todavía
no he aportado las correspondientes flores
-claveles o rosas rojas-,
dudo de su naturaleza
y de la pureza que creen poseer
no entiendo
por qué la estadística se cebó con tu carne,
atacando con su bilis las entrañas,
despojándote de todos los momentos y diapositivas
que estaban por llegar
definitivamente
he desoído la corrección del luto;
te recordaré como cuerpo presente
sin claveles, sin rosas rojas,
las flores son útiles aliadas
en el recuerdo y su desgarro
pero tu enérgica sonrisa debe arraigar
crecer perenne en la ausencia física,
no ser cortada como un vil tallo.
– – –
apenas alcancé la madurez para relacionarnos sin límite
y un tercero decide tu partida
el destierro toma a menudo crudas decisiones,
convierte diálogos en monólogos
aun así
no voy a soterrar mi discurso
de alguna manera investigaremos,
te pensaremos en vida
hallaremos una forma periódica
para sentirte presente en el vacío.
– – –
ahora el viento acuna tus descansos
ondeando a la sombra del receso
un cerezo
crece ágil en medio del azar;
en marzo florecerá una vez más tu ausencia.