme y las manos más rápidas del lugar. La pared la decoran antiguos carteles de películas suyas, y de otros directores, enmarcados sobriamente. Al fondo, un Humphrey Bogart de 2 metros hace guardia. Nos ofrece asiento y agua, y le pregunta a mi compañero Sam si está bien situado para la fotografía. Terminadas las presentaciones y los formalismos, me mira y dice: «dispara»:

La primera toma de contacto en el mundo literario es con la Editorial Taurus.

Era una editorial de mucho prestigio y gran nivel. Ya muy al principio me gustaba mucho el cine y la literatura y en esta editorial encontré un sitio fantástico, con unos compañeros muy buenos, como el poeta Manuel Padorno, Jorge Campos, García Pavón… Era estupendo estar con ellos. Te enseñaban. Era como ir a la universidad, pero sin tener que desplazarte.

Y de ahí da el paso a Cine Estudio.

A Cine Estudio fui porque me llamó Pérez Lozano. Había leído algunas cosas que yo escribía sobre cine en revista del género como Signo, As… Un día me llamó para hablar sobre incorporarme con ellos. ¡Pérez Lozano era una leyenda en esa época para mi! Bueno, para mi y para muchos. Estuvimos charlando, de hecho yo creo que me estuvo examinando. Me preguntó por mis directores favoritos, qué me parecía el Tesoro de Sierra Madre… Y bueno, comencé a escribir allí. Estaba con gente como Giménez Rico, Fernando Moreno… Todo esto al mismo tiempo que estaba en Taurus.

¿Por qué decide lanzarse a dirigir su primer corto?

Yo no pensaba dirigir. Fue un amigo, José María González-Sinde que pensó que yo podría dirigir. Nunca lo había pensado la verdad. Me gustaba más ese díptico de productor y escritor, pero dirigir… Le dije que nunca había ido a la Escuela de Cine, que solo había ido al cine. Me respondió que la técnica cinematográfica se aprendía en una semana o no se aprendía. Hice un corto sobre la imagen, que era ¡Al futbol!, otro sobre montaje, que fue Marilyn Monroe y otro ya después con actores que era una especie de secuencia de lo que luego iba a ser Asignatura Pendiente. En cierta manera no es que aprendiera, pero sí me enteré un poco de cómo era la manera de filmar. Luego ya hice la primera película que fue Asignatura Pendiente y fue… pues un éxito social la verdad. ¡Suerte! A partir de ahí decidí encauzar mi vida como director, pero nunca lo hubiera pensado.

J. L. Garci || Fotografía: Samuel Delgado

¿Son películas más documentales las que hace al principio no?

Era un tipo de cine testimonial. Películas de la transición. Lo que estaba pasando entonces. Luego ya quise hacer otras cosas más hacia el cine negro como El crack o hacia el melodrama con Volver a empezar y fui eligiendo otro tipo de películas. Probablemente la persona que hizo Asignatura Pendiente era yo, pero no soy yo… es otra persona más joven con unas determinadas preferencias… era distinto. Ahora con el paso de los años me gusta hacer otras cosas, leer otras cosas… Es lo que hice y no me arrepiento. Reflejar lo que era este país mientras estaba cambiando. Pasaba de una dictadura de casi cuarenta años a una democracia que estaba empezando a vivir y efectivamente eso fueron Las verdes praderas, Solos en la madrugada… Luego ya rompí e hice El crack.

¿El público demandaba de alguna manera ese cine?

El cine no se hace para la gente ni nada. Tu tratas de contar una historia, haces una película… y no hay ningún objetivo que metas en la cámara que digas, este va a ser éxito, este objetivo es para que le gusta a esta gente, este para la otra gente… No se sabe nunca. Ten en cuenta que si en el cine hubiera un mínimo de seguridad lo hubieran hecho los bancos. Tú tratas de hacer una película y que le guste a todo el mundo. Que te den todos los premios del mundo, que te lance a todos los niveles y que puedas quedarte con la rubia protagonista… ¡Quieres todo! Pero claro, es muy difícil. Puedes hacer una película muy mala y tener éxito y al revés. Hacer una película divertida pero que a la agente no le haga gracia por alguna circunstancia… todo eso es un misterio. Tú tienes que hacer lo que a ti te gusta y haga sentirte cómodo.

