Música y cine han tenido históricamente una relación de amor, pero también de odio, a lo largo del siglo pasado. Compositores como Bernard Herrmann, Ennio Morricone y muchos otros deben su obra y carrera musical al cine. Cabe preguntarse qué seria, por ejemplo, de las películas de James Bond sin la elegante composición de John Barry. La música ya es parte de la identidad del agente 007.
Lo mismo vale preguntarse al respecto de la relación entre las películas del italiano Dario Argento y la música de Goblin. Y preguntarse, incluso, qué sería de Goblin sin la presencia de este director en su carrera. El grupo de rock progresivo Goblin debe mucha de su carrera musical al cine.
Tras haber descartado al compositor Giorgio Gaslini, Argento se fijó en el grupo formado en Turín para hacer la banda sonora de su película de terror Profondo Rosso en 1975. La controvertida película fue un éxito mundial y su banda sonora lanzada en formato LP presentó al mundo a Goblin, un grupo de cine.
La colaboración con el director italiano continuó con un nuevo encargo, la composición de la banda sonora para su siguiente largometraje, Suspiria, en 1977. Más tarde, el grupo empezó a trabajar para otros directores, como Enzo G. Castellari y el estadunidense George A. Romero, en el clásico del terror Dawn of the Death de 1978.

Musica de terror
A pesar de que Goblin ya existía como formación musical cuando Argento los invitó a trabajar con él por primera vez, la identidad del grupo se vinculó tanto al cine que en la actualidad es imposible separar una cosa de la otra. Por ello, los experimentos musicales que se aproximan pueden resultar muy interesantes.
La banda componía su música basada, en gran medida, en la información que tenían de las películas, así como en las intenciones de los directores, al estilo de lo que hacía, por ejemplo, el director John Carpenter, que, además de dirigir sus películas, componía sus propias bandas sonoras.
La incorporación de sonidos macabros y samples recrean y amplifican el clima de terror en sus discos, que pueden ser apreciados sin que necesariamente se conozcan las películas en que se basan. También es común en los álbumes de Goblin incluir variaciones remixadas muy distintas de un mismo tema bajo el uso intenso de sintetizadores.
De hecho, el alma del grupo siempre han sido los sintetizadores de Claudio Simonetti, responsable de gran parte de los efectos electrónicos que se escuchan. Simonetti ha usado las muchas posibilidades de los sintetizadores de su tiempo (como loops y secuenciadores), y, aunque suenen tal vez ya algo anticuados para la actual tecnología musical, continúan sorprendiendo por sus múltiples cualidades.

Para oír en pantalla
Los 80’s marcaron un punto de inflexión para el rock progresivo y para la banda Goblin, con cambios de integrantes y participaciones de otros músicos, como Keith Emerson en La Chiesa. Claudio Simonetti continuó haciendo bandas sonoras para películas, sobretodo de «clase B» italianas, y perpetuó su colaboración con Argento en películas como Phenomena.
El grupo ha lanzado dos discos independientes de la faceta cinematográfica, Roller, en 1976, e Il Fantastico Viaggio del Bagarozzo Mark en 1978. En cambio, su relevancia artística sigue vinculada con el cine y su obra maestra sigue siendo la música soturna que compusieron para tantas películas.
El grupo sigue haciendo conciertos regularmente en varias partes del mundo, a veces con su formación clásica, a veces con unos pocos integrantes, pero su reconocimiento solo va en aumento. El tiempo ha probado que Goblin será siempre una banda de cine.