En los primeros compases de la novela se aprecian unas pinceladas de cómo es el infierno según su autor, Maiquel da Costa: los demonios comen en McDonald’s siendo atendidos por Hitler, consideran Mary Poppins como una película de terror y desayunan con café de comercio injusto. Existe una jerarquía entre los demonios, y Lucio, el demonio protagonista, se encuentra en un escalafón más bien inferior, pese a ser el supervisor de la península ibérica.
Pero el Gran Jefazo, el ente que los dirige a todos ellos, tiene una misión especial para Lucio, que le permitirá ascender a primera línea de la jerarquía: Tendrá que buscar y matar al nuevo Mesías, que ha aparecido en Madrid. La única pista de la que disponen es que está en un cuerpo adulto y que desprende un halo visible para cualquier demonio.
Lo que menos espera Eva, que es tatuadora y bajista en un grupo de deathcore llamado Cerebros lobotomizados, es que ella ha sido destinada a traer la salvación a este mundo gracias al don divino de Dios. Ajena al poder que está despertando en su interior, sus días transcurren entrenando artes marciales, ensayando con el grupo y teniendo diversos escarceos con el sexo opuesto.
Humor negro, historia y religión
Lucio asciende a Madrid, encontrando una ayuda inesperada en tres chicos satánicos, integrantes de un grupo de música llamado Moradores de Helheim que no dudan en servir al que consideran el mismísimo Satanás. La historia avanza a través de sus distintos personajes, haciendo especial mención al padre Ezequiel, un párroco capaz de distinguir a los demonios entre los hombres, y que armado con una talla de madera de la Virgen de la Almudena que contiene una escopeta recortada y sus 12 feligreses, todos ellos ancianos, salen a las calles a cazar demonios.
También se presenta a Dios, que pasa los días en su trono bebiendo mojitos, leyendo novelas románticas y esperando a que el nuevo Mesías traiga de nuevo la paz a la Tierra, mostrándose ligeramente despreocupado acerca de qué puede sucederle a Eva, pese a saber que en el infierno están deseando acabar con ella.
Un detalle curioso es que, intercalando la trama principal, encontramos una serie de relatos sobre la vida en el infierno de diversos personajes históricos: Enrique VIII, Nerón… y en los que se nos relatan las torturas a las que son sometidos por sus pecados terrenales. Pese a ser interesantes y que funcionan como un relato corto, sin perder el toque de humor negro que tiene la novela, da la sensación de romper un poco el ritmo de la trama, aunque la idea es buena.
Es inevitable no hablar del humor con el que está escrita la novela. Cuidado, porque no es apta para sensibles. Lucio, por ejemplo, no duda en utilizar sus poderes para sembrar el caos y lograr su objetivo (o incluso, por pura diversión) y algunas de las escenas descritas, por su violencia o por sus descripciones muy gráficas, son de las que te hacen torcer el gesto.
Muy aconsejable para los amantes del humor negro y de lo políticamente incorrecto, aunque por el argumento te da la sensación de que vas a leer algo parecido a la película española ‘El día de la bestia’ (1995) dirigida por Álex de la Iglesia pero al revés (recordemos que en la película un párroco descubría que el anticristo iba a nacer en Nochebuena en Madrid y se ayudaba de un heavy y un vidente televisivo para encontrarlo, cometiendo todo tipo de insensateces en el camino) pero el autor tiene un montón de ideas propias, y aunque se trata de una novela relativamente corta y sin demasiadas complicaciones, se nota el esfuerzo de Maiquel da Costa en ofrecer detalles sobre la religión, historia y pequeños guiños que hacen que no sea simplemente una novela de gags cómicos uno detrás de otro, despertando en el lector el interés de buscar más información sobre los seres que pueblan el infierno y sus historias.
Una novela ágil y original que cumple sobradamente su objetivo: divertir y entretener al lector.