Noches blancas en San Petersburgo

A finales de Junio, en ciertos puntos geográficos de nuestro planeta cercanos a círculos polares, tiene lugar un fenómeno atmosférico que se caracteriza por la ausencia de oscuridad total a lo largo de la noche. San Petersburgo es probablemente el mejor lugar donde disfrutar de las noches blancas, como popularmente se conoce este acontecimiento.

Esta ciudad y este fenómeno sirven a Fiódor Dostoyevski para situar su segunda composición en 1848: Noches Blancas. En este caso la obra se sitúa a caballo entre el relato largo y la novela corta con 60 páginas aproximadamente.

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Noche blanca en San Petersburgo

Esta famosa novela está narrada por el protagonista, un hombre sin nombre, solitario. Un soñador que se siente conectado a toda la ciudad, a las casas y a la gente, aunque no conozca a nadie, haciendo así de lo cotidiano algo excepcional.

Esta visión romántica hace que el protagonista viva el día a día bien perdiéndose en ensoñaciones por la ciudad, bien en su humilde casa. En ella añora los sueños no conseguidos y espera su muerte escondiéndose de la realidad que tanto dolor le causa. El protagonista se dice a sí mismo: “Los ensueños se cansan, se agotan, se transforman en polvo… Sin embargo, el alma tiene otros anhelos”.

El destino guía al anónimo protagonista hacia una joven mujer, Nástenka, con la que experimenta un amor profundo, sincero e idealizado. Este repentino y efímero amor le da la esperanza de poder vivir un sueño junto a ella durante cuatro noches. Los fenómenos atmosféricos se solidarizan con sus sentimientos, una característica muy romántica. Esto se traduce en días grises y lluviosos si el estado anímico del soñador protagonista es gobernado por la tristeza, mientras que los días son soleados si predomina la alegría y la esperanza de ver a su amada.

Noches blancas de irrealidad

El protagonista encuentra en Nástenka un nexo con el mundo real, un enlace que no quiere abandonar pase lo que pase: Soy un soñador. Hay en mí tan poca vida real, los momentos como este, como el de ahora, son para mí tan raros que me es imposible no repetirlos en mis sueños. Voy a soñar con usted toda la noche, toda la semana, todo el año”.

San Petersburgo Noches Blancas
San Petersburgo

El eterno soñador Dostoyevski lleva a cabo, a través de los personajes, una profunda indagación sobre el alma humana. En Noches Blancas están presentes las grandes pasiones que mueven a todo ser humano: el amor, la ilusión, la esperanza, el desamor y el desengaño. A través del protagonista se viaja y se siente. Hace tan partícipe al lector de sus sentimientos que le lleva a formar parte de su vida, de forma pasiva, como un personaje más.

Noches Blancas es la visión más soñadora y romántica de Dostoyevski. San Petersburgo, dos hombres, una joven mujer, una decisión y una inolvidable historia de amor y desamor que se vive en la propia piel. Como diría el anónimo enamorado: “¡Dios mío! ¡Sólo un momento de bienaventuranza! Pero, ¿acaso eso es poco para toda una vida humana?”