El irlandés
"El irlandés", candidata al Oscar a Mejor Película | Fuente: Youtube

Scorsese hace un repaso por toda su filmografía en ‘El irlandés’

 

-He oído que pintas casas.

-Sí, señor, sí. Y también se me da bien la carpintería.

-Ah ¡me alegra oírlo! Creo que eres uno de los nuestros.

Desde que en 2016 se estrenase Silencio, no habíamos vuelto a ver un largometraje de Martin Scorsese. No es demasiado tiempo sin noticias de este director, de hecho, el cineasta neoyorkino suele estrenar largometrajes cada dos años, aproximadamente, pese a que ya no es precisamente joven.

Sin embargo, el proyecto de El irlandés lleva cociéndose más de 10 años y si no ha llegado antes a hacerse realidad se debe a la gran inversión que requería producirla. Hasta que llegó Netflix y puso más de 100 millones sobre la mesa y dio vía libre a Scorsese para que rodase la película que él tenía en la cabeza.

El estreno de El irlandés, se produce poco después de la controversia que comenzó Spielberg el año pasado sobre si las películas de Netflix deberían concurrir a los Oscar al estrenarse únicamente en streaming. Esta denuncia acabó obligando a la productora a permitir el estreno en salas de sus producciones más potentes dos semanas antes de lanzarlas en su propia plataforma y poder así reposicionarse no solo como una simple máquina automática de creación contenido de relleno, sino también como sinónimo de éxito y calidad.

Scorsese rodando El Irlandés
“Scorsese ha tenido que recurrir a Netflix para financiar un proyecto que lleva cocinándose más de 10 años”|Fuente: YouTube

Esta estrategia comenzó el año pasado con la apuesta por Roma (2018), la aclamada y personalista cinta de Alfonso Cuarón que recibió 3 Premios de la Academia. Para este año, Netflix va aún más fuerte con tres grandes propuestas para volver a destacar en los galardones más importantes de la industria del cine: Historia de un matrimonio, Los dos Papas y, por supuesto, El irlandés.

En una época de gran competencia, donde los estudios controlan muchos aspectos de la producción de las películas, Netflix permite libertad artística y un presupuesto casi sin límite para que los cineastas desarrollen su idea tal y como la sienten, aunque dure tres horas y media. A cambio, claro, de reducir su exposición en las salas de cine. Quid pro quo.

Un ensayo cinematográfico sobre todas las lecciones aprendidas.

Scorsese regresa a su género más característico para contarnos la historia real de Frank Sheeran (De Niro), sicario de la mafia en Phiadelphia. A partir de una estructura en tres actos, conoceremos cómo El irlandés entrará en contacto con la Cosa Nostra de la mano de Russel Bufalino (Pesci) y cómo este le presentará al jefe del sindicato de camioneros, Jimmy Hoffa (Pacino) y la posterior relación que se tejerá entre los tres. Y lo hará empleando recursos que ya conoce y ha utilizado, dándoles una vuelta a fin de crear su película definitiva sobre la mafia.

 

Para empezar, es difícil no ver similitudes entre El irlandés y, la que muchos consideran su mejor película de gangsters, Uno de los nuestros (1990), y no solo por los guiños recurrentes. Ambas cintas nos cuentan el ascenso y algo parecido a un ocaso de sus protagonistas en bandas criminales, y en los dos largometrajes emplea un recurso muy característico: la voz en off. Sin embargo, en El irlandés, Scorsese toma como protagonista un personaje más maduro, que no llega a ser nada más que un chico de los recados, pero que, gracias a la amistad que mantiene con un pez gordo, Bufalino, y la lealtad que le profesa, conseguirá ser una persona a la que tengan en cuenta.

Pero ¿qué lleva a un simple camionero como Frank Sheeran a “pintar casas” para la Mafia? Por un lado, Scorsese nos presenta a un personaje muy ambicioso que, además, ha luchado en la II Guerra Mundial bajo el mando del general Patton. Sheeran está acostumbrado a acatar órdenes sin hacerse más preguntas. Sheeran ha visto el horror de la guerra. Aunque este aspecto de la personalidad del protagonista se deja entrever sutilmente es posible relacionarlo con otro personaje de la filmografía de Scorsese: Travis Bickle. El icónico protagonista de Taxi Driver (1976) sufría el conocido Síndrome de Vietnam que, además de provocarle insomnio, le impedía relacionarse con normalidad con la sociedad, cruzando la línea de lo permitido en numerosas ocasiones. En su último largometraje, Scorsese justifica la tendencia a la violencia de Frank Sheeran de la misma forma que lo hizo en Taxi Driver.