Más o menos pasó lo mismo con Alfred Hitchcock y su reconocimiento posterior como gran director.

Fueron los franceses los encargados. Truffaut sobre todo. La gente del Cahiers du Cinéma. A nosotros, que no éramos la élite, también nos parecía algo más que el maestro del suspense. Nos parecía un director colosal. Fue Truffaut el que le pidió una entrevista y estuvo charlando con él días y días. Examinando su obra película por película y nos dimos cuenta todos de que tenía razón Truffaut. Hitchcock no era solo eso. Es un hombre que ha influido en la moda de vestir, en los peinados de las mujeres, en la arquitectura de las casas… Es un genio a la altura de Van Gogh. Pero bueno, en su época no lo veían así. Como ahora habrá mucha gente, no solo que no descubre a otros cineastas, sino que están ocultos. Hay cineastas de los años 30 y 40 que no se ha visto su obra y que han pasado… sin pena ni gloria y que no se sabe nada de ellos.

Volviendo al tema de sus primeras películas…

Pues sinceramente tendría que verlas otra vez. No he visto películas mías desde hace 20 años… Eso cuando yo era chaval no lo entendía. Si yo hago alguna película, joder, la estaré viendo todos los días, pero no entendía lo que decían directores como Buñuel. Cuando estás metido en una película das tanto tiempo desde que empiezas a escribirla, luego la preparas, haces la preproducción, la producción, la ruedas, la montas… que acabas un poco cansado de verla.

¿Con qué ojos ha visto sus propias películas?

Nunca he sido un buen crítico para mis películas. Para las películas que yo he dirigido. O por quedarme demasiado corto, o porque me daba un poco de pudor decir que me gustaba una película mía. Creo que sí que hay escenas en películas mías que sí me gustan, pero no creo que haya hecho lo que yo considero una gran película… Una película como Plácido, El Verdugo o Tristana. Es que ese tipo de cine necesita otro tipo de cineastas.

J. L. Garci || Fotografía: Samuel Delgado

Ganar el primer Oscar en lengua castellana ¿hace más amigos o enemigos?

Igual. No creo que cambiara nada. Hombre, a lo largo de la vida, que no tiene nada que ver con los premios, vas dejando gente con la que pierdes contacto no se sabe muy bien por qué… la dejas de llamar. Con el paso de los años amplías tu marco en el que conoces más gente, pero vamos, con respecto a eso yo no noté nada. Seguí haciendo la misma vida. Inmediatamente hice Sesión Continua, así que no me paré a pensar qué iba a pasar sociológicamente tras el Oscar. No hubo ningún cambio sustancial en mí.

¿Llegó a pensar que ganaría el Oscar con Volver a Empezar?

No, porque fue un fracaso. La película se estrenó en el cine Coliseum de Madrid, un cine estupendo, con lo cual no había excusas posibles, pero estuvo muy poco tiempo. Te justificas diciendo que era el año del Mundial y que por ello la gente iba menos al cine, pero no, porque había otras películas que funcionaron mucho mejor. Lo que pasa es que fue elegida para para representar a España en los Oscar, pero tampoco teníamos buena sensación…. Pero cuando ya fue nominada entre las cinco primeras piensas, sería estupendo. Estuve en Los Ángeles un par de meses antes y vi los pases para la gente de la Academia y observé que salían contentos, incluso que en algunas aplaudían y pensé, pues puede haber posibilidades y al final sí. Sí que estaba bastante convencido al final de que iba a ganar, cosa que no me ha ocurrido en las otras veces que he estado nominado. Enrique Herreros también estaba seguro. Pero ni con El Abuelo, ni con Sesión Continua, ni con Asignatura Aprobada tuve ninguna sensación. ¡Hombre, estaba contento porque las hubieran nominado! Que te nominen cuatro veces es estupendo, pero la certeza de ganar fue con Volver a empezar y una vez que estuvo nominada.

