Quiénes quieren tu sangre: hemoartículo de Mo Yan y Polanski a Pizarnik y Lorca

El corazón es como un puño envuelto en sangre. Era este el símil empleado por el buen doctor Larry Grai, interpretado por Clive Owen en la afamada película del 2004, Closer. Precisamente ese líquido que este órgano vital, y tan artísticamente romántico, bombea ha sido el néctar perseguido por muchos y salvaguardado por otros tantos a lo largo de la Historia. Pero no solamente hay sitio para los pálidos vampiros, sino también para médicos, torturadores, el prepucio de Cristo, las vírgenes y Lorca.

Medicina en la sangre: hemofilia

La hemofilia, citando al Diccionario de la Lengua Española, es la “enfermedad hereditaria, caracterizada por la deficiencia en los mecanismos de coagulación de la sangre, lo que motiva que las hemorragias sean copiosas y difíciles de detener”.

sangre, prepucio cristo
La circuncisión del Señor. || taringa.net

Quizá sea una palabra que suene muy a siglo XX y a avances médicos, pero en realidad esta afección fue descubierta ya en el siglo II, pues fue una dolencia con la que tuvieron que lidiar los rabinos judíos de la época. La circuncisión, del latín “circumcidere”. O lo que es lo mismo, “cortar alrededor”. La práctica dio como resultado la muerte de muchos recién nacidos desangrados tras haberles sido seccionada una parte del prepucio del pene.

Tras mucha observación, una de las tácticas de la milenaria Medicina, los rabinos resolvieron que esto solo acontecía en algunas familias concretas. Además, este sangrado se percibía entre primos y, especialmente, a través de la rama materna. Esto es, si los hijos de las hermanas de la madre se habían desangrado hasta morir, entonces el bebé a circuncidar era descartado para la operación.

Como dato curioso Cristo fue circuncidado como judío que era. En Navidad se celebra su nacimiento, momento en el que se realizó esta operación. Por supuesto, el prepucio de Jesús fue considerado como reliquia sagrada y se sumó a los otros cientos de miles de huesos y miembros que la Iglesia conserva. Durante el Renacimiento, un total de 12 iglesias distintas afirmaron estar en posesión del mismísimo santo prepucio.

En el 2014 el Museo Judío de Berlín lanzó la exposición de singular nombre, “¡Córtalo!”, dedicada a cuadros y curiosidades donde se recoge tan delicada operación.

La sangre en baile: vampiros disparatados

Si ha habido en la Historia de la Literatura tantas referencias a Drácula, su sensualidad y su misterio, cabe ahora dirigirse a unos vampiros más especiales. No solo seriedad se extrae de estos personajes. Los vampiros son las figuras amantes de la sangre por antonomasia, compitiendo con los actuales hematólogos.

Roman Polanski, antes de la maestría de Repulsión, El quimérico inquilino o la más reciente La Venus á la fourrure, fue el director de El baile de los vampiros. El título en inglés, el original, es mucho más alocado: Pardon me, but your teeth are in my neck. Esto es, «Lo siento pero tus dientes están en mi cuello”.

Aquí se puede observar el trabajo de Sharon Tate, la hermosa esposa de Polanski que fue brutalmente asesinada por la familia Manson. Este hecho sumió en la penumbra y en la soledad al director de origen polaco, hasta regresar con un tono más adusto en sus películas, que dista mucho de la jocosidad de El baile de los vampiros.

La sangre como premio: Mo Yan

El título El suplicio del aroma de sándalo, novela de Mo Yan ganadora del Nobel de Literatura de 2012, puede evocar cierto carácter sensual. Quizá el torturado se enfrente al suplicio de tener próximo a él a una mujer de cabello espeso y aromático, quizá el romanticismo tiña las páginas de dicha novela… nada más lejos de la realidad. Sin rodeos: Mo Yan con este título se refiere al arte del empalamiento que tan bien llevó a la práctica el infame Vlad Tepes, inspirador de la figura del conde Drácula.

El título sugiere un tipo de ejecución consistente en atravesar al individuo con un palo introducido por el ano para salir por la garganta. En el caso de la novela del Nobel, el palo debe estar pulido con la madera de sándalo y embadurnado del más delicado y aromático aceite, antes de penetrar por el ano del poco afortunado Sun Bing.

La sangre, El suplicio del aroma de sándalo
Portada de El suplicio del aroma de sándalo. || Alicia Louzao

Más allá del título, y con respecto a la sangre, la novela conforma toda una enciclopedia realista-mágica de torturas chinas de todos los estilos. No obstante, la que otorga su nombre es un suplicio puramente europeo que llevan a la práctica los personajes para impresionar a uno de los generales imperantes, de origen alemán.

