Los seguidores de Harry Potter desempolvan sus túnicas, sus varitas y sus bufandas rayadas para la gran ocasión: una nueva novela desembarca en nuestro país y los ‘muggles’ (término que se emplea en la saga para denominar a los seres humanos sin poderes mágicos), ávidos de nuevas aventuras en la escuela Hogwarts, suben sin dudar al tren situado en el andén 9 y ¾ para sumergirse en una nueva historia.
Ante todo,aclarar que no se trata de una novela al uso, si no que el libreto de la obra de teatro ideada por Jack Thorne y John Tiffany, quedando J.K. Rowling como co-autora de esta nueva aventura inspirada en los hechos acontecidos en la saga de Harry Potter. La acción, en este caso, se traslada diecinueve años después, y recogen el testigo los hijos de los personajes principales: Albus Severus Potter, Rose Granger-Weasly y Scorpius malfoy, camino a su primer año en Hogwarts.
Todo el mundo espera que Albus sea un digno heredero de su padre, como su hermano mayor James. Sin embargo, cuando el Sombrero seleccionador designa al protagonista a Slytherin, empieza la pesadilla para Albus, que al parecer tampoco destaca especialmente en la magia ni en el quidditch, el famoso deporte que se practica volando en escoba. Aunque este hecho consigue unirle más a Scorpius, que también se siente marginado en Hogwarts pese a ser un estudiante brillante, siendo ambos grandes amigos.
Los años pasan rápidamente en la obra, y a medida que avanza el tiempo vemos como la distancia entre padre e hijo llega a unos niveles insalvables. Albusse siente una carga y una decepción constante para su padre, sin saber que éste tiene otros problemas mayores en su trabajo como director del departamento de Seguridad Mágica: los seguidores de Voldemortvuelven a entrar en acción.
Algo que hereda Albus de su padre es la capacidad de meterse en líos, y junto a su inseparable amigo Scorpius y Delphi, sobrina de Amos Diggory, intentando realizar una buena acción desencadenarán una serie de acontecimientos que podrían cambiar el mundo tal y como lo conocen.
Hasta aquí, un breve resumen del argumento de la obra, en el que no se profundizará para no estropear la sorpresa a los futuros lectores, pero se considera imprescindible conocer la saga, especialmente la novela ‘Harry Potter y el Cáliz de fuego’, ya que una parte de la historia nos traslada a los hechos del Torneo de los tres magos.
La saga finalizó con el séptimo libro.
Es difícil reconocer lo inevitable: Harry Potter finalizó en su séptima novela y el resto, son pinceladas para rematar un cuadro muy grande de un universo mágico que cautivó a miles de lectores. El lector curioso puede adquirir pequeños libros sobre Quidditch, bestias mágicas y demás curiosidades, e incluso en internet se pueden encontrar multitud de fan-fiction desarrollados por fans de la saga que debido al final de la misma tratan de ampliar esas historias a su gusto. Y esta obra de teatro, pese a que J.K. Rowling pretende que sea incluida en el universo oficial de Harry Potter, da la sensación de ser un fan-fiction poco inspirado en muchos tramos.
Los nuevos personajes creados para la ocasión son planos y poco interesantes; el lector simpatiza más con Scorpiusque con el eterno atormentado Albus, que cree vivir a la sombra de una familia en la que hay un clarísimo problema de comunicación. Algunos de estos personajes son mencionados al inicio y prácticamente ni aparecen y tampoco se echan de menos, como los hermanos de Albus o la hija de Ron y Hermione.
Pero es que los personajes antiguos, 19 años después, dan la sensación de haber perdido todo su carisma por el camino.Hermione y DracoMalfoyson los únicos que parecen haber conservado carácter en el paso a la edad adulta, pero Ron aparece en la novela como un hombre que sólo sabe decir tonterías a destiempo y Harry, pese a tener un inevitable peso narrativo en la trama, se diluye por momentos para resurgir en el ‘gran final’ de la historia.
Incluso grandes personajes del pasado reaparecen en la historia para aportar algunos guiños a los seguidores, alguno con mayor fortuna como Snape, al que se le otorga un breve pero decisivo papel en la trama, y algunos con menos, como Dumbledore, que pese a ser tan sólo un cuadro mágico con el que Harry mantiene un par de conversaciones, se convierte en un personaje totalmente alejado del antiguo director de Hogwarts.
Hay ciertos momentos de brillantez en la trama, pero nada original ni para el género ni para la propia saga. El uso de un giratiempo, objeto mágico que permite viajar a través del tiempo, recuerda demasiado a la novela ‘El prisionero de Azkaban’, y como ya se ha comentado, una parte de la acción transcurre en el torneo acontecido en ‘El cáliz de fuego’. El hijo adolescente que se rebela porque vive a la sombra de su padre, un villano derrotado que quiere ser vengado por su heredero…
Tal vez, el mayor problema de este libreto de teatro, es que no debería haber salido de los escenarios. En una butaca a oscuras es probable que esta historia se digiera mejor, pero los lectores es mejor que por ahora hagan volver a las lechuzas mensajeras a sus jaulas, guarden la varita y cuelguen la toga de gala para una mejor ocasión: ‘Harry Potter y el legado maldito’ no cumple las expectativas.