El estreno del documental Janis ha devuelto a la actualidad, suponiendo que alguna vez se hubiera apartado de ella, a la genial artista tejana. Janis Joplin es considerada la primera mujer estrella del blues y del rock. Su personalísima voz, energía y magnetismo en el escenario hicieron de ella un mito de la música que permanece imperecedero cuarenta y seis años después de su muerte.
Janis Lyn Joplin nació en Port Arthur, Texas, el 19 de enero de 1943, hija de Seth y de Dorothy y hermana mayor de Michael y Laura. En su infancia desarrolló un carácter introspectivo que dificultó la relación con sus padres. Pero sus complejos y sufrimientos nacieron en la adolescencia cuando comenzó a engordar y su rostro quedó marcado por el acné. Las continuas burlas y la discriminación de sus compañeros de clase provocaron en ella una profunda herida.

Quizás, empujada por esa situación, Janis trabó amistad con un grupo de marginados. Con ellos comenzó a escuchar discos de intérpretes negros de blues como Leadbelly o Bessie Smith. Esta última ejerció una influencia capital para que Janis decidiera dedicarse a cantar. Fruto de ello, comenzó a actuar por los bares de su zona.
La rebelde e inadaptada adolescente iba madurando en su interior la idea de que la música era su pasión y su vocación. Así, continuó su particular aprendizaje autodidacta sumergiéndose en el ambiente de los tugurios de Luisiana, donde el blues y el jazz eran una religión. Dichos clubes, en los que reinaba el ambiente afroamericano, apenas eran frecuentados por jóvenes blancas.
Alrededor de 1961, y coincidiendo con su etapa en la Universidad de Texas en Austin, empezó a cantar de forma habitual en locales de esa ciudad, acompañada en bastantes ocasiones por la banda de los Waller Creek Boys. En estas actuaciones ya exhibió una voz prodigiosa e impactante.
El público veía a una adolescente de raza blanca capaz de cantar temas de blues con gran calidad. Algo impensable hasta la fecha. Había nacido una intérprete única e irrepetible. Simultáneamente fue desarrollando una intensa relación con la bebida, uno de los pocos amantes fieles que no le causarían dolor. Joplin había encontrado en la música, y quizás en el alcohol, su espacio vital, su refugio en el que cobijarse de los padecimientos que le infligía su existencia.
San Francisco, edén e infierno
Janis Joplin poseía desde muy joven un espíritu transgresor y contestatario que chocaba con las rígidas normas sociales de su tierra. Sentía que su hogar se situaba lejos de esa América profunda y conservadora. Así las cosas, en 1963 se trasladó a vivir a San Francisco, némesis urbana de su alma. Allí se introdujo de lleno en la comunidad hippie y en los movimientos contraculturales, de los que se convirtió en un icono.

Dio rienda suelta a sus instintos musicales, afectivos y sexuales tanto con hombres como con mujeres. Además, grabó un disco casero con su amante Ron «Pigpen» McKernan, futuro miembro de The Grateful Dead; con Jorma Kaukonen, quien será el guitarrista de Jefferson Airplane, y con Margareta Kaukonen.
Éste es un periodo de libertad sin límites, de relaciones volátiles y de grandes excesos en los que camina por el lado salvaje y hedonista de la vida. Las drogas y el alcohol deterioraron su salud hasta dejar su peso en apenas 35 kilos. Janis Joplin trató de llenar así, sin conseguirlo, un vacío sentimental y una sensación de soledad que la desgarraban internamente. En esos momentos se asomó a un precipicio que trató de eludir retornando a su Port Arthur natal. Allí, en 1965 reanudó sus estudios universitarios y planeó casarse con una nueva pareja, Arthur LeBlanc. Pero, como solía ser una constante en su vida, la relación se rompió.
La «Bruja Cósmica», que había conseguido desintoxicarse, decidió volver a la ciudad californiana de la mano de un amigo llamado Chet Helms. Este es manager de los Big Brother and the Holding Company e invitaría en 1966 a Joplin a incorporarse al grupo. La unión resultó muy fértil en forma de un primer álbum. La dimensión artística de Janis Joplin continuaba creciendo.