Uno de los peores castigos, y que mejor exhibe el verdugo oficial Zhao Jia, es el desollamiento. Esta práctica consiste en arrancar la piel del torturado muy finamente, sin tocar en absoluto los vasos sanguíneos. Un solo corte a una de las venas resultaría en la muerte directa del condenado. Así, el verdugo rememora en el libro a todos los desdichados que pasaron por sus manos y cómo sus órganos quedaban expuestos lentamente, sin piel alguna, mientras agonizaba.

Está claro que esta novela de Mo Yan no es apta para todos los estómagos. Sus imágenes descarnadas pueden provocar en el lector alguna que otra desviación ocular.

La sangre de las más jóvenes

Por supuesto, si hubo de sacar a colación el nombre del afamado Vlad Tepes, también hay que mencionar a la condesa sangrienta. El príncipe rumano tuvo a su predecesora histórica, la húngara Isabel Báthory de Ecsed.

La condesa Bathory
La condesa Bathory, 1585. || wikipedia.com

La temible aristócrata ostenta el récord Guinness de la mujer con más asesinatos a sus espaldas de la historia, contando con alrededor de 650 muertes. Su mayor obsesión era la preservación de la juventud y la huida de la vejez. En los actos de la condesa se puede entrever un romántico collige virgo rosas junto con un desesperado tempus fugit al estilo más gore.

Eso que tanto cantaron los renacentistas y que luego los barrocos recogieron, pero sumándole un punto más dramático:

coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto, antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre…”

Esto decía Garcilaso, a lo que Góngora respondía, ya en el barroco:

“Goza cuello, cabello, labio y frente,
Antes que lo que fue en tu edad dorada
Oro, lilio, clavel, cristal luciente,

No sólo en plata o vïola troncada
Se vuelva, más tú y ello juntamente
En tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.”

La condesa parece que se tomara muy en serio la advertencia de los poetas españoles y, como receta de la más pura y alocada homeopatía, se bañaba en la sangre de sus pobres víctimas. Anhelaba con ello prender con sus dedos un poco de esa juventud que comenzaba a huir.

Alejandra Pizarnik dedicó un ensayo a esta desesperada y sanguinaria mujer. En él repasa el tipo de torturas empleadas por Isabel, entre las que destaca la figura de la “Virgen de Hierro”. Esta consistía en un molde gigante con forma femenina en donde se encerraba a la víctima. De los senos de la estatua emergían unos punzantes hierros con los que la joven se desangraba hasta morir.

Oda a la sangre: Federico García Lorca

Además de ser bombeada por el corazón, la sangre sirvió como elixir de juventud y fue derramada en vano debido a las extravagancias de personajes históricos. Por desgracia, en la actualidad todavía es derramada.

Lorca retrató la muerte, la pasión y el amor a través de la sangre, de sus impulsos. Posteriormente la directora Paula Ortiz llevó a la pantalla, casi íntegramente, el texto de Lorca en su película titulada La novia.

Como decía la Madre de la obra de Lorca Bodas de sangre, ante la muerte de su hijo:

«Por eso es tan terrible ver la sangre de una derramada por el suelo. Una fuente que corre un minuto y a nosotros nos ha costado años. Cuando yo llegué a ver a mi hijo, estaba tumbado en mitad de la calle. Me mojé las manos de sangre y me las lamí con la lengua. Porque era mía. Tú no sabes lo que es eso. En una custodia de cristal y topacios pondría yo la tierra empapada por ella.«

En la obra de Lorca la sangre es el tema central que empapa los acontecimientos: la pasión por otro hombre, el carácter visceral de Leonardo, la desgracia… todo lo mueve ella y todo lo plaga de símbolos: “Con alfileres de plata/ mi sangre se puso negra”.

Tras este repaso, solo queda levantar los vasos con un Bloody Mary. La bebida toma el nombre de María la Sanguinaria, culpable de la matanza de unos 300 religiosos, con el objetivo del restablecimiento de la religión católica en Inglaterra. Mientras que el zumo de tomate y el vodka resbalan por los gaznates, el lector podrá sentirse un poco Béla Lugosi. Pero cuidado con los colmillos.

sangre, bela lugosi drácula
Bela Lugosi como Drácula. || YouTube
Alicia Louzao

Exácticamente soy licenciada en Filología Hispánica y Filología Inglesa con Máster en Literatura. Los momeraths me llevaron de Madrid a Londres. Hago mi tesis doctoral sobre la literatura de los Siglos de Oro.