Titánicas fueron su vida, sus obras, sus actividades y su incansable trabajo por la cultura francesa y, también, por la universal. Victor Hugo vivió la barbaridad de 83 años. Y es que la esperanza de vida en pleno siglo XIX era mucho más reducida. Esta longevidad le permitió escribir, hablar, discutir, luchar y, desgraciadamente, incluso sobrevivir a casi todos sus hijos.

Un sabio en el exilio
El escritor francés, hoy convertido en mito de la literatura universal, no solo dejó un gran legado literario sino que usó su voz y su imagen en gran cantidad de luchas políticas. Hombre de exilio, huyó de París tras verse traicionado por el jefe de gobierno al que había otorgado su confianza: Napoléon III. Victor Hugo esperaba cambios y solo fue testigo de un golpe de estado que sumergió Francia, de nuevo, en una forma de gobierno napoleónica.
Aun viéndose alejado de su amada patria, nunca dejó de gritar verdades y publicó textos tan divertidos como el famoso panfleto de Napoléon le petit. Un texto censurado en Francia por su crítica directa y paródica de la figura del nuevo emperador.
Abolición de la pena de muerte
Hugo luchó por causas humanitarias, escribió contra la pena de muerte y plasmó un relato angustioso en la novelita El Último Día De Un Condenado A Muerte, donde la ausencia de conocer el final de su vida envuelve al protagonista, y sumerge al lector en un desasosiego oscuro y aterrador.

Sin embargo, no solo luchó por la justicia dentro de sus fronteras sino que, desde muy joven, dejó ver sus pensamientos más progresistas en su libro Bug-Jargal (1826), donde una historia de amor se entrelaza con una apología por los derechos de los esclavos negros y su liberación de las colonias americanas.
Herederos truncados y una infidelidad conyugal
No obstante, este gigante de la literatura también tuvo que enfrentarse a situaciones privadas dignas, más bien, de una obra de teatro buffa. Su mujer, Adèle Foucher, lo eligió como el padre de sus hijos por encima del hermano de este, Eugène Hugo, también enamorado de la misma mujer. Y, desgraciadamente, el amor entre ambos volvió literalmente loco a Eugène, de hecho, fue encerrado por esquizofrenia poco después de la boda de su hermano con Adèle. Esta enfermedad mental permanecería en la familia atacando a una de las hijas del matrimonio, Adèle Hugo, inspiradora del mismo Truffaut para su película The story of Adèle H.
Los numerosos hijos del matrimonio no hicieron que Adèle permaneciera al lado de su popular esposo sino que a los 11 años de matrimonio le sería infiel con un amigo y contemporáneo: Sainte-Beuve. Infidelidades aparte, su relación con Adèle sería cordial y su unión con sus hijos siempre crecería fuerte. Además, el destino tenía preparado algo mucho peor que una traición conyugal. Victor Hugo conoció la muerte de una de sus hijas, Léopoldine, a través de un periódico que relataba el accidente de barco donde se ahogó junto a su marido. Esta tragedia hizo que Hugo navegara en un mar de tristeza y desesperación que lo condujo hasta el espiritismo, ciencia en la que buscó encontrar lo que la muerte le había arrebatado. No fue la única en dejarle, sobreviviría a la mayoría de sus hijos, algo palpable en su poesía más delicada y, a la vez, desgarradora.
Una amante eterna
Para paliar el dolor de tan horribles pérdidas, hubo una persona que, pese a la situación de su relación ilícita, se mantuvo a su lado: Juliette Drouet. Su epistolario, accesible online, demuestra el amor que unió a este veterano escritor y a la joven actriz, que lo seguiría incluso al exilio. Este amor es el más conocido del maestro romántico, curiosamente el único amor fiel, obviando algún que otro escarceo sexual de Victor Hugo.
La etiqueta de ‘novelón romántico’, en su definición original de romántico, puede aplicársele a muchas de las obras de Hugo. La más famosa, quizás por la versión Disney que adaptó y dulcificó la historia original, es Nuestra Señora de París. Pero el cine y la historia, en general, también han prestado atención a otras obras del autor francés como: Los Miserables.
Versiones que pueden o no hacer justicia a la invención fantástica de un autor incansable, que no solo escribió novelones sino que también pudo con los dramas, a lo que se suma su calidad como poeta y sus infinitos epistolarios donde, incluso en su documentación privada, hacía alarde de su inmensa capacidad para escribir. Los 53 volúmenes que conforman la edición de sus obras no dejan lugar a dudas.
El incansable Victor Hugo
Fue inmenso, como poeta y como persona. Quiso alcanzarlo todo, destacó en poesía, publicó novelas sobre temas sociales que aún hoy son actuales, fue un hombre político que supo cuando retirarse y, a pesar de sufrir un ictus cerebral poco antes de morir, muchos dicen que en momentos de cordura cualquier cosa que saliera de su boca era una sentencia irrefutable sobre un pensamiento genuinamente inmenso.