En las otras tres nominaciones, pensaba que no podía ganar por su película o por las que estaban también nominadas.

Un año fue La vita è bella. Era la favorita para todos. Era un año muy complicado. Fue el año también de Au revoir les enfants, la película dirigida por Louis Malle. Estaba también Central do Brasil de Walter Salles. Depende. Hay otros años que es más fácil o más complicado. Yo creo que si ese año La vita è bella no hubiera participado, hubiera ganado El Abuelo, estoy convencido de ello. A mí me gusta mucho La vita è bella y gustaba mucho a todo el mundo que la veía.

¿Con qué película hubiera preferido ganar el Oscar?

¡Con la que la gané! (risas). Esa es el que la ganó. Con las otras no sé qué hubiera pasado. Eso no quiere decir que los Oscar se le dan a las mejores películas de año. Es un colectivo de personas que votan y que eligen una película, pero no son las películas más taquilleras, ni las que tienen mayor elogio por la crítica… son las películas de un gremio. ¿Qué pasa? Que ese gremio es muy poderoso y los Oscar prácticamente influyen en todos los otros premios, no solo de carácter cinematográfico. Los premios Grammy son como los Oscars de la música, los premios Tony son los del teatro… Haberlo ganado con Volver a empezar me parece fantástico, pero con cualquiera de las otras me hubiera parecido bien. Con el Abuelo, con You Are de One, con Tiovivo…

Hablemos de El crack 0

Es una película pequeña rodada en cinco semanas. Es una B Noir Movie en blanco y negro. Es una película de clima. De tono. No es un gran espectáculo. Ya te digo. Es una película pequeña. Analógica, como yo.

¿Ha sido difícil conseguir un nuevo Germán Areta?

Para nada. La película la íbamos a hacer con Víctor Clavijo, pero estaba metido en una función de teatro, The Lehman Trilogy, con un éxito muy grande y no pudo dejarla. Llamamos entonces a Carlos Santos, que es un actor fenomenal, y no solo no ha habido ningún problema, sino que estoy absolutamente convencido de que hace el trabajo que podría haber hecho Alfredo Landa. Está sensacional. Hace para mi gusto una interpretación muy buena. De las veces que yo he hecho cine está entre los mejores, a la altura de Fernán Gómez, de Jesús Puente, o Sacristán. ¡Extraordinario!

J. L. Garci || Fotografía: Samuel Delgado

¿Los guiones los sigue escribiendo en pareja?

Sí. Los libros los escribo solo y los guiones en pareja. Es aburrido si no. Es mejor tener a alguien delante, con talento, con más talento que tú a poder ser y que si tú estás entusiasmado con una escena te diga: no, por esto, por esto y por esto. ¡Y al revés! Si ves que el otro esta muy entusiasmado con algo y ves que no lleva a ninguna parte lo mejor es decírselo. Billy Wilder trabajaba con Diamond … Es bueno tener una pared con la que estas consultando y te rebota. Yo me he llevado muy bien con José María Gonzalez Sinde hasta que se retiró dejando el cine y dedicándose a la política y luego con Horacio Valcarcel, fallecido el año pasado. He estado más con él que con cualquier mujer en mi vida. Además, la relación que tienes con un colaborador o colega es muy muy cercana. Es muy difícil que vuelvas a tener esa relación con nadie.

Al escribir me decía que lo hacía solo.

Cuando escribo un libro lo hago solo. Es diferente. Escribir un guion es bastante duro. Bastante complicado a veces.

¿En El crack 0 vuelve a tener pareja con el guion?

Esta vez lo he escrito con Javier Palacios. Es un tipo más joven. Ha dirigido una película, Sicarius. Me parece que tiene mucho talento y nos hemos llevado muy bien y, si vuelve a haber una nueva posibilidad me gustaría repetir con él.

