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Liga de la Justicia: del arte al negocio

Viernes 17 de Noviembre, 12:35 AM. Dos amigos esperan en la sala de cine el comienzo de Liga de la Justicia. La velada no ha empezado bien. Llevan ya media hora de anuncios, y cuando han llegado a comprar las entradas han descubierto que casi toda la sala estaba llena. Su mejor opción ha sido situarse en un lateral bastante alejado de la pantalla. Habían olvidado que, pese a los anteriores tropiezos de DC, aún quedan fans acérrimos de este universo de superhéroes, los cuales no se resignan a aceptar el fracaso de dicha empresa. Tal vez esta sea su oportunidad de ver algo digno.

Después de esta larga espera en la cual el fondo del cubo de palomitas empezaba a tocarse con la mano, los anuncios llegan a su fin. Un silencio absoluto inunda la sala. La expectación es evidente. Por fin aparece el opening de DC. Uno de los dos amigos, que no recordaba esta cabecera, comenta en voz baja al otro «si es una copia de la de Marvel». El otro sonríe fugazmente, pero no le presta mucha atención. Ya no puede escapar de la atracción del inminente espectáculo.

Efectivamente, la intro de Liga de la Justicia tiene un toque a Marvel. Este toque no termina con el fin de la entradilla, sino que permanece vivo en varios momentos de la película. Esto es, en gran parte, un problema. La rivalidad DC-Marvel es más que evidente, pero Marvel fue pionera en la creación de un universo compartido en el cine. DC ha tardado tiempo en ponerse las pilas. Y este tiempo, si no oro, si que ha supuesto para Marvel millones de dólares al bolsillo. Pero vayamos por orden.

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Wonder Woman a punto de salvar Londres de un ataque terrorista

Liga de la Justicia llega tras cuatro ambiciosas predecesoras, con mayor o menor éxito. Este film suponía ver juntos de nuevo a Batman (Ben Affleck), Superman (Henry Cavill) y Wonder Woman (Gal Gadot), esta vez acompañados por Aquaman (Jason Momoa), Flash (Ezra Miller) y Cyborg (Ray Fisher). En cuanto a la dirección, la película se sale de lo habitual. Comenzó dirigiendo Zack Snyder, curtido en películas como Batman v Superman, 300 o Watchmen. Lamentablemente, su hija falleció a mitad de rodaje, y pasó a ser sustituido por Josh Whedon (Los Vengadores 1 y 2).

La película tiene cosas buenas. Se puede disfrutar si no vas con altas expectativas. Tiene buenas escenas de acción (la primera con Batman, la que ocurre en la isla de las amazonas, cierto enfrentamiento entre los protagonistas en un momento dado…). Además, la trama es coherente, funciona. Estos dos factores son suficientes para hacer que una película de superhéroes cumpla su función más básica.

Por otro lado, hay muchas cosas que rechinan. La más grave de todas es la simplicidad del argumento. Si Batman v Superman era criticada por ser muy rebuscada y no seguir un hilo coherente, aquí vemos todo lo contrario (tal vez a propósito). Y esto tampoco es bueno. Hace años del comienzo de la “edad de oro” de los superhéroes. Esto supone un listón más alto. El espectador ya no se conforma con poco. Se busca innovar. Esta película habría funcionado mejor en 2012.

Es una película sobre un grupo de superhéroes, pero vemos que no todos tienen el mismo peso. Batman cumple con su rol de líder, aunque en algún momento queda en evidencia su inferioridad frente a sus compañeros. Wonder Woman mantiene parte de esta fuerza que mostraba en su película en solitario. Ayuda a Bruce Wayne a fundar el grupo de prodigios que tratará de salvar el mundo.

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El rídiculo Aquaman de anteriores adaptaciones ha sido sustituido por uno macarra y con estilo

No debería sorprender a nadie que se hable de la vuelta de Superman, debido a esas odiosas piedrecitas que se movían en su tumba tan solo 5 minutos más tarde de su muerte. El problema es que han ignorado esas piedras para traer de vuelta al kryptoniano de otra forma totalmente distinta. El caso es que vuelve, y es casi interesante ver su ausencia en el metraje casi tanto como su regreso. Queda claro en la última parte de la película que su poder está muy por encima del de los demás, lo cual no tiene por qué ser malo.

El evidente alivio cómico de Flash funciona bien dentro de una película con tantos aires épicos. Aquí encontramos ese intento de seguir la fórmula de Marvel. DC había definido su personalidad con películas de tono más serio, pero ahora parece tratar de acercarse al toque más ligero de Marvel. Por lo general le sienta bien a la película. Sin embargo Flash no tiene la profundidad adecuada para el personaje. Sabemos más bien nada de él.

Lo mismo ocurre con Cyborg y, especialmente, Aquaman. Este último entra en la película porque él quiere, y no se nos revela nada de su pasado. Encontramos buenos momentos protagonizados por Aquaman, aunque no es alguien decisivo en la trama. Tampoco lo es Cyborg. Da la impresión de que no saben qué hacer con él. Al menos de Cyborg llegamos a conocer sus sentimientos hacia lo que es, además de pinceladas de su historia.

En cuanto al villano, deja mucho que desear. Lo único que sabemos de él lo cuenta Wonder Woman en dos minutos de la película. Además no toma distancia de cualquier otro villano de muchas de estas películas. Muchos se quejan del bigote de Henry Cavill eliminado por CGI, pero lo realmente incómodo de ver es al villano, a Steppenwolf. Queda bastante falso. Realmente, a nadie le importa