En 1956 y bajo el seno de una familia desestructurada de New Hampshire nació un varón que fue llamado Jesus Christ Allin. Colby Allin, el padre de la criatura, un fanático religioso de 33 años, dijo haber recibido la visita de Jesucristo comunicando que su hijo sería una especie de nuevo Mesías. Un salvador en este mundo plagado de dolor y miseria. Lo cierto es que, de alguna manera, Colby Allin no estaba equivocado.
El mundo del punk rock acababa de recibir a un hombre que levantó distintas opiniones. Un hombre que para algunos representó, y para otros dañó, todos los valores que significaba aquel modo de vida.
El nacimiento del Mesías
La infancia de Allin estuvo plagada de problemas en su familia, especialmente con su padre.
Su hermano, su madre Arleta y él mismo, sufrían constantemente la locura de un padre obsesionado con la religión. Un día, harta de toda la pantomima que rodeaba su día a día, la madre de Allín decidió huir con sus hijos a Vermont.
Tras resolver todo el papeleo de divorcio, Arleta decidió que Jesucristo no era un nombre con el que su hijo pudiera llevar una infancia normal. El nuevo nombre que le fue otorgado, no le libró de los abusos en la escuela. Kevin Michael Allin era un pésimo estudiante, una persona complicada de tratar y además recibía un acoso constante por parte de sus compañeros de colegio. Creció con problemas, pero siempre con la cabeza alta.
Más adelante, cuando cursaba la educación secundaria, Allin comenzó a aficionarse a New York Dolls. A raíz de este hecho, empezó a travestirse para, según él, parecerse un poco más a sus ídolos. En ese mismo momento y tras graduarse en 1975 en Vermont empezó a coquetear con la venta de drogas o los robos. Aún así, Kevin todavía no traspasaba la línea de lo moral y lo corriente.
Carrera musical
Si bien es cierto que la faceta más conocida de Allin siempre fue la de cantante, sus inicios en el mundo de la música estuvieron acompañados de dos baquetas. La gente con la que se rodeó en bandas como Malpractice o Stripsearch, comentaban que Allin era un gran batería con el ritmo marcado en las venas. Con su incursión en The Jabbers, la cordura del artista empezó a mermar, a volverse un hecho del pasado. Empezó a hacer de cabeza visible dentro de la banda y su particular ego creció sin control hasta que, a mediados de los ochenta, la banda dejó tirado a Allin.

Enganchado a la heroína, metido continuamente entre rejas por problemas ciudadanos, y consumidor de pastillas de cualquier tipo, Kevin dejó de ser Kevin para solo convertirse en GG Allin, aquel mote puesto por su hermano. En los años anteriores, GG decidió colaborar cantando en grupos como The Scumfucs, The Texas Nazis o The Cedar Streets Sluts.
En esos instantes donde comenzó su carrera como cantante, Allin empezaba a ser conocido dentro de la escena underground con su banda. Empezó a verse poco a poco la transformación de un ser humano a un artista controvertido y lleno de rabia. Alguien que vomitaba letras y que no destacaba en el ámbito musical precisamente. Era 31 de julio de 1985 en Illinois y nadie sospechaba lo que iba a ocurrir.
GG Allin en concierto
El 31 de julio de 1985, Allin empezó su particular y extraña leyenda sobre las tablas.
Bata blanca, cara de pocos amigos y un suspensorio con un eat me señalando las partes nobles del cantante. GG Allin consiguió escupir unas frases antes de hacer un gesto que se volvería común en algunos conciertos. El laxante consumido anteriormente por el artista como una broma, resultó ser un espectáculo de lo más bochornoso y asqueroso para la gente que se encontraba en la sala.
La gente huía despavorida y los dueños de la sala no se atrevían a ir a por un Allin fuera de sí, que se daba el placer propio de rebozarse entre su propio excremento. La policía no llegó a tiempo para detener a Allin y este consideró hacer sus conciertos más personales, enfocados en una temática parecida a la ofrecida en Illinois.
https://www.youtube.com/watch?v=ftaDUmfsIDA
Lo que sucedió a continuación es de imaginar. GG Allin empezó a observar cómo la gente deseaba ir a sus conciertos a ver al personaje, y ya de paso escuchar la música. El papel de protagonista era para él y para su espectáculo. El show donde se observaba a un hombre desnudo defecando sobre el escenario, golpeándose la cabeza con cristales, latas de cerveza o el propio micrófono hasta hacerse sangre e incluso pegándose con el público.
Todos estos hechos, pedían a gritos la incursión de la policía y en incontables ocasiones Allin no podía terminar sus conciertos por suspensiones o detenciones.
El deceso del Mesías
El 27 de junio, en Manhattan, GG Allin volvió a ser suspendido en un concierto. El artista decidió salir prácticamente desnudo a la calle seguido de una legión de fans que le apoyaban con gritos de ánimo.
Guiados por Allin, su grupo de fans acabaría en una fiesta improvisada en el piso de Johnny Puke. GG estaba realmente animado, se sentía un auténtico rey dentro de la fiesta y entre trago y trago de Jim Bean se esnifaba heroína sin control. Sus fans se tomaban fotos con un Allin al parecer drogado en exceso o dormido, e incluso le gastaban alguna broma. Pero GG Allin no estaba dormido, estaba muerto debido a una sobredosis de heroína.

Su funeral, del cual también existe testimonio audiovisual, no estuvo exento de excentricidades. El cuerpo fétido de un Allin portado con su habitual cazadora de cuero y su suspensorio, dormía en el sueño eterno. Entre lágrimas, risas y alguna borrachera, la gente se despedía de Allin poniendo objetos en el ataúd o drogas en su boca. Incluso le pusieron la botella de Jim Bean que pidió expresamente en la balada «When I Die».
Allin murió de una forma acorde a su ritmo de vida, con un día alocado a sus espaldas y una vida que deja historias excéntricas y polémicas. Una vida rápida y que tuvo un objetivo claro: hacer lo que le daba exactamente la gana, en el lugar donde le daba la gana.