Al igual que en las parejas sentimentales, puede acabar mal también imagino…

Siendo profesionales es muy difícil. Yo nunca he tenido esa experiencia de romper con nadie. Si hay veces que tienes que ceder, cedes y viceversa. ¿Qué es lo que se pretende? Hacer un buen guion, de eso se trata. Y si tú ves que lo que te están diciendo es mejor que lo que tú has hecho, pues vale. Y que si esa escena está larga y hay que cortarla estupendo. Son muchas horas y hay que pensar la estructura muy bien. Otra cosa es que cuando ruedas tienes libertad absoluta. Te la da tu propio compañero. Cuanto mejor es el guion, mejor se improvisa. Y soy de los que quiero que vayan los guionistas al rodaje. Otros no quieren porque puede que le quiten la fama de la autoría al escritor, pero como yo vengo del campo del guion… Estuve diez años escribiendo guiones hasta que empecé a dirigir, pues… He luchado porque desde el principio en las carteleras de los cines saliesen los nombres de los guionistas.

¿Tiene inconveniente en que los actores modifiquen el guion?

Nunca me ha ocurrido. Otra cosa es que tú vas a hacer una escena y no entre  bien el dialogo y lo cambias. Sería absurdo. Igual que cuando pones la cámara y la pones en un sitio y te dice el cámeraman, mejor aquí porque cogemos un mejor fondo. Otra cosa es que tú seleccionas. Tú no tienes la verdad. En el cine somos un equipo. Tu trabajo, que es muy difícil, es seleccionar lo que suelen decirte cada una de las personas. Se trata de que la película sea buena. Cuando la gente ve la película no piensa en ti. Lo que quieren es pasarlo bien, emocionarse…

¿Alguna vez ha pensado en compartir guion con Luis Alberto de Cuenca?

Luis Alberto iba a haber hecho un papel en esta película. Pero estaba quedando larga y le dije que tenía que cortar la escena. Se lo dije a él precisamente porque es un amigo. Tenía una escena en la que salía muy bien, pero en montaje íbamos a tener que cortarla y además así le evitamos ir, el tiempo del rodaje y nos evitamos todo. Alguna vez me he planteado con Eduardo Torres-Dulce hacer un western. Con el trabajé en el argumento de Holmes & Watson, Madrid Days. Estoy dispuesto a trabajar con gente amiga y gente que puedas conocer con buenas referencias.

J. L. Garci || Fotografía: Samuel Delgado

Oí decir que Sangre de Mayo es un western.

Bueno, porque hay caballos y eso (risas)… Pero no. Más western es Luz de domingo. Un western norteño. Del Cantábrico. Pero no… no, no he hecho ningún western. Me hubiera gustado mucho hacer uno. Además que en España lo puedes hacer. En Almería puedes rodar, en Los Picos de Europa… tienes toda la nieve del mundo en los Pirineos… Pero nunca se me ha presentado la ocasión. Aunque también sin saber cómo montar a caballo, no sé cómo podría haberlo hecho. ¡Pero te acostumbras! En Sangre de Mayo me acostumbré a verlos pasar cerca.

He escuchado que hace diferencia entre filme y película.

Una película es como mucho más sencillo. Un filme es algo más “importante, solemne, grandioso… incluso presuntuoso” Nunca he puesto un filme de ni una película de por supuesto. Pongo dirigida por y se acabó. Como hacía John Ford o Hitchcock. Directed by. Un filme es algo que tiene la intencionalidad de crear algo importante. La película… dar entretenimiento. Es decir, cosas por supuesto, pero siempre con un lenguaje más suave, más tranquilo, más natural, menos rimbombante.

¿Cuándo aparece ese concepto del filme?

