La época colonial se caracterizó por su peculiar estilo arquitectónico, que dio fruto a lugares de interés cultural como el Parc Samà. Este enclave está situado en la comarca costera tarragonesa de Baix Camp – Bajo Campo en castellano – , al sur de Cataluña, muy cerca del municipio de Cambrils.
Catorce hectáreas conforman este jardín histórico que merece la pena visitar, para dar un paseo y perderse contemplando su arquitectura y su flora y fauna.
La historia del lugar se remonta al comienzo de la plantación del parque en el año 1881 promovido y realizado por Salvador Sama y Torrens, Marques de Marianao (1.861-1.933) , heredero de una familia indiana catalana afincada en Cuba. Su intención fue la de reconstruir el encanto de la colonia perdida en su tierra. Para ello encargó el proyecto a un conocido maestro de obras de la época, Josep Fontserè, autor de nada menos que el Parque de la Ciudadela de Barcelona con Antoni Gaudí como ayudante.
Se llevó a cabo mediante una composición por ejes ordenados por caminos con árboles siguiendo la estela de los mismos y los elementos que destacan arquitectónicamente, como la Casa-palacio, el Lago-estanque , la Torre Angulo y la Cascada se separaron mediante grandes espacios abiertos repletos de vegetación exótica y de fauna acostumbrada a los visitantes como los pavos reales que se pueden apreciar a lo largo de la visita.
Cabe destacar, también, que originariamente existía un zoo del cual sólo quedan algunos restos, pues fue destruido durante la Guerra Civil Española.
La parte más llamativa del lugar es el lago, que viene acompañado de su canal y de su cascada, cuya superficie ocupa una hectárea, en el que hay islas comunicadas por puentes construidos de cemento que imitan a la madera de los puentes de la época. De las tres islas que hay, la central es la más sugerente, ya que de ella emana una montaña que en lo alto tiene un templete que hace de mirador, completamente accesible e indispensable para ver desde un sitio elevado todo el conjunto. En su interior una gruta excavada pone la nota final al enigmático lugar.
Además, el agua que emana de la cascada es la que abastace de agua a todo el lago. Este agua proviene de una mina subterránea que fue diseñada para que sirviera de manantial que permitirá regar todas las especies del parque. Es el lugar dónde nace la vida en el Parc Samá.
Parc Samà es un recoveco algo olvidado y poco anunciado, que permite echar un vistazo a la época romántica de finales del siglo XIX, un proyecto que aún vive de alguien que ya no lo hace, en el que se invirtieron muchas horas de esfuerzo y muchos recursos económicos, para que ciento cincuenta años después siga reluciendo como el primer día.
Como curiosidad, Parc Samà ha servido de escenario para conocidas campañas publicitarias como la que aparece bajo estas lineas y en la que se puede apreciar parte de la casa-palacio.