Receta para cocinar paraguas dentro del océano: el surrealismo de Dalí, Lorca y Buñuel

Afirmaban Dalí y Lorca con respecto a su archiconocido film «Un perro andaluz» que “NADA en el film simboliza nada. El único procedimiento de investigación de los símbolos del surrealismo sería, tal vez, el psicoanálisis”. Se parte de que esta primera muestra del talento de estos artistas, considerados genios por muchos y por otros locos, fue producto de un sueño de Buñuel. Lo onírico entró a formar parte de la base de su arte desde esa primera vez en que la madre de Luis financió a su hijo para que filmase esta película.

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Típico retrato surrealista

Los tres integraron lo que se llamó el movimiento del surrealismo, término que fue empleado por primera vez por Apollinaire. El poeta francés lo acuñó en París para describir el ballet de Cocteau, Parade, con decorados y vestuario de Picasso. Opinó que aquella combinación iba más allá del realismo, una especie de sur-realismo. Fue Breton quien dio por fin forma al movimiento cuando firmó El manifiesto surrealista. Aquí establece que debemos abandonarnos a la imaginación y de ella a la locura. Concluye que “los locos son víctimas de su imaginación, en el sentido que ésta les induce a quebrantar ciertas reglas, reglas cuya transgresión define la calidad de loco”. Eran conscientes de las consecuencias de desequilibrar las convenciones sociales.

En una carta que escribieron a Juan Ramón Jiménez atacando virulentamente su poesía le dirigían estas preguntas, más en la línea de la estética del trío surrealista: “¿Una tecla es un piojo?” “¿Los pederastas son marineros?” “¿Sabe cantar un policía?” Y añadieron: “Medita estos títulos de poemas: Mulas huyendo de una hostia consagrada. Combate de hostias consagradas y de hormigas. Hostia consagrada con bigote y polla. Hostia consagrada saliendo por el culo de un ruiseñor y saludando, etc., etc., etc”.

El ojo como fetiche del surrealismo

Entre los elementos que unen a estos artistas, aplicándoseles la onomástica que uno crea conveniente, aparece el ojo. En el retrato que Dalí pintó de Luis Buñuel se aprecia la figura amenazante de una nube alargada. Estas son similares a las que se aprecian en el Diálogo con Luis Buñuel de Lorca: “Habitación blanca con los muebles de pino. Por la ventana se ven largas nubes dormidas”.

En la “Oda al Santísimo Sacramento”, Lorca se refería a “la sección fragante de la luna y el vientre que el bisturí descubre”. Y en el poema “Tierra y luna” hablaba de “la pupila viciosa de la luna”. Dalí por su parte definía el ojo de este modo en su artículo “Realidad y sobrerrealidad”: “para nosotros, un ojo nada debe ya al rostro, para nosotros el lugar de una nariz, lejos de estar necesariamente en una cara, nos parece más propio en el borde de un diván”. El ojo también tomará su forma en el film de Un perro andaluz, con esa escena clavada en las mentes de los espectadores del ojo diseccionado por una navaja.

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Fotograma clave de Un perro Andaluz

El propio Charles Chaplin amenazaba a sus hijos, cuando no se portaban bien, con enseñarles “aquella película del ojo, las hormigas y la mano cortada.” Un resumen de varios de los componentes que obsesionaban al grupo de amigos.

La alucinación del sueño

La disección, el bisturí, la navaja, lleva al tema del collage. Esta es otra de las características del movimiento. Para definir este concepto Max Ernst se basó en una cita de Lautréamont que algunos amantes del surrealismo, en la universidad, acaban escribiendo en el fino margen de una hoja de apuntes experimentando un breve escalofrío. “Bello como el encuentro de un paraguas y una máquina de coser sobre una mesa de disección”. Los paraguas se percibían como un objeto aterrador. Ya en Encuentro de paraguas con máquina de coser de Dalí, los paraguas pueblan el cielo representando figuras similares a los amenazantes murciélagos.

Surrealismo_paraguas de Dalí

Decía Juan Ramón Jiménez a propósito de Vicente Alexaindre que “lo unido quiere separarse y lo separado, unirse”. Cualquier cuadro de Dalí recuerda a una especie de collage cromático. Al igual que lo hacen las películas de Buñuel con sus ovejas entrando en el salón de los burgueses en la escena final de El ángel exterminador. Y Lorca introduce un inesperado cuchillo de madera con el que Buster Keaton asesina a sus hijos en El paseo de Buster Keaton.

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Persistencia de la memoria || Dalí

Hormigas, onanismo y surrealismo

Las hormigas de la mano seccionada de la ópera prima de Buñuel y Dalí fueron un tema casi obsesivo. “Tú sin pensarlo más puedes encargarte de las hormigas. Nada más llegar a París me las traeré al estudio y las impresionaré. De ti depende el que no tenga que poner orugas o moscas o conejos en el agujero de la mano”, escribió Buñuel a Dalí. Las hormigas representaban para el surrealismo el cosquilleo del deseo sexual frustrado y las manos, los excesos onanistas. Sobre estos temas, masturbación y entomología, Dalí firma los cuadros El gran masturbador, La metamorfosis de Narciso y La persistencia de la memoria, en donde se aprecia un puñado de hormigas sobre el reloj.

La entomología llamó la atención de Dalí a partir del cuadro The hireling sheperd. El prerrafaelita William Holman Hunt presenta a un pastor sosteniendo una enorme polilla ante una muchacha, cuya mano se sitúa peligrosamente cerca del penis de dicho pastor. Una imagen cuanto menos inquietante.

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The hireling sheperd ||Manchester City Galleries, The Public Catalogue Foundation

Dalí se quedó prendado de esta mariposa nocturna, cuya característica más distintiva es que alberga una calavera en su torso. Llegó a ser fotografiado ante su composición In voluptas mors, imagen que en 1991 Jonathan Demme recogería para prender en la boca de Jodi Foster en El silencio de los corderos. Lorca escribe un sensible poema dedicado a los insectos, “Luna y panorama de los insectos”:

“Pido a la divina Madre de Dios,
Reina celeste de todo lo criado,
me dé la pura luz de los animalitos,
que tienen una sola letra en su vocabulario,
animales sin alma, simples formas,
(…)
criaturas que aman sin ojos,
con un solo sentido de infinito ondulado
y que se agrupan en grandes montones,
para ser comidos por los pájaros.

Pido la sola dimensión
que tienen los pequeños animales planos,
para marrar cosas cubiertas de tierra
bajo la dura inocencia del zapato;
no hay quien llore porque comprenda,
el millón de muertecitas que tiene el mercado”

Finaliza viéndose el yo poético como observador comprensivo de aquellas criaturas que corren la desdichada suerte de ser asesinados sin nadie notificarlo: “Tú, Madre siempre temible. Ballena de todos los cielos / Sabes que yo comprendo la carne mínima del mundo”.

In-Voluptas-Mors surrealismo
In voluptas mors

El protagonista de Midnight in Paris espeta al grupo de Dalí y Buñuel: «Yes, but you’re a surrealist! I’m a normal guy!» Resume esta cita todo un contenido del movimiento del surrealismo. De cómo se observa desde fuera qué es lo normal y qué es surrealista. En qué momento se puede escindir lo onírico de lo real. Un movimiento que alega que el mundo sería mucho más fascinante si se mezclasen en las cocinas un paraguas con un bote de espinacas delante de la cena de cuatro maniquís. Así, reescribiendo el final del guion de Un perro andaluz: Avec le printemps tout va changer.