«Crisis in Six Scenes», Woody Allen en la serialidad

«Error catastrófico». Así valoró Woody Allen Crisis in Six Scenes (Woody Allen, Amazon, 2016), su primera incursión en la serialidad. Con tal diagnóstico se evidencia la dificultad que ha supuesto para Allen adaptar su particular lenguaje cinematográfico a la narración por entregas.

Es el momento en que el espectador incurre en esta comedia de enredo cuando puede percibir todos los problemas que el cineasta ha reconocido. Es en ese instante, una vez sabida la negativa valoración del propio autor y la tibieza con que la crítica ha digerido la ficción, cuando el debate se traslada hacia otra dirección. No es tan relevante, pues, el análisis o la reflexión en torno al registro formal de la serie, sino el propio gesto de traslación creativa que el octogenario director perpetra desde el dispositivo cinematográfico al serial.

Crisis 1…Lo relevante a analizar es la traslación por parte de Woody Allen desde el registro cinematográfico al serial
Crisis 1: lo relevante a analizar es la traslación por parte de Woody Allen desde el registro cinematográfico al serial || Crisis in Six Scenes, Woody Allen (Amazon, 2016)

El interés del cine hacia la ficción televisiva episódica no es, ni mucho menos, una cuestión exclusiva de nuestro tiempo. Tenemos las misiones pedagógicas de Roberto Rossellini o Jean Renoir y el control de la audiencia en Alfred Hitchcock entre los años 50 y 60. La concepción teatral de la ficción catódica de Ingmar Bergman y la reflexión sobre el propio dispositivo televisivo de Jean-Luc Godard en los 70. La transgresión moral en Lars Von Trier y la aproximación estética de David Lynch a principios de los años 90 que impulsó la serialidad contemporánea. Todos estos predecesores se integraban en un lenguaje del que asumían su profundo desconocimiento para indagar en él y descubrir nuevas formas de uso y expresión.

Los ejemplos contemporáneos (Martin Scorsese, Quentin Tarantino, los Coen, Steven Soderbergh, David Fincher, Lodge Kerrigan) se articulan, por el contrario, desde un cierto espíritu kitsch. No hay búsqueda de un empleo particular del discurso serial sino un acoplamiento del mismo a los rasgos característicos del cineasta. Estas obras intentan parecerse al cine y en ese gesto corren el peligro de perder su identidad y valor como modelo narrativo. Quizás es precisamente el problema que ha sufrido Woody Allen. El extravío de la serie como objeto ficcional, incapaz de encontrar tono y cadencia, fruto de una forzada incursión en el medio catódico sin la ambición de aportarle un valor añadido.

Woody Allen y su alter ego como reflejo de su incomodidad en el serial

Crisis in Six Scenes narra la historia de una pareja anciana de clase media-alta en los Estados Unidos de los años 60 compuesta por Kay Munsinger (Elaine May) y Sidney Munsinger (Woody Allen). Alrededor de ellos pivotan un par de matrimonios estrambóticos al borde del divorcio, un joven acomodado y Lennie (Miley Cyrus), una hippie fugitiva que pretende ocultar su identidad en el hogar de los octogenarios antes de huir a Cuba.

Crisis 2: El relato no elude, desde una hipérbole satírica, la coyuntura histórica || Crisis in Six Scenes, Woody Allen (Amazon, 2016)
Crisis 2: El relato no elude, desde una hipérbole satírica, la coyuntura histórica || Crisis in Six Scenes, Woody Allen (Amazon, 2016)

En este ambiente pintoresco se desenvuelve un relato que no elude, desde una hipérbole satírica, la coyuntura histórica (los movimientos sociales, crisis de valores e identidad en Estados Unidos o la persecución paranoica al comunismo). Un paso sutil por el contexto que sirve para trasladar al ámbito de lo frívolo y lo ridículo ciertos mecanismos de actuación y pensamiento del momento en la sociedad estadounidense. Incluso con la posibilidad de asociar algunas de estas pautas de comportamiento a la actualidad, personificándolas en el personaje de Sidney Munsinger, alter ego de Woody Allen.

Sidney es un novelista frustrado, entregado a universos artísticos más lucrativos y atrapado en un mundo ajeno a sus dominios como autor. Se vertebra así un claro paralelismo entre el personaje principal y el creador que lo interpreta. Y es que los balbuceos de Sidney al intentar justificar frente a la anticapitalista Lennie su incursión profesional en la publicidad o la televisión parecen reflejar implícitamente la inseguridad del propio director. Allen encarna un personaje que, al explorar registros creativos desconocidos e indeseados, se imbuye en un remordimiento que es a su vez el del propio director neoyorquino. Una manera prudencial de redimir de antemano la probable impertinencia de su relato a la fragmentación serial.

Crisis 3: Sidney articula una inseguridad que es, como alter ego de su creador, la del propio Woody Allen
Crisis 3: Sidney articula una inseguridad que es, como alter ego de su creador, la del propio Woody Allen || Crisis in Six Scenes, Woody Allen (Amazon, 2016)

Pese a los titubeos de Allen, el proyecto de Amazon trasciende cuestionamientos de personalidades como David Lynch, que observa en el sedimento episódico un nuevo refugio para el cine de autor o Lodge Kerrigan, que la compara con las formas del sistema de trabajos por encargo del Hollywood clásico. En estas tensas aproximaciones del mundo del cine a sus entrañas, la serialidad refleja la complejidad de sus formas. Un modelo de narración autónomo que debe aprehenderse si no se quiere traicionar el sentido último de su existencia como referente ficcional dentro de la cultura contemporánea.