El 15 de diciembre era una fecha que había sido marcada en los calendarios de millones de personas en todo el mundo. Star Wars: Los últimos jedi era, si no la que más, una de las películas más esperadas de 2017 por la comunidad cinéfila. Tras la polémica El despertar de la fuerza, y con Rogue One de por medio como aperitivo, la saga de los Skywalker regresa para continuar la historia iniciada por J. J. Abrahams en 2015.
Esta vez es Rian Johnson quien nos trae de vuelta la saga más conocida de la galaxia. En esta entrega vemos de nuevo nos trae de nuevo a Rey (Daisy Ridley), Phinn (John Boyega) y Poe Dameron (Oscar Isaac), con un mayor protagonismo de Leia Organa (interpretada por la difunta Carrie Fisher) y a quien se les une, por fin, el aclamado Luke Skywalker (Mark Hamill). El amado y odiado Kylo Ren (Adam Driver) regresa como antagonista principal de Star Wars: Los últimos jedi.

Los últimos jedi se desarrolla en dos tramas distintas y bastante desiguales. En primer lugar asistimos al esperado entrenamiento de Rey con Luke Skywalker, un personaje a quien el tiempo y las circunstancias han cambiado de manera drástica. Por otro lado, la menguada Resistencia tratará de escapar a toda costa del acoso de la Primera Orden, encabezada por el mismo Líder Supremo Snoke (Andy Serkis).
Este Episodio VIII está lleno de fuertes contrastes. El primero, ya comentado, entre las dos tramas. Encontramos esta oposición binaria en conceptos como el bien y el mal, lo viejo y lo nuevo, lo correcto y lo incorrecto… Pero el mayor contraste en esta película es, por suerte o por desgracia, el de los grandes momentos y aquellos lamentables que han enfurecido y enfurecerán a más de un fan.
Luke, Rey y Kylo Ren
El despertar de la fuerza cerraba con Rey entregando a Luke su antiguo sable láser. La trama se retoma en ese mismo instante, y la esperada reacción de Skywalker no dejará a nadie impasible. En esta entrega, al veterano jedi le corresponderá un rol similar (tal vez demasiado) al que interpretaba Yoda en El imperio contraataca. Esta línea profundizará en la mitología en torno a la fuerza y a los jedi, algo que la hace muy interesante.
La aparición de Luke conlleva tanto efectos negativos como positivos. El personaje nos regala muy buenos momentos en esta película. Además, Mark Hamill ha demostrado no estar oxidado en el ámbito de la actuación. Pese a esto, algunas de sus acciones son inconcebibles dentro de una evolución lógica del personaje. Otro problema es la ausencia de una mayor demostración de los poderes que ha adquirido en todo este tiempo. Eso sí, su última aparición en esta película nos regala una de las escenas más emotivas de la entrega.

En cuanto a Rey, tendrá que esforzarse por convencer a Luke, el último jedi, para entrenar sus potenciales habilidades. Los que estén deseosos de conocer más cosas sobre su pasado tendrán lo que buscan, aunque tal vez no sea lo que esperan. Y es que la película está llena de giros inesperados, algo muy positivo en una película de cualquier tipo y que escasea últimamente. Lo mas importante de la evolución de Rey es la relación que establece con Kylo Ren durante toda la película.
Hablando de este último, posiblemente sea el personaje que más destaca de todo el reparto. El conflicto interno de Ben Solo lo convierte en un personaje de gran profundidad. En esta película lo veremos otra vez como el perro rabioso de Snoke, pero también entenderemos sus motivaciones y veremos hasta dónde es capaz de llegar para conseguirlas.
Trama secundaria con sabor a relleno
La trama en torno a las naves de la resistencia se siente como un relleno por darles algo que hacer a los demás protagonistas. Aunque también tiene cosas buenas. La secuencia inicial nos regala unos momentos de acción inesperados que satisfarán a cualquier espectador. Poe Dameron demuestra ser un carismático personaje, aunque parece tratar de seguir el rastro de Starlord de Guardianes de la galaxia con tanto humor.
Leia no tiene el protagonismo prometido, aunque el tiempo que aparece en pantalla demuestra una madurez propia de la líder de la Resistencia. Por fin podemos explorar su relación con la fuerza, aunque sea superficialmente. Sin embargo hay una escena que ha dado pie a muchos debates. Cualquiera que haya visto la película entenderá la referencia.

Rose (Kelly Marie Tran) es la nueva incorporación, miembro de la Resistencia, que acompañará a Finn en una misión para tratar de frenar la inexorable caza por parte de la Primera Orden. Esta es la parte que más se siente fuera de lugar, pero al menos nos lleva a un interesante planeta que nos muestra un lado de la guerra nunca explorado antes en este universo.
Entonces… ¿es una buena película?
El cambio de director respecto al Episodio VII es algo decisivo para entender esta película. Johnson trata de poner los pies en la tierra a la hora de contar esta historia. Los últimos jedi nos enseña que no hay solo blancos y negros en Star Wars, también hay tonos grises. Volvemos a tener algo de complejidad política en la saga, además de protagonistas que no siempre tienen por qué llevar razón. Es hasta gracioso ver como Johnson se carga de un plumazo algunos de los misterios que Abrahams sembró en El despertar de la fuerza.
Es muy difícil calificar esta película, y más sin entrar en detalles. Se pueden afirmar varias cosas: la primera es que los giros de guión son muy buenos e impredecibles. También que hay momentos bastante fuera de lugar y elecciones que no deberían haberse tomado. En compensación, tenemos una película con momentos muy memorables que pasarán a la historia de la saga. Los guiños y referencias son muy acertados y no se sienten forzados. Y lo más importante de todo, es una película que, a diferencia del producto de Abrahams, es original, y nos deja sin ninguna idea sobre el devenir de la saga.