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Animales, los esclavos del cine

El ser humano, como especie dominante que es, siempre ha estado en la cima de la pirámide de la vida. El egocentrismo más absoluto y exagerado corre por sus venas. Desde que aprendió a domar a los primeros caballos en la época prehistórica, los utilizaba como medio de transporte o de carga.  Ello dejaba entrever el futuro que le esperaba a cualquier ser vivo que no fuera humano.

Los años siguieron pasando y los humanos aprendieron a someter a otras especies bajo su control. En la actualidad esta capacidad del ser humano es usada para otros ámbitos de la vida. El más conocido es el uso de animales con fines de entretenimiento en espectáculos en vivo, en televisión o en cine.

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En una escena de ‘Oldboy’, para vengarse un personaje, se come un pulpo vivo. Se utilizaron cuatro pulpos para realizar la escena || Fuente: Youtube

Los animales son el «último mono» de la película

Desde los comienzos del séptimo arte los directores han utilizado animales de carne y hueso para dar a las historias más realismo y respetar el guion lo más posible. Para conseguir que estos seres vivos muestren una acción realista los productores contratan entrenadores especializados que acaban enseñando a base de palos o privando al animal de comida.

Hay que entender que son seres pacíficos y un estudio de cine no es su hábitat natural. Por ello, estas situaciones llevan al animal a una situación de estrés que acabará provocándole la muerte. Los casos así son tan numerosos que es imposible contarlos con los dedos de la mano.

En este video se ve como el perro de la película Tu mejor amigo, estrenada en enero de 2017, es obligado a realizar una escena en contra de su voluntad.

Incluso en películas destinadas al público infantil y juvenil se han presentado situaciones como esta. Por ejemplo en la cinta Snow Buddies de Disney. Muchos de ellos fueran utilizados a pocas semanas de nacer, sin respetar el  tiempo ideal para separarlos de sus madres. Al menos cinco de ellos murieron.

Las escenas de batallas son muy aclamadas pero tienen su riesgo. En 1936 el largometraje The charge of the light brigade representó una de estas situaciones, y en este caso los caballos que montaban los actores se llevaron la peor parte. Muchos de ellos tuvieron que ser sacrificados, ya que para simular el efecto de los disparos durante la batalla, se colocaron tendidos de alambre para que los caballos y jinetes cayeran de una forma realista. Además un doble de riesgo falleció durante la secuencia. Este hecho mejoró algo las leyes de protección de los animales en estos casos.

Un hecho relacionado, pero más actual, es el que ha ocurrido con la última entrega de Piratas del Caribe. El motivo fue una denuncia puesta por PETA (People for the Ethical Treatment of Animals), a raíz de unas declaraciones de Kaya Scodelario. La actriz desveló el deplorable estado de salud del mono capuchino, que interpreta a Jack, durante el rodaje.

El ordenador salva vidas

El cine actual se basa en su mayoría en el CGI y la captura de movimiento. Esta técnica se ha usado en la versión live action de El Libro de la Selva, estrenada en 2016. Gracias a ella no se tuvieron que utilizar animales reales en la producción. Y además ha abierto el debate sobre el uso de los animales en la industria y las pésimas condiciones que son forzados a aguantar.

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En el Ben Hur de 1959 se utilizaron 2.500 caballos, de los que murieron 100. En la versión de 2016 las tomas peligrosas se recrearon digitalmente || Fuente: Youtube

Parece que los animales están cada vez más cerca de ser libres y no meros títeres a las órdenes de un humano. Y cada vez hay menos de carne y hueso. De hecho la versión en acción real, que Disney estrenará en 2019, empleará la misma técnica que El libro de la Selva. Parece que los creativos de los largometrajes están aprendiendo la lección.

El hombre siempre ha mantenido su estatus de ser superior, nunca se ha caracterizado por el respeto a la naturaleza y a los seres que viven en ella. Afortunadamente el dominador está aprendiendo poco a poco a respetar la vida, y a no ser el centro del mundo. Esa es la única manera  de prosperar como especie y avanzar hacia un futuro  en paz y mejor para animales, vegetación y seres humanos. Este es el inicio del camino pero aún queda mucho por recorrer.