Hoy hablamos de la Nouvelle Vague, a lo loco, sin miramientos. Más concretamente de un director conocido por su soberbia elegancia y su mirífico lirismo. Nos introducimos de lleno en el apasionante mundo del cineasta Georges Franju, un mundo en el que hasta la violencia es tratada con sutileza y esmero.
Franju es uno de los mayores ejemplos de directores adorados por los cinéfilos, el arquetipo de director cuyas películas son disfrutadas por “cinéfagos”, gente que devora filmes de cualquier tipo por el mero placer de disfrutar del Séptimo Arte.
Nacido en 1912, el francés es conocido por ser uno de los fundadores de la Cinémathèque française allá por 1936.

El cineasta se inició en el cine (como otros tantos) por medio de cortometrajes de una calidad excepcional. Sin lugar a dudas el cortometraje más aclamado de su filmografía es “Le sang des bêtes”, un documental de 20 minutos donde se contrastan las tranquilas y pacíficas escenas de los suburbios franceses con cruentas imágenes de un matadero.
Sin lugar a dudas el título que se le viene a la cabeza a todo conocedor de Franju es “Les yeux sans visage”, todo un ejercicio de estilo, un filme de elegante que supuso el comienzo del cine de terror en territorio francés. Es una cinta de estética depurada. Un cuento de terror gótico que se posicionará en el futuro como un pilar del género. La principal protagonista es Edith Scob, la actriz fetiche de Franju, cuya interpretación, melancólica e incluso glacial, cargaban la película de poesía y belleza, totalmente sincera y encantadora. Un ejemplo del legado que dejó podemos encontrarlo en “La piel que habito” de Pedro Almodóvar.

Títulos como “Judex” o “Nuits rouges” son ejemplos de un cine de corte fantástico de una calidad suprema, tratados con mimo por un Franju apasionado por el expresionismo y las vanguardias que no dudó en bañar sus obras con dichos referentes. La estética de sus últimos trabajos es bien comparable con trabajos de su compatriota Louis Feuillade, especialmente “Les vampires” y “Fantomas”. El espíritu de esta inspiración se hace patente en “Judex”, el remake de un serial de Feuillade, protagonizado por una espléndida Francine Bergé en el papel de la encuerada Diana Monti.

Tristemente, su obra parece mantenerse únicamente en las hemerotecas y los festivales de cine, pues la sinceridad y humildad del director, de trayectoria relativamente corta y escueta, parecen haberle hecho caer en el olvido. Tanto sus cortometrajes como sus largometrajes son de difícil adquisición, incluso en un mundo informatizado donde prácticamente cualquier película conocida está subida a la red. Uno no puede sino echarse las manos a la cabeza al ver olvidado un autor cargado de tanta sutileza y bellas ideas.
No nos queda otra cosa sino despedirnos del artículo. Pero no de Georges Franju. Un director que supuso un antes y un después en el cine fantástico y de terror no solo en Francia, ni siquiera en Europa, sino en todo el mundo de este nuestro querido Séptimo Arte, que tiende a ocultar en la sombra del pasado las obras de autores magistrales. Os invito a dar un relajante paseo por la filmografía de el director que hoy nos atañe, y así evitar que su trabajo se pierda en la sombra del cine actual hollywoodense.