¿Puede un empresario llegar a ocupar la Casa Blanca?. Donald J. Trump, el 45º Presidente de los Estados Unidos de América ha afrontado las horas previas a su toma de posesión con una sonrisa sardónica de satisfacción en su rostro mostrando al mundo la otra cara del «Yes, We can» de Obama de hace casi una década. El resultado de las elecciones de Noviembre todavía causa sorpresa y estupor a partes iguales, tanto a propios como a extraños. Mientras la calle y las redes sociales no dejan de gritarse unos contra otros consignas contrarias («Not my president» vs. «Make América Great Again»), el propio Donald ha acudido a su juramento con la responsabilidad y polémica de haber respondido a la pregunta contundentemente en las urnas: «Sí, he podido». Contra todo pronóstico, contra su rival Hillary Clinton y contra sus, a priori, propios aliados, el partido republicano.
El nuevo presidente de Estados Unidos, ha abandonado su lujoso triplex en la Torre Trump de la Quinta Avenida de Nueva York para acudir en Washington a una colección de actos protocolarios, muy propios de un país joven pero que se orgullece de su mismo. Hay pocas tradiciones, pero son sagradas. La primera de ellas es un oficio religioso en la iglesia de San Juan, al cual ha acudido Donald del brazo de su modélica (por su profesión, no por sus todavía escasos méritos como Primera Dama) esposa Melania Trump, que prefiere tener durante el mandato de su marido, un perfil más bajo que el de su antecesora en el cargo. Hoy se valorará a la nacida en Novo Mesto (actual Eslovenia) por sus silencios y por su iconoclasta vestido azul (sutil homenaje a Jackie Kennedy-Onassis) pero las palabras y actos de Michelle Obama van a perdurar más allá del día de hoy. Todas las crónicas son unánimes: el mundo ha perdido una Primera Dama de postín, pero quizá, parafraseando a los Clinton, quizá se haya ganado a una futura inquilina de la Casa Blanca. Tiempo al tiempo.
El nuevo orden mundial
Trump, protestante activo y presbiteriano convencido, a la salida del acto religioso ha recorrido las casi dos millas de distancia que le separaban del Capitolio andando en compañía de su predecesor en el puesto, un Barack Obama que abandona el Despacho Oval con una de las tasas más altas de popularidad de la historia de un presidente saliente mientras que The Donald entra y toma el testigo con un nivel de aprobación ridículo para un recién elegido como Líder Supremo. Nunca en una distancia tan corta, dos meses, ha habido un presidente que haya pisado más charcos en tan poco espacio. No solo han sido 800.000 (para los amantes de la estadística: menos que la mitad hace 8 años) los testigos que, a ambos lados de la Avenida de Pennsylvania, han vitoreado y vilipendiado al flequillo más mediático del último cuarto de siglo, sino también los millones de mensajes en redes sociales que han escudriñado a Donald (y lo seguirán haciendo) en los próximos cuatro años. Bienvenidos al Trending Topic más largo de la historia de Twitter: al menos 4 años.
Desde la la Fachada Oeste del Capitolio, a ojos del mundo (Hillary Clinton y Bernie Sanders incluídos) y sobre la Biblia de Lincoln, aquella que se compró sobre la marcha porque su Biblia personal nunca llegó a tiempo desde Illinois, Trump ha jurado su cargo bajo solemne defensa de la Constitución de los Estados Unidos y hasta el límite de su capacidad. Los ojos John Glover Roberts, Juez Presidente de EEUU y nombrado en época republicana por George Bush (hijo) han recorrido el enorme brazo derecho de Donald y ha recordado este mismo gesto en Barack hace menos de un lustro. La toma de posesión ha simbolizado el cambio que afecta la sociedad occidental hoy en día. Estados Unidos ha pasado del espigado brazo izquierdo de Obama a la robusta articulación diestra de Trump. Todo un símbolo ideológico, social y económico en dos fotografías tan similares para la cámara pero enfrentadas bajo el objetivo de la historia.
Es oficial, Donald J. Trump es 45º Presidente de los Estados Unidos de América, un Amo del Universo, tal como definió Tom Wolfe a lo largo de su carrera periodística, uno de esos seres capaz de definir con palabras el alma de un país en un momento determinado y llamar al poder con letras mayúsculas. Hoy hemos visto la incertidumbre en el rostro de todos los asistentes, las 21 salvas han sido el preámbulo de la fiesta que abre este nuevo periodo presidencial. ¿Puede un empresario llegar a ocupar la Casa Blanca? Hemos disfrutado con los fuegos artificiales esperando que al apagarse la luz de los castillos de polvora y los espectáculos de ruido, no torne la realidad en una enorme bola de oscuridad que haga que nos acordemos del número 44 y rogando por el número 46. Mientras el impeachment no sea una realidad, Donald J. Trump es la viva imagen del Sueño Americano. Su propio sueño.