El concepto del filme viene yo creo con la Nouvelle Vague. Godard… Antes los directores eran directores. Henry King, Billy Wilder, Wellman… Estaban rodando, pero no creían que estaban haciendo arte. El filme es un concepto más de arte. ¡Un filme de Antonioni! Una película dirigida por Sam Peckinpah. Una película es El padrino y un filme sería El amigo americano, de Win Wenders. Vamos creo yo. Yo hago esa distinción, pero nada más. Yo creo que nunca he hecho un filme. O creo que no he tenido nunca esa intención. El crack puede ser un noir… o gris marengo si quieres… ¡El cine de Bergman son filmes! Dreyer hace filmes. Testigo de cargo es una película estupenda. Esa es la distinción entre filmes y películas.

¿Y mirando a nuestro país?

Carlos Saura ha hecho filmes muy buenos. Y películas Berlanga. Bardem también ha hecho filmes. Tú ves Calle Mayor, Muerte de un ciclista… tienen una intención más severa. Analizan la sociedad de su tiempo. Ponen una mirada política sobre el mensaje. Que no establezco ninguna diferencia entre una y otra, un director hace una y otro, otra. No es mejor un director que haga películas que el que hace filmes. Se trata de que el que haga películas las haga muy buenas y que el que haga filmes los haga muy buenos. Truffaut hacía películas y Godard filmes. El de Godard es un cine más experimental y Truffaut hacía películas más sentimentales.

¿Cómo ve el paso de lo analógico a lo digital?

Ha cambiado el cine. Yo sigo siendo analógico. No voy a cambiar ahora. No he querido reproducir la Gran Vía haciendo un mundo digital como se hace ahora. He intentado rodar en los sitios que he podido y ambientarlos como eran en los años 70 en España. Soy así. Que no es tampoco ni malo ni bueno. Hay unas ventajas muy grandes con lo digital, pero creo que se pierde un poco… Por ejemplo, cuando yo filmaba y miraba a través de una BL era como si yo estuviera en el Museo del Prado viendo Las Meninas o viendo Los fusilamientos del 3 de mayo. Creo que cuando filmas con una cámara digital es como si estuvieras delante, pero de un libro de arte. Una reproducción de un cuadro perfecta y maravillosa, pero… no tienes las sensación de estar a un metro del cuadro, pero bueno, tiene otras cosas muy buenas. El problema es que te encuentras con que tú antes filmabas un plano, te gustaba, lo llevabas al laboratorio a positivar y dos días después lo veías en una cosa que se llamaba “ir a ver proyección”. Veían ese plano junto con otros que habías rodado y hablabas con el operador de la luz, etc. Ahora ruedas el plano y lo ves. Y puedes decir directamente, quítale luz, añádesela. Quítale el fondo de la puerta, ponle más rojo en los labios y que esté más atractiva. Se ha perdido algo de reflexión. Yo nunca he mirado por la digital. Yo he mirado a los actores como venía haciendo hasta ahora.

J. L. Garci || Fotografía: Samuel Delgado

¿Por qué?

Pienso que la verdad está en su cara. No en la pantalla. Si yo veo que no está bien, no está bien. Si te fijas en el cine de antes, en las películas de Fritz Lang o cualquiera de ellos, todo el mundo está mirando a los actores. Ahora está cada uno a lo suyo. Pero bueno. Tampoco quiero caer en eso de es que en mis tiempos las cosas eran diferentes porque mis tiempos siguen siendo estos mientras yo siga aquí. Yo estoy viviendo en el 2019 igual que vosotros dos, pero hay una cierta tendencia a valorar un poco el pasado, lo cual yo no comparto. Hubo un cine estupendo en su momento y ahora también lo hay. Lo que sí, es que ahora el cine se ve en casa… Estamos en una época en que yo no me atrevo a decir en qué va a acabar. Estamos en mitad del cambio. El paso del cine mudo al sonoro fue muy rápido. Pero esto de ahora está alargándose. Se ha pasado del cine al hecho audiovisual, del hecho audiovisual a una fílmica y eso no se sabe en qué va a quedar. El cine ahora son series de televisión.

¿Y los cinéfilos?

Ahora son videófilos.

Puede ver todas las películas que quiera desde su casa.

