Todos los años, con la llegada del invierno, se puede ver en hospitales y centros de salud la recomendación de la administración de la vacuna contra la gripe para personas en riesgo: embarazadas, mayores de 65 años, personal sanitario y penitenciario, etc.… Pero conozcamos algo más de este pequeño visitante que se manifiesta todos los inviernos.
El virus de la gripe, o virus influenza, es un virus RNA de cadena simple que pertenece a la familia de los ortomixovirus. Fue aislado por primera vez en 1933 por Wilson Smith.
El virus de la gripe es probablemente uno de los virus más conocidos. Es una de las enfermedades más comunes en nuestro entorno, lo que hace que haya veces que olvidemos que también presenta una mortalidad asociada que sobre todo afecta a los grupos de riesgo antes mencionados.
El virus presenta tres tipos: A, B y C. Cada uno tiene una composición genética ligeramente diferente. Las epidemias estás causadas generalmente por los tipos A y B. El tipo A presenta a su vez distintos subtipos. Además el virus de la gripe no afecta solo al ser humano, sino que es capaz de infectar a otros animales como el cerdo, los caballos, los patos y otras aves.
Ya en el año 412 a.C. Hipócrates describe algo similar a una epidemia por el virus de la gripe. A partir del año 1170 existen registros de una enfermedad de estas características en Europa, seguida de otras descripciones durante la Baja Edad Media.
Hacia 1580, ya en la Edad Moderna, se produjo la que está considerada como la primera pandemia de gripe. Es conocida con el nombre de “El Gran Catharro” y el origen se piensa que se localizó en Asia, de donde paso a Europa y América. España se vio gravemente afectada, en especial Madrid y Barcelona. Como consecuencia de la enfermedad falleció Ana de Austria, cuarta esposa del rey Felipe II.
En el año 1918 se produjo otra de las pandemias de gripe más importantes. Aun hoy se desconoce su origen, a pesar de que es una de las más famosas pandemias. Se la denominó como “la gripe española”, pero no porque el origen se localizara en dicho país.
El motivo fue bien distinto. Debido a que Europa se encontrada sumida en la Gran Guerra y tanto la gripe como el conflicto bélico estaban causando un número elevado de bajas, se prohibió que los medios hablasen sobre la epidemia. Sin embargo España no estaba sumida en el conflicto por lo que no existía censura en los medios respecto al tema. En ellos se hablaba de la epidemia y sirvieron como fuente de información para el resto de Europa. Las estimaciones indican que el virus de la gripe mató a más personas que la propia guerra.
Otras epidemias especialmente generalizadas o graves han sido la de 1957, llamada “la gripe asiática”, la de Hong Kong de 1968 y la rusa de 1977. Mención aparte merece la pandemia de gripe del año 2009, conocida como gripe A.
El problema en 2009 se encontraba en que el virus circulante nunca se había identificado como causante de enfermedad en el hombre, demostrándose que no presentaban anticuerpos protectores frente al virus existiendo escasa o nula inmunidad frente al virus. El virus dio un salto de los cerdos a los humanos. Cuando la OMS declaró la pandemia en junio de 2009 un total de 74 países habían notificado infecciones confirmadas. Se dio un cambio en el patrón de la mortalidad, siendo la mayoría adultos jóvenes sin otras enfermedades asociadas. El fin de la pandemia se saldó con más de 16000 muertos.
La medida preventiva más eficaz contra la gripe es la vacunación. Esta vacuna, a diferencia de otras que se administran, es reformulada todos los años para adaptarse a las posibles mutaciones que pueda sufrir el virus. Es por eso que, en este caso, resulta necesario repetir la vacunación todos los años. Con la llegada del invierno el virus volverá a aparecer, como lleva haciendo desde hace siglos, pero ahora podemos luchar contra él y acabar ganando la batalla.