Desde hace ya un par de años son muchos los que vienen diciendo que The Walking Dead, la serie post-apocalíptica de AMC, está muerta. Si se tienen en cuenta los números de audiencias, desde luego la serie estrella de AMC está en sus últimas. La octava temporada de la ficción zombie ha tenido las audiencias más bajas de los últimos 6 años. La audiencia ya no confía en la que antes era una de las apuestas más potentes del sector. Esta desconfianza está mas que justificada, pero existen varias razones para defender a una serie que, pese a todo, aún podría tener mucho que ofrecer.
La séptima temporada de The Walking Dead culminaba con la promesa de una guerra contra Negan y Los Salvadores. Dicho grupo de villanos es el que más ha puesto contra las cuerdas a Rick y los suyos. Los habitantes de Alexandria, Hilltop y compañía, iban a hacer frente por fin a Negan, quien ya en la sexta temporada hizo su primera aparición. Este gran evento ha llegado tras una séptima temporada muy criticada por su falta de acción y tramas aburridas e irrelevantes. AMC vendía el regreso de la serie como una octava temporada en la que habría más acción que nunca.

Parte de esta promesa se ha cumplido: esta nueva temporada ha tenido mucha más acción que su predecesora, algo que tampoco era demasiado difícil. Además, se han planteado conceptos interesantes, como el cura Gabriel y Negan encerrados en un espacio pequeño y teniendo que unir fuerzas para sobrevivir o el choque de fuerzas entre los propios Salvadores. Pero todo esto no ha sido suficiente para calmar tanto a la audiencia como a la crítica. Todavía se ha echado de menos la intensidad de las tramas de antaño, y un error garrafal ha cabreado a muchos fans, quienes no han dudado en abandonar la serie tras tantas decepciones.
Solía haber un dicho en los negocios de Hollywood que define muy bien lo que mueve a la industria: The box is never wrong. Si el producto vende hay que seguir explotándolo. Es debido a este principio que tuviéramos esa ola de películas western en su momento o de superhéroes actualmente. Pero este principio no es muy fiable en cuanto a calidad. Ya se ha hablado aquí antes de los problemas que tiene crear un producto pensando solo en sus beneficios. En este caso, pese a que las gráficas de las audiencias parezcan indicar que The Walking Dead debe morir, la calidad de la serie aún sigue siendo bastante decente.
The Walking Dead ve la luz
A pesar de los fallos que ha habido, la temporada ha tenido numerosos aciertos. Los primeros capítulos de ésta jugaban con elementos como flash forwards o pequeñas líneas temporales alternativas. Ese Rick que mostraban con los ojos llorosos y que decía «mi piedad prevalece sobre mi ira» ya daba pistas sobre el final de temporada. En estas primeras pinceladas de la temporada también quedaba claro que los de Alexandria empezaban ganando esta guerra en lo que parecía un jaque mate a los salvadores, aunque todo el mundo supiera que esto no era así.
Numerosos elementos de la trama han tenido como objetivo dar un aire fresco a la serie y plantear conceptos distintos. Un episodio que es fácil pasar por alto pero que fue una constante de adrenalina a la vez que original fue el 12, La Llave. Un enfrentamiento entre Rick y Negan en el que esta ira del ex policía le hacía perseguir enloquecido a su adversario sin plantearse si quiera el riesgo que suponía para él. Los diálogos entre ellos, la persecución en coche, ver a Negan inseguro y aterrado después de toda esa chulería…
Lo mismo ocurre con las tramas de traición dentro de los Salvadores. Por un lado está Dwight, quien lucha en secreto por la victoria de los protagonistas de la serie, y pone su vida en peligro al meterse en la boca del lobo para derrotar a los Salvadores desde dentro. Otra situación distinta es la de Simon, cuyo modus operandi choca con los principios de Negan, lo que conduce a la masacre del grupo de Jadis, a darle la espalda a Negan cuando se encuentra en peligro y a que posteriormente éste acabe con la vida del problemático Simon. Ambas subtramas hacen mucho por la calidad de la temporada.

También se han presentado pinceladas de potenciales amenazas o aliados en próximas temporadas. Así ha sido con ese misterioso helicóptero al que Jadis quería subir para escapar de las comunidades o con esa horda gigantesca que aparece en pantalla unos segundos en el season finale. Esto último probablemente sea un guiño al grupo de villanos que viene en los cómics tras la caída de Negan.
La temporada también ha enseñado brevemente a Georgie, una misteriosa mujer que no ha dudado en ayudar a Maggie bajo la promesa de que volverán a encontrarse. Y hablando de la líder de Hilltop, todo parece indicar que sus diferencias con Rick la llevaran a ella, a Daryl y tal vez a Jesús a conspirar y atacarle por la espalda.Y así cerraba esta fase de la odisea de los protagonistas en ese mundo post-apocalíptico, con ellos tramando venganza ante la piedad de Rick que ha hecho que Negan viva y por suerte sea un personaje principal más a partir de ahora.
Los errores tras las bajas audiencias
Pero el gran problema de la temporada vino a raíz de la decisión de dejar a Negan con vida. En los cómics la decisión de Rick venía de la nada, lo que le quitaba credibilidad y habría sido aún más criticado en televisión. Pero la medida que Scott Gimple, showrunner de la serie, ha tomado para justificar esta decisión no ha sido bien recibida por casi nadie. El gran fallo de la temporada ha sido la muerte del hijo de Rick, Carl Grimes.
Cuando el mid-season finale mostraba el mordisco que Carl había recibido en el pecho por parte de un caminante los fans no podían creerlo. Pero pese a las locas teorías sobre la inmunidad de Carl, ese vistazo a su herida presagiaba la muerte de tan querido personaje. Hay que apuntar que la muerte del personaje fue bien llevada. Rick necesitaba una motivación para llegar a esa piedad del final de temporada. Además, se explotó bien la muerte sabiendo que esto iba a pasar un capítulo antes de la tragedia. El noveno episodio de la temporada y parte de los posteriores están enfocados a la nostalgia.

Pero la moneda tiene dos caras, y aunque esto tiene una justificación argumental, la muerte de Carl fue lo que menos necesitaba The Walking Dead. Carl Grimes es un personaje que ha pasado sin pena ni gloria durante gran parte de la serie. La audiencia le ha visto crecer y madurar hasta tal punto de tomar la responsabilidad de salvar Alexandria y aconsejar a su padre. En la trama de los cómics el porvenir de Carl era uno de los puntos fuertes del personaje. Su relación con Negan y con próximos villanos tenía aún mucho juego que dar.
Otros puntos negativos ha sido la insistencia en tramas y aspectos concretos de los personajes. La historia del grupo de Oceanside era aburrida, cansina y predecible. También parece que los showrunners de la serie no sabían qué hacer con algunos personajes en algunos momentos de la temporada, como Carol, Gabriel o Jesús. En cuanto a Morgan, hace tiempo que sus problemas psiquiátricos dejaron de ser interesantes, y cada vez que en estos capítulos tenía alucinaciones era agotador. Le han sacado partido al utilizarle de puente en un crossover con Fear The Walking Dead, la hermana pequeña de The Walking Dead
En general la temporada ha sido positiva. Una sana recuperación de los errores pasados con historias frescas y planteamientos interesantes. Pese a que The Walking Dead parece más que perdida, los productores no parecen darse por vencidos, y el camino de esta temporada es el correcto. Un cambio de directores y la introducción de tramas no vistas en los cómics tal vez sean los responsables de revitalizar la serie. Pero no se podrá resolver esta incógnita hasta la novena temporada, en octubre de este año.