Ese es el gran error que tenemos todos. Yo no se por qué tenemos DVD’s en casa. Es ridículo. Está ahora mismo todo en la red. Antes se decía: si yo fuera millonario tendría una casa con cine. Ya eso se olvidó. Pero bueno, estás hablando con una persona del siglo pasado. Yo no he tenido nunca coche, nunca he tenido teléfono móvil, no tengo internet… no tengo nada, pero bueno, en esta oficina tenemos de todo eso. Otra cosa es que yo no lo tenga, pero si ves toda la oficina, vivo en mi tiempo.

Ya hubo controversia en los Oscar con Netflix…

Suponte que las series de televisión pasaran a ser cine. Habrá que premiar también el cine con los premios Emmy. Hay una familia que se ha extendido. Todo esto es un mundo en expansión. Hay un cambio social muy grande. Antes la gente iba al cine. Ahora ya no van al cine. Los cines acabarán en los museos. Celebraran sesiones y sacaran catálogos tan buenos como los de Rembrandt o Velázquez dedicados a Buñuel, a John Ford… Eso es el futuro del cine. Ahora el cine en nuestra casa es un electrodoméstico más.  El cine era antes un hecho social. Ir al cine. Ibas al cine, te ponías a la cola, te cortaban la entrada, el acomodador tenía una linterna y de indicaba… era otra cosa. Antes, para pasar calor en la época de la postguerra te ibas o al café o al cine. Si tenías una novia ¿dónde le iba a tocar las tetas?, en el cine, porque era el único sitio donde te amparaba la oscuridad. Todo esto ha desaparecido. Lo que me extraña es que yo siendo una persona del siglo pasado soy el que dice ¡coño! Que no pasa nada. El circo era lo más y se acabó. Ahora está el cine en casa.

¿Un museo es el Cine Doré?

Yo no hubiera hecho eso ahí. No por nada, sino porque hay otro lugar como el Cine Bellas Artes. El Cine Doré como filmoteca se queda pequeña.

Tampoco se suele llenar. Ver en pantalla grande Bergman te cuesta 2.5€

Bueno, eso es el mundo de la cinefilia, ¿cuántos aficionados de verdad hay al cine? Antes la palabra cinéfilo en existía. Antes eran aficionados al cine

Qué diferencia haría entre cinéfilo y cinefago.

El cinefago devora el cine. El cinéfilo se supone que le tiene más veneración. Yo creo que lo ideal es un aficionado. Un filmgoer que llaman los americanos.

La Gran Vía ha pasado ha tener 3 cines.

Había 14. Date cuentan que en muchas ciudades de España no hay cines. ¡En Ávila no hay cines! Y en muchos sitios igual. A lo mejor hay uno en un centro comercial. Es un cambio social, ya te digo. Las sociedades cambian. ¡Siempre vas a poder ver películas! Las tienes en casa. Joder, es una ventaja y una victoria que a las cuatro de la mañana te desvelas y te pones Ciudadano Kane. Tienes el cine a tu servicio. Es fantástico. Además, el cine ya no se ve en el salón, se ve en la cama.

Incluso en el metro con tu propio móvil.

De hecho se hacen películas con móviles, no solo eso. Yo pensaba que iba a haber algún problema, pero no. Es la guerra de las pantallas. La primera pantalla fue el cine, esa sábana santa de tela, la segunda la de la televisión, luego la de los móviles…

Los Cines Callao tendrán nuevas pantallas digitales

J. L. Garci || Fotografía: Samuel Delgado

Lo que sería un buen negocio es una pantalla de cinemascope para poder proyectar Lawrence de Arabia en 70mm. Un cine que pudiera recoger las grandes obras maestras, pero en formato original. Vosotros no habéis visto Casablanca en formato original. No hablo de versión original, ojo. Y eso es otra historia. Y este es el problema, por eso digo que tienen que ir a los museos. Verlas otra vez como eran. No es lo mismo ver Lawrence de Arabia en la televisión, que en una pantalla para cinemascope de varios metros de largo por ancho que parece que estas casi en el desierto metido. Pero bueno, ya vendrán otros y lo harán.