Las series del cine

Los tiempos están cambiando. Los directores de cine comercial no están por la labor de crear nuevas historias, sino de continuar con algo ya creado y explotarlo hasta que no quede una gota. Esos años en los que la cartelera ofrecía nuevos largometrajes cada tres meses han quedado atrás.

Quizás sea porque empezar una producción desde cero cuesta lo suyo y lo que se pretende es hacer dinero fácil, o porque la imaginación de los creadores ha llegado a su culmen final. Lo que está claro es que este tipo de cintas están siguiendo el patrón de las series de televisión  que muchas veces acaba por agotar al espectador.

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Star Trek es una de las 15 sagas más largas de la historia con doce entregas || Fuente: Flickr

Hasta el infinito y más allá

El cine de hoy ya no sorprende. Si bien es verdad que cada secuela es capaz de incorporar, en el mejor de los casos, situaciones nuevas, el fondo de la historia es básicamente el mismo. Esto hace que los personajes de la historia estén desgastados y ya no posean la misma frescura que una vez hizo enamorar al público. Un ejemplo de esto es el personaje de Jack Sparrow, al que muchos críticos definen como un personaje sobrexplotado, muy predecible y que ha perdido la gracia. Pero los creativos del filme piensan otra cosa ya que no se plantean el futuro sin su protagonista.

Hay que saber dónde está el límite

La mayoría de las secuelas son peores que las originales, la calidad de la historia desciende y hace que el espectador termine cogiéndole asco al largometraje. Gran parte de estas producciones empiezan a entrar en un bucle en el que el propio hilo argumental se pierde, incluso pueden cometerse errores de guion. Al fin y al cabo son cintas que no aportan nada nuevo y simplemente es un número más de una colección demasiado extensa.

Desde que el cine diera comienzo, en los últimos años del siglo XIX, se han visto numerosos títulos en pantalla. De todos ellos se han detectado quince sagas que  llegan a superar las seis  entregas. Dependiendo del éxito que tenga en taquilla una película tendrá una o varias secuelas. Si el largometraje tiene una buena acogida el director no se plantea cambiar nada, porque de lo contrario estaría tirando a la basura un proyecto que funciona a la perfección. El problema reside en el agotamiento progresivo de la trama.

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Marvel también tiene el récord por crear secuelas para cada superhéroe || Fuente: Flickr

El público manda

El factor principal que hace que un filme tenga más de una entrega son los espectadores. Se crean porque el individuo quiere saber que es lo que le va a pasar al protagonista próximamente. O también porque la cinta original deja algunos flecos sueltos a propósito para que sean resueltos en las películas venideras.

En cualquier caso este sistema que está siguiendo Hollywood parece no tener fin. Ya no se distingue entre película y serie de televisión porque acaban siendo lo mismo. Ahora mismo estamos en una época en la que la creatividad ha sido relevada a un segundo plano, si no es que ha muerto ya. El dinero es lo que realmente mueve la industria.

Si hay una palabra que define perfectamente a la mayoría de estas extensiones audiovisuales es «innecesaria». Al final lo único que genera en el espectador es una gran confusión mental. Si las secuelas son muchas, la persona tiene que hacer un gran esfuerzo por recordar lo que ha pasado anteriormente. Y esto se complica teniendo en cuenta que entre película y película pueden haber pasado varias décadas. Por esta razón varios actores pueden interpretar un mismo personaje.

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James Bond ha sido interpretado por varios actores durante todos los años que se han hecho películas del agente secreto || Fuente: Youtube

El cine ha dejado de cumplir la función educativa y su expresión artística está desapareciendo. Cada vez más se observa que esta subyugado al mundo empresarial. Se hacen películas para sacar dinero y no por amor al arte. Ya no hay una historia verdadera detrás, lo único que hay son intereses económicos. Prueba de ello también existe en el merchandising del largometraje, productos inútiles para obtener más ingresos.

Al final la economía lo destruye todo, ya sea con respecto al ámbito medioambiental, cultural…. El ser humano es corrupto e insaciable por naturaleza y va a hacer lo que sea necesario para obtener más poder sin importarle la destrucción de su propio legado, de su propia existencia.