La mirada Bukowski

Últimamente se escucha hablar sobre Bukowski más de lo que se acostumbra, como si estuviera más de moda de lo que ya lo estuvo. Y se desconoce a qué puede ser debido. Quizás podría verse en Bukowski un claro ejemplo de inconformismo y rebeldía, haciendo un símil con el levantamiento y lucha de clases que tanto se ven últimamente. Pero la lucha de Bukowski no era de clases si no contra sí mismo y contra el mundo.

Se escucha hablar mucho de sus novelas, muy redundantes en ocasiones. Se escuchan algunas frases sueltas que supuestamente se le atribuyen. Da la impresión que de algún modo se está convirtiendo en una especie de icono popular. Y no es para menos porque desde luego era un personaje único. Pero sin embargo no se escucha hablar de sus poemas, de lo que representa Bukowski para la literatura en sí o de su figura.

Bukowski
Bukowski

Precursor del realismo sucio y transgresor, sus novelas caerían como agua de mayo en la América durante la presidencia de Nixon. Sus novelas pronto traspasarían fronteras y de la noche a la mañana su autor se alzó como un novelista de culto. Hasta tal punto lo haría que su domicilio en Los Ángeles se convirtió en lugar de peregrinaje de jovencitas venidas de todas partes del mundo ávidas por practicar sexo con el autor que dio vida a Henry Chinaski.

El auténtico Bukowski

La gran mayoría de sus lectores serían incapaces de imaginar al escritor sobrio, sin una sola botella de alcohol cerca de su máquina de escribir. Aunque su publicista comentara que jamás lo vio borracho. Esta mayoría tiene de Bukowski una imagen vaga y superficial: “un romántico sin suerte, un ser desvalido y criado en el seno hormigonado de una familia que más que criar adoctrinaba a golpe de cinturón, un humanista que perdió su fe, un personaje con un aura eterna de desconsuelo”. Aunque detrás de ese telón se quiere creer que había algo más, como bien muestra en su Pájaro azul.

Bukowski dejó un gran legado de novelas, algunas de las cuales sirvieron de guiones para la gran pantalla. Pero más lejos que todas las historias protagonizadas por Chinaski, aquel que profundice en su figura siempre se quedará con algunos de sus mejores poemas, con sus entrevistas y reflexiones televisivas y su mirada fría y tierna. Una mirada distante y sincera.

Pablo Portillo