¿Narrativa? ¿Cine? ¿Se encuentra el lector ante un libro para cinéfilos? Ciencia ficción que narra ciencia ficción. La revolución del género narrativo llega de la mano de Dana Spiotta. Inocentes y otras es la segunda novela de la autora presentada en España por la editorial Turner. Un libro escurridizo en su trama y no apto para todos los públicos. No porque contenga escenas de sexo salvaje, sino porque su estilo narrativo no es asequible para todos los lectores. El lector que pretenda leer esta novela tiene que ser consciente de la complejidad que va a suponer.

El séptimo arte
Si se quiere analizar de manera superficial, se diría que Inocentes y otras cuenta a través de una serie de relatos la historia de tres chicas y sus aventuras relacionados con el séptimo arte. Meadow y Carrie, dos amigas que habían crecido juntas en Los Ángeles y que encuentran en la comedia y en los documentales la pasión de su vida. Jelly se ve envuelta en un juego telefónico seduciendo a hombres de Hollywood. Todo transcurre a través del cine. El cine es el trasfondo narrativo de los relatos. La creatividad y la ambición artística se mezclan con las relaciones sociales. Una trama verdaderamente complicada y meditada.
A ritmo de storyboard
A simple vista no parece tan complejo el asunto. El problema, o la genialidad, se encuentra en la caracterización de sus personajes. Cada una narra su historia con un ritmo totalmente diferente. La vida de las tres protagonistas se entremezcla continuamente a lo largo del relato, mezclando al mismo tiempo, el ritmo y el estilo de cada una de ellas. ¿Qué existe y qué no existe? Jelly, una de las protagonistas más extravagantes, parece alejarse totalmente de la ficción. El lector se la encuentra como una figura de apariencia totalmente real. Nada más empezar el libro, uno se encuentra con la revelación de cómo una jovencísima Meadow mantuvo relaciones sexuales con Orson Welles hasta la muerte de este. Una narración para una revista de cine que descoloca al lector. Por supuesto, el relato es una ficción, algo que absorbe directamente al público. Mentira tras mentira como la vida misma.

Tras la pantalla
Dana presenta el cine como una manera para aislarse en uno mismo. El cine forja las opiniones de las protagonistas, su manera de ver y vivir el mundo, sus memorias… Pero vivir la vida a través de la gran pantalla es vivir en un engaño. Spiotta hace una crítica a la vida real a través de la ciencia ficción. Las cámaras disfrazan la realidad, la hacen agradable si es desagradable o viceversa para impactar al espectador. La cámara no es neutra. El séptimo arte no es neutro.
El miedo al caos
Sí. Esta reseña es un caos. No tiene sentido. No hay por dónde cogerla. Esta reseña es un reflejo de Inocentes y otras. Y es que, aunque toméis el libro, y veáis su encuadernación perfecta, su capitulación tan ordenada y clara, el caos reina en algunas partes de él. Los pensamientos de las féminas del libro están tan encriptados que nunca se llega a conocer cuál es el verdadero motor de sus acciones ni sus conflictos internos. Quizá sea un reflejo de cómo puede llegar a veces a ser el cine. La cámara es el hilo de la marioneta y el cámara el que controla nuestros actos, quién mueve tu cabeza en una dirección u otra para apartar la realidad que no interesa que se vea. El cine, la pantalla es un arma de doble filo. No hay que dejarse llevar por la ficción.
Lectores, no tengáis miedo. Tomar el libro y darle una oportunidad. Leer con otros ojos, descubrir la trama, odiar o amar a Spiotta. Conocer de verdad el cine. Entender que sin mago no hay magia.
