Ofelia, personaje en la obra Hamlet de William Shakespeare, es una joven con un trágico final y una constante inspiración para los artistas. No es ninguna novedad que la figura femenina se convierta en el elemento principal de una composición pictórica. Sin embargo, Ofelia fue algo más que un tema recurrente para la pintura prerrafaelita, fue todo un icono. Pintores como John Everett Millais o Dante Gabriel Rossetti la retrataron recurriendo al ideal de la figura femenina aparente en las obras de Botticelli o Ghirlandaio.
El icono de la feminidad en los prerrafaelitas
La pintura de la hermandad prerrafaelita no sigue una serie de características fundamentales pero sí se podría decir que los pintores tienen puntos de conexión unos con otros. Una de estas claves de unión es el valor iconográfico de la figura de la mujer. El nacimiento de la fotografía propicia el estudio del cuerpo femenino sin necesidad de tener a la modelo inmóvil durante horas. Se iniciaba la pintura realizando un primer boceto del fondo naturalista al aire libre. Seguidamente el artista dejaría un espacio para la figura de la mujer, la cual sería retratada buscando la fusión entre la naturaleza y el cuerpo humano.

Se aprecian ciertos patrones comunes a la hora de retratar a la mujer. Este género se encuentra plagado de hermosas jóvenes de ojos muy expresivos y largos cabellos, con un aire etéreo y evanescente, con la modelo fundiéndose con el fondo floral. Todas estas mujeres desprenden un carácter melancólico que une lo trágico y lo bello en una imagen. Es el simbolismo representativo del tópico de la mujer frágil o la doncella en apuros. Esta idea se transforma en algunos de los pintores del colectivo, que plasman lo femenino a través de elementos que evocan matices sexuales combinados con una visión más andrógina de la modelo. Así los artistas abandonan el aspecto más inocente de los representado, de modo que la mujer muestra su sensualidad sin tener que ser débil e indefensa.

Todo esto se materializa en una atmósfera espiritual y naturalista que otorga a la pintura un carácter de cierto misticismo e incluso inquietud. El resultado es un retrato con elementos florales plagado de incertidumbre, donde el espectador intuye que la mujer representada cuenta con una historia o un final trágicos.
Ofelia en la pintura
La muerte de Ofelia es uno de los momentos más retratados por los pintores en la obra de William Shakespeare. Sin embargo, en ningún momento se representa en el escenario, sino que es la reina Gertrudis la que informa al resto de personajes de lo sucedido. Tal y como ella narra los hechos, el espectador concibe este instante como un momento muy poético donde Ofelia, más que caerse y morir, se entrega a la vegetación y al agua fusionándose con ellas. Esta impresión tan espiritual de la escena fue lo que provocó la fascinación en los pintores del romanticismo.
Una de las pinturas más conocidas sobre la muerte de Ofelia es la retratada por John Everett Millais en 1852. Aunque hoy es considerada como una de las grandes obras del prerrafaelismo y de la pintura victoriana, en el momento de su creación fue duramente criticada. El principal motivo de los comentarios negativos fue la falta de experiencia de su autor. La modelo que representa a Ofelia se llamaba Elizabeth Siddal, y posó dentro de una bañera con un vestido de flores.

El pintor busca plasmar hasta el más mínimo nivel de detalle, tratando de fusionar el elemento trágico de la escena con una técnica hiperrealista. Tan importante era el grado de realismo en la pintura que Millais escogió cuidadosamente las flores que acompañarían a Ofelia a su muerte. Dichas flores son identificables por el público, de modo que pueden apreciarse violetas, amapolas, pensamientos, rosas, narcisos, etc. La mezcla no es escogida al azar sino que busca otorgar al cuadro elementos simbolistas. Los elementos florales ponen de manifiesto la muerte, el amor desdichado, el abandono y la decepción.
Otros pintores optaron por retratar a Ofelia aún con vida. La Ofelia de Arthur Hughes coincidió en su primera aparición pública con la de Millais, lo cual llevó a que los artistas se conocieran. Hughes representa a Ofelia instantes antes de caer al río mientras recoge flores. Se trata de un tondo en el que la escena va acompañada de unos escritos con letra gótica, uniendo la pintura con una perspectiva más medieval. John William Waterhouse también pintó al personaje de Shakespeare en numerosas ocasiones. En este caso, de nuevo es representada junto al arroyo donde terminará por caer y será arrastrada por la corriente hasta morir.

No cabe duda de que este personaje de la literatura ha fascinado a los artistas y, aún hoy, sigue siendo considerada una de las figuras más enigmáticas y trágicas de la obra del dramaturgo inglés.