Era habitual encontrarla cantando junto a colegas psicodélicos de formaciones como The Grateful Dead o Jefferson Airplane en salones de baile como el Avalon Ballroom propiedad de Chet Helms o en espacios al aire libre, como Haight-Ashbury o el Golden Park, próximo a su domicilio. Janis Joplin se sentía muy cómoda en los conciertos en directo porque consiguía una comunión extraordinaria con el público.
El éxito y los demonios de Janis Joplin
Uno de los momentos más importantes de su carrera llegaría en junio de 1967 con el Festival Monterrey Pop, al que acudieron más de 200.000 personas. Allí compartió cartel con Jimi Hendrix, The Who y Otis Redding. La actuación de Joplin junto a sus Big Brother, sobre todo la versión que realizaron del «Ball And Chain», un tema clásico de blues de Big Mama Thornton, puso a los asistentes, crítica e industria a sus pies. Tanto que fueron contratados por Albert Grossman, productor de Bod Dylan. En 1968 grabaron su primer álbum, Cheap Thrills en Nueva York.
La acogida fue arrolladora, convirtiéndose en tres días en disco de oro y superando el millón de ejemplares vendidos en un solo mes. Pero el emergente protagonismo y la fama de Janis Joplin generaron fricciones con el resto de la banda. Y por si esto fuera poco, la vocalista deseaba aproximarse a sus géneros preferidos, el blues y el soul, y alejarse de los ritmos psicodélicos que había venido cultivando hasta la fecha. Su abandono de los Big Brother se materializaría ese mismo año. Posteriormente, Joplin creó el conjunto llamado Kozmic Blues Band, componiendo el disco, I Got Dem Ol’ Kozmic Blues Again Mama!
Opening del festival de Woodstock, 1969 || wikipedia.org
Las críticas fueron demoledoras, llegando a considerarla la «Judy Garland» del rock. Sus seguidores estaban acostumbrados a sonidos más duros y estridentes. Janis Joplin sólo encontraría consuelo en la heroína, de cuyas garras ya no podría escapar. Buscando una bocanada de aire fresco, se trasladó a Europa donde quedó encandilada con la fidelidad y entrega del público que asistía a sus conciertos.
A su regreso a Estados Unidos, intervinó en agosto de 1969 en el Festival de Woodstock, cosechando una actuación memorable en la que tuvo que realizar dos bises de las canciones «Ball and Chain» y «Piece of my heart». Pero a finales de 1969 abandonó Kozmic Blues Band por falta de empatía con sus colegas y su brutal dependencia de las drogas, que la habían sumido nuevamente en un gran deterioro físico.
La solitaria muerte de Janis Joplin
Tras volver de un viaje de descanso por Brasil junto a una amiga y un novio ocasional, David Niehaus, fundó en 1970 la formación Full Tilt Boogie Ban. Se trasladó a Los Ángeles para grabar el disco Pearl, apelativo con el que ella era conocida en su círculo de amigos. La «Dama Blanca del Blues», desenganchada de la heroína, atravesaba un momento de estabilidad emocional acompañada de Seth Morgan, su enésima pareja.
Sin embargo, todo se vino abajo en la madrugada del domingo 4 de octubre del citado año. Seth incumplió la promesa de visitarla en la sesión de grabación del viernes 2 de octubre y permaneció al día siguiente en el domicilio de Janis Joplinen compañía de otras mujeres.
Joplin, que supo de lo ocurrido, abandonó contrariada el estudio de grabación. Se marchó a tomar unas bebidas en compañía de músicos con los que había estado trabajando. Posteriormente se dirigió a su hotel, el Landmark Motel. Allí, en la habitación 105, en torno a la 1.40 de la madrugada del domingo, la cantante cayó derrotada por sus dos grandes enemigas, la soledad y la heroína. Como solía manifestar: “hago el amor con 25.000 personas en el escenario, pero luego duermo sola”.
Su voz se apagaba, pero nacía el mito. Falleció con 27 años, incorporándose al tristemente conocido Club de los 27 tan solo dieciséis días después de que ingresara en él otra leyenda, Jimi Hendrix. Pero el destino le tenía guardada una última sorpresa. Al día siguiente de su óbito se recibió en la recepción del hotel un telegrama enviado por una de sus exparejas, el empresario David Niehaus.
El contenido del mensaje rezumada amor y afecto: “Te echo mucho de menos. Las cosas no son iguales cuando estás solo. Me podría reunir contigo en Katmandú cuando quisieras, pero a finales de octubre es la mejor temporada. Te quiero nena. Más de lo que tú sabes”. Quizás, Janis Joplin estuvo toda su vida esperando que un hombre, o una mujer, expresara esos sentimientos hacia ella. Desgraciadamente, esas palabras llegaron un día tarde. Nunca se sabrá que habría sucedido si la intérprete lo hubiera leído.

Pearl, su disco póstumo, logró un extraordinario éxito alcanzando el número 1 en las listas de ventas con el sencillo Me and Bobby McGee. Probablemente, los temas de este álbum sonaron en la fiesta que se organizó en su memoria, según había dejado indicado en su testamento Janis Joplin, previendo su fatal destino, y para lo cual había destinado 2.500 dólares. La celebración contó con la asistencia de unos 200 amigos suyos y en ella se degustaron pasteles elaborados con hachís.
A pesar de su corta carrera profesional, 9 años aproximadamente, su legado compuesto por cuatro discos de estudio y siete en directo resulta capital para la historia de la música. Así, su influencia marcó el camino a varias generaciones de artistas y allanó especialmente el terreno de las intérpretes femeninas. Gracias, Janis.