Robert De Niro en Taxi Driver
“Al igual que Travis Bickle en Taxi Driver, Frank Sheeran es un personaje marcado por el horror de la guerra”|Fuente: Fickr

Por otra parte, el director neoyorkino se toma su tiempo para construir la historia de Sheeran jugando con los flashbacks –un recurso muy recurrente en Infiltrados (2006) o Shutter Island (2010)– para que el espectador vaya montando en su cabeza, sin prisas, todas las piezas del rompecabezas. Todo esto, con un juego de escenas donde las miradas y los silencios tendrán especial importancia a la hora de entender qué está ocurriendo.

Esta serenidad a la hora de contar la historia refleja una madurez que se percibe tanto en los personajes como en la forma que tiene de contar la historia e, incluso, en la propia violencia que muestra la película. Ya no vemos grandes escenas incómodas de torturas o violaciones, como sí ocurría en Casino (1995) o en Gangs of New York (2002), sino que ahora todo es más pausado. Especialmente, en su último tercio, donde Scorsese deja espacio a la reflexión y hace un retrato más intimista y contemplativo del protagonista, volviendo al estilo de otros largometrajes como Silencio (2016) o La edad de la inocencia (1993).

Escena de Casino
«Escena de Casino, en la que actuaban De Niro y Pesci”|Fuente: Fickr

Con El irlandés Martin Scorsese ha sabido reinterpretarse a sí mismo y a toda su filmografía, pero este mérito no es solo suyo. Afortunadamente para todos, desde hace muchos años el director hace una dupla perfecta con Thelma Schoonmaker, la encargada del montaje de sus películas desde Toro Salvaje (1980) y la culpable de que, por mucho que dure la cinta, el ritmo no se pierda.

El cine sobre Mafia: un punto de encuentro

La madurez que ha alcanzado el director neoyorkino se refleja en un film en el que no le basta con contar un relato sobre gangsters, sino que aprovecha la ocasión para narrar una historia sobre la amistad, la lealtad, el arrepentimiento y el paso del tiempo atravesándola con el retrato de la historia política estadounidense del siglo XX que modifica e influyen en el comportamiento de los personajes a lo largo del metraje.

Para ello se apoya en tres monumentales actores marcados por el cine sobre mafia: De Niro, Al Pacino y Pesci. Uno de los Nuestros, Casino, El Padrino, El precio del Poder, Atrapado por su pasado, Érase una vez en América… Son ejemplos de cintas que han marcado la filmografía de estas tres leyendas del cine, donde todo el público les recuerda y les quiere volver a ver brillando como en sus mejores tiempos. Y esta película les ha ofrecido la oportunidad perfecta.

De Niro y Pacino en El Irlandés
“De Niro y Pacino coinciden de nuevo en El irlandés”|Fuente: Youtube

Con El irlandés De Niro y Pacino vuelven a encontrarse y se desquitan de esos últimos papeles que han «manchado» su filmografía, mostrando de nuevo la mejor versión de sí mismos. Por su parte, Pesci regresa a las pantallas para demostrar que, aunque haya preferido alejarse de los focos, no ha perdido forma. De hecho, es probablemente el que mejor está de los tres. Cierran el círculo Harvey Keitel, un recurrente en las primeras películas del cineasta; y Anna Paquin, encarnando la conciencia de Frank Sheeran y ofreciendo una actuación basada en la contemplación y el juicio constante sobre el protagonista que le acabará desestabilizando en el ocaso de su vida.

Esta mirada al pasado que hace Scorsese confirma el amor que siempre ha demostrado por el cine y, además, pone sobre el celuloide todo lo aprendido durante toda su carrera para crear una de sus obras más reflexivas, completas y maduras con un tono nostálgico de ese director que rememora toda su vida en la frontera de los 80 años. Al igual que Frank Sheeran al final de la película, Scorsese está despidiéndose de alguna manera del espectador dejando en una sola cinta todo su legado cinematográfico. Y qué legado.

«Las películas tocan nuestros corazones, despiertan nuestra visión, y cambian nuestra forma de ver las cosas. Nos llevan a otros lugares. Nos abren las puertas y las mentes. Las películas son los recuerdos de nuestra vida. Tenemos que seguir con vida.»

Martin Scorsese.