2016 fue un año de malas y buenas noticias; con la necrológica en la mano, más malas que buenas. No obstante, siempre hay motivos de celebración con los que consolar las pérdidas. En noviembre del año pasado se celebró el noventa cumpleaños de una gran persona, tan grande como su obra. José Manuel Caballero Bonald cumplió noventa años entre un embravecido mar de malas noticias. El poeta jerezano, poseedor del Premio Cervantes, continúa con entrevistas y nuevas ediciones su inquebrantable legado. Examen de ingenios, su próxima obra, será publicada en la primavera de 2017. La máquina sigue engrasada con perfecta precisión.

Vida de Caballero Bonald
La vida de Caballero Bonald ha estado envuelta en el eclecticismo intelectual propio del siglo pasado. Nació el once de noviembre de 1926 de padre cubano y madre francesa. Estudió Filosofía y Letras en Sevilla y recaló en Cádiz para estudiar Náutica. Su pasión por la literatura fue precoz, su primera obra vio la luz en 1952 con título Las adivinaciones. Más tarde, ejerció la docencia en Latinoamérica. En 1961 publicó su primera novela llamada Dos días de septiembre, y fue galardonada con el Premio Biblioteca Breve.
Fue miembro del movimiento de la Generación del 50. Compartió vivencias con otros como Juan Goytisolo, Sánchez Ferlosio o Fernando Quiñones, también gaditano. En su currículo también aparece la docencia universitaria en Estados Unidos. No solo eso. Además fue experto flamencólogo y productor musical del sello Ariola. Su mayor logro fue encauzar a Luis Eduardo Aute al mundo discográfico tras su negativa inicial a RCA. La obra magna de Caballero Bonald en este campo salió en 1968. Archivo del cante flamenco cuenta con un exhaustivo seguimiento del arte jondo por toda Andalucía, con horas de grabaciones de campo.
Obra de Caballero Bonald
Si bien varios títulos novelísticos de Caballero Bonald son de recomendada lectura, su producción es escasa. Ha conseguido a lo largo de su carrera dispares galardones literarios de segunda categoría. Entre otros, el Ateneo de Sevilla por Toda la noche oyeron pasar pájaros y el Premio Barral por Ágata ojo de gato. De igual modo, Bonald ha incurrido en el género del ensayo con obras de la talla de Narrativa cubana en la Revolución o Sevilla en tiempos de Cervantes.
La pasión de Caballero Bonald, como no puede obviarse, es la poesía. En 1969 publicó una primera recopilación de sus poemas de juventud titulada Vivir para contarlo. Entre sus temas predilectos, impera el amoroso. Su pluma atina versos que recuerdan al Vicente Aleixandre de La destrucción del amor:
Amor, primera forma de vivir, escucha:
¿eres tú la tristeza que enciende mi destino,
o acaso sólo existes desde un ser que sonríe
mientras tiemblan sus ojos esperando en los míos remansarse?
En 1997, publicó una estupenda antología titulada El imposible oficio de escribir. Asimismo, comenzó hace veinte años a escribir sus memorias. Hasta la fecha, dos entregas componen esta recopilación escrita de sus andanzas. En 2010, se recogieron en La novela de la memoria.

Caballero Bonald ha sido un artista ampliamente galardonado. En 2004 le fue otorgado el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana por el conjunto de su obra. Del mismo modo, en 2005 se le reconoció su calidad literaria con el Premio Nacional de las Letras Españolas. Al año siguiente firmó su palmarés idóneo con el Premio Nacional de Poesía, gracias a su Manual de infractores. Seis años más tarde, su Premio Cervantes sentenció un legado de primera clase en el Olimpo de los grandes de España.
Y a día de hoy, con noventa recién cumplidos, resiste de forma estoica este caballero. Este gran Caballero de la poesía y el cortejo milenario. Amigo de sus amigos, José Cela y Vargas Llosa entre ellos, José Manuel Caballero Bonald es una de las muchas razones que alegraron el 2016. Alegría por la vida y por la buena literatura. No hay dos sinónimos más acertados.