Montmartre: barrio fuera del tiempo

Nancy Spain escribió “Todo empieza en París”,Todo empieza en París, cierto, porque ésta nos da otra oportunidad para empezar de nuevo. Esa ciudad caprichosa que atrapa a los enamorados del mundo con su romanticismo.

Para descubrirla y amarla, la capital no os deja otra elección que perderos en ella: intentad ser organizados, ésta se burlará de vosotros y os llevará a un lugar donde el aire tiene olor a perdición. París os llevará a Montmartre, barrio insólito que permanece como una mezcla intemporal entre cultura, culto y culo.

La historia de Montmartre (proclamación de la Commune en 1871) y su localización, punto más culminante de Paris, ha instalado el aire de independencia que este barrio necesitaba para convertirse en el corazón de la cultura bohemia y de una revolución artística.

Los bohemios, excéntricos artistas, nacieron del sueño de olvidar el futuro a través del derroche. Le “Moulin Rouge”, le “café d’Harcourt”, le “Lapin Agile” o le “Chat Noir” fueron lugares de fiesta que daban a Montmartre ese ambiente de perdición y de reconstrucción al margen del Paris más bajo.

A lo largo del siglo XIX, el sueño de construir un mundo más simple y más armonioso encontró su potencia de acción a través del arte. La creación artística apareció como la manera de dar sentido al día de mañana sin tener que presumir de una vida ordenada. Montmartre se construyó como un lugar sin dirección para artistas que buscaban sus necesidades en lo efímero.

Montmartre

¿Qué queda hoy en Montmartre?

“Su reputación y turistas” dirán muchos. Claro, esos mismos que aman el barrio por devoción al Sacré Coeur. Intentemos aprender de las ironías históricas. Aquellos bohemios del pasado han dado una dirección a la cultura parisina, aquellos que no querían invertir en nada más y en nada menos que en sus obras han dado al lugar una simbología inmortal.

Montmartre 2

¿Qué necesita hoy Montmartre para permanecer?

Un guitarrista demasiado alcoholizado, un pintor sin brochas y una vista espectacular sobre los bulevares parisinos. Nada más. Andar por sus calles y veréis cómo algo misterioso os obligará a apartaros de la multitud y a recordar esa frase antigua del “Chat Noir” que decía algo así como:

Busco fortuna alrededor del Gato Negro (Le Chat Noir), a la luz de la luna, a Montmartre, por la noche…”.

Esa fortuna no tiene otro nombre que el sueño bohemio.

Artículo realizado por Ainhoa Gómez Marin