En los años 60, Estados Unidos yacía inmerso en la contracultura del movimiento hippie, y la psicodelia estaba a la orden del día. Gran culpable de este fenómeno se debe al LSD, una sustancia que descubrió una nueva dimensión de los sentidos.
¿Qué es el LSD?
El LSD (dietilamida de ácido lisérgico) es una droga psicodélica semisintética. Entre sus posibles efectos se encuentran las alucinaciones, la euforia, ataques incontrolables de risa, la paranoia y la distorsión de los sentidos. En ocasiones se producen efectos similares a la sinestesia, llegando a percibir la audición de colores y el visionado de sonidos.
También se le denomina «ácido«» o «tripi» y es incoloro, inodoro y de sabor ligeramente amargo. Además, esta droga no es adictiva ni tóxica, pero ante su continuado consumo genera tolerancia, por lo que cada vez hay que consumir más cantidad para que produzca efectos parecidos a los del «viaje» anterior. No obstante, el LSD es una de las drogas más potentes y se necesita de muy poca cantidad.
Normalmente se consume por medio de tabletas (comúnmente denominadas «cartones») en las que se ha diluido el LSD, aunque también se puede inyectar por vía intravenosa (o intramuscular). El efecto del LSD tarda entre una media hora y una hora con los procedimientos habituales de consumición. Sin embargo, hay quienes ponen el «ácido» en contacto con la pupila, puesto que el tiempo en dar efecto se reduce a unos pocos minutos.

Cabe decir que es una de las sustancias más caras del mundo con un precio de 3000$ por gramo en su forma cristalizada. Existen sustancias psicodélicas que generan efectos similares como los hongos alucinógenos, el peyote, la marihuana y la ayahuasca.
¿Cómo se descubrió?
El químico Albert Hoffmann trabajó con un compuesto denominado ergotoxina que proviene del cornezuelo, un hongo que suele infectar el centeno, con el objetivo de sintetizar una sustancia capaz de estimular la respiración y la circulación. En el proceso de su elaboración ingirió involuntariamente una mínima cantidad de este nuevo compuesto, produciéndole el primer viaje de la historia de LSD. En efecto, de forma accidental Hoffman elaboró la dietilamida de ácido lisérgico.
El 19 de abril de 1943, Hoffman preparó una cantidad de 250 microgramos para poder experimentar de nuevo esta sustancia y analizar sus efectos con más detenimiento. Este «viaje» dio lugar a «el día de la bicicleta», en el que el químico sintió en todo el esplendor del compuesto que él mismo había creado.
Influencia en la cultura
Muchos escritores se indujeron viajes de LSD y escribieron sobre ello en una nueva literatura denominada literatura psicodélica con novelas como La isla de Aldous Huxley. También destacan Ken Kersey, William Burroughs y Allen Ginsberg.
En 1967 en San Francisco se produjo el Summer of Love, un evento al que asistieron cientos de miles de personas, en el que se celebraba la contracultura del movimiento hippie por medio de conciertos al aire libre, influidos por la música de grupos como The Beatles, The Mamas & The Papas y Pink Floyd, que destacaban por la psicodelia de sus canciones, inspiradas en el consumo de drogas como el LSD.

Así, junto con otros factores, el LSD desencadenó la cultura hippie, un movimiento que potenció el antimilitarismo, la ecología, la música rock y el pacifismo. Sin embargo, actualmente esta droga está prohibida en la mayor parte del mundo por varios motivos. Su consumo provoca alucinaciones que pueden desencadenar en desgracias para el individuo que las sufre y los que le rodean, además de secuelas psíquicas como el HPPD, cuadros de ansiedad o psicosis. En definitiva, al igual que ocurre con la mayoría de las drogas, no se recomienda el consumo de LSD.