Logo del 20º Aniversario Sonorama 2017
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Sonorama, más allá del trigo

Veinte años no son nada

Hablar del Festival Sonorama Ribera puede ser tremendamente sencillo o infinitamente complicado. Veinte años, que se dice pronto. Hablamos de un acontecimiento musical que ha calado en la agenda nacional con tanta facilidad hoy en día que es difícil acordarse de algunos de los malos momentos que pasó el festival en sus inicios cuando no cuadraban las cuentas y estaba más cerca de echar el cierre que de engalanar la plaza del Trigo.

Sonorma | Fuente: lacasadelcura.es

Sonorama, ese momento necesario de mediados de Agosto que consigue rivalizar con cualquier otro evento musical del panorama nacional. ¿Dónde vamos este año de festivales? Pueden salir media docena de opciones cerca de la costa, pero con permiso del recién parido Mad Cool y del clásico Viña Rock, la primera opción de música veraniega de interior es Sonorama Ribera. Punto. No hay más. Es como zanjar una discusión acudiendo a Google.  Se acaba pronto.

Año tras año, hordas de jóvenes (y ya no tan jóvenes) acuden masivamente a Aranda de Duero para disfrutar de uno de los mejores carteles de música que puede ofrecer nuestro país, mezclando artistas consagrados con promesas de la escena independiente. Es la magia de Sonorama.

A nadie se le olvida la edición de 2008. Un tal Juan Pedro, se dejaba el alma en el escenario de la plaza gritando canciones de su primer disco, concentrando a más y más gente en torno a su alegato vital. Aquello no fue precisamente otro día en el mundo, sino el disparo a la consagración que, previo paso por la edición de 2012, fue su asalto al escenario principal de 2015 donde fueron una de las cabezas de cartel más aplaudidos por el público. Evidentemente Juan Pedro es Pucho y el alma que se le escapaba eran acordes de los consagradísimos Vetusta Morla.

Sonorama | Fuente: Festinfo.com

Años después (2010) ocurrió lo mismo con Supersubmarina, bautizados por el Trigo y hace escasas ediciones, exactamente igual con Izal. Sidonie abrió la puerta al querer tocar entre las calles de Aranda del Duro y todo músico que se precie desea tocar, al menos una vez,  para esos búhos diurnos que disfrutan casi tanto con la noche como con el día.

Javier Ajenjo, el padre de la criatura.

Tal como se suele decir, el éxito tiene muchos progenitores pero el fracaso tiene tan solo una cara. Detrás de la maquinaria Sonorama, encontramos a Javier Ajenjo, el carismático promotor, tan de la tierra como el propio festival, que ha unido todas sus pasiones en torno a un concepto novedoso pero simple que ha calado y que sirve de referencia para un público ávido de actuaciones musicales y experiencias de ocio que superen las expectativas creadas.

Javier, vinculado siempre al mundo del vino y a la música, ha sido pionero en juntar una oferta musical de primer orden (por ejemplo para 2018 se espera a Julio Iglesias para satisfacer el toque vintage del festival) con un abanico amplísimo de opciones gastronómicas (catas de vinos, visitas a bodegas, degustaciones de embutidos y encurtidos), de cultura visual (Cinejoven, cortometrajes Sonorama), de fomento del nuevas figuras (concurso de maquetas, Talento Ribera), de entretenimiento para los más pequeños (Sonorama Baby) o de exploración de la comarca de Ribera del Duro. 4 días de ir más allá de lo evidente, 4 días de explotar todo lo bueno que tiene Burgos y Aranda de Duero. Javier ha conseguido poner a Aranda en el mapa y simplemente a mostrar lo bueno que tiene su tierra.

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Este concepto, el de ocio expandido, está siendo copiado por la gran mayoría de festivales de interior. Por ejemplo, en las últimas fechas, se ha consolidado el Festival de los Sentidos de La Roda (Albacete) que paso a paso, se está instalando como un evento de referencia aunando música, gastronomía, municipio y ocio extendido.

Puede haber detractores por las posibles consecuencias de aglutinar miles de personas en un recinto cerrado, pero hay unanimidad en las respuestas: no se pude separar la ciudad del evento y eso provoca una afluencia masiva de personas que dinamizan municipios o comarcas necesitadas de movimiento, de promoción de sus productos o de presencia social para sus reivindicaciones. O dicho de otra forma, es una gozada disfrutar de todos los rincones de Burgos y la Ribera del Duero, dejarse seducir por sus caldos y por su morcilla, los asiduos al festival casi todos los años, ya sabemos la necesidad de unir de forma directa por tren Madrid y Burgos. El éxito de Javier Ajenjo ha sido poner la letra (de forma brillante, sana y divertida) mientras otros ponen la música. Como dicen entre bambalinas, a los locos hay que cuidarlos.

Un cartel de altura para una fecha especial

Tal como se ha mencionado, es muy fácil y muy difícil a la vez hablar de Sonorama. Es muy sencillo hablar del cartel de Sonorama Ribera. Desde el miércoles 9 con la fiesta de Bienvenida y con los primeros acordes de Rufus T. Firefly (se ve que Víctor Cabezuelo está disfrutando de este año impar y le costará regresar a Mucho el próximo año) o Varry Brava (su Safari Emocional está dejando muy buen sabor de boca), se dará pistoletazo de salida a 4 días de música para todos los públicos.

Loquillo en un concierto

El Jueves 10, una ración generosa de música y de piel de gallina. De primer plato: Loquillo, con más de tres décadas y media de carrera y la ilusión de un recién llegado junto a Eva Amaral. De segundo, Amaral que lleva más de un año girando con Nocturnal con el mérito de juntar dos generaciones de público en torno a la voz de Eva. De postre y sorpresa de la organización, homenaje a los 20 años de festival, a cargo de Charlie Bautista, teclista de medio país (Tulsa, Russian Red, Christina Rosenvinge…) en uno de los conciertos imprescindibles de Sonorama en esta edición de 2017. También, El Langui, amigo de la organización comparte cartel y escenario con Dorian, Dinero, Nacho Vegas y un largo etcétera de grupos que calentarán Aranda.

El viernes 11, Leiva  y Fangoria se llevan el protagonismo, el primero cierra su año de Monstruos, cargado de éxitos (llenazo en el Palacio de los Deporte en Navidad) y de colaboraciones (Joaquín Sabina entre otros) mientras que Alaska y Nacho Canut también despiden la gira su décimo disco de estudio (Canciones para robots románticos) con visita obligada a tierras burgalesas.

El sector indie consagrado lo forman Xoel López, Niños Mutantes, Iván Ferreiro, un Coque Malla en absoluta plena forma o Sidonie, los padres de la plaza del Trigo. No obstante, imposible perderse a Novedades Carminha, Apartamentos Acapulco, Sidecars o bucear en el amplísimo abanico musical que ofrece el inicio del fin de semana: desde Mostaza Gálvez a Gimnástica, pasando por The Milkyway Express o Tórtel.

Ivan Ferreiro en un concierto | Fuente: rtve.es

El día 12 despertará con las mismas ganas de actividad frenética con el mítico Santiago Auserón (Juan Perro, Radio Futura) tocando mano a mano con Sexy Sadie (vuelven tras su última visita en 2011) en un homenaje a 35 años de música. Lori Meyers, La Habitación Roja o Shinova nunca defraudan mientras que entre los recomendados están Viva Suecia (grupo que está dando mucho que hablar), Mechanismo, Octubre Polar o los alcarreños de Yo, Estratosférico.

El Domingo, y como cierre, estará Camela, de la bandas más conocidas de España gracias a su estilo inconfundible y a sus himnos musicales que han pervivido en la cultura colectiva. Pisan el escenario principal con ganas de disfrutar de su momento festivalero y así lo manifestaron en la presentación del Sonorama Ribera en la Sala Coconut donde una mezcla de emoción y nervios se mezclaban en el ambiente. El otro plato fuerte es Depedro, donde Jairo Zabala se ha ganado un hueco por meritos propios en la escena musical nacional como solista.

Sonorama como estado de ánimo

Lo difícil es llegar hasta este punto con vitalidad, detrás de una cara como la que puede ser la de Javier, hay un equipo humano, una ciudad que se vuelca para que todo salga bien (lejos quedan esas primeras ediciones donde los propios vecinos abrían sus casas para que los visitantes pudieran descansar y disfrutar de la música) y un evento que devora (en el buen sentido de la palabra) una Aranda del Duero que se convierte en epicentro musical de España por unos días.

Un pequeño homenaje a la música española y una reconciliación con el resto de infidelidades musicales que podamos haber tenido a lo largo del año, un punto de encuentro intergeneracional, una posibilidad de turismo, un estómago agradecido, una invitación a los sentidos, unos brazos abiertos y la sensación de estar en un festival distinto. Sonorama es un estado de ánimo, un año más y ya van veinte. Sonorama es algo más que el trigo. Sonorama es Sonorama. Punto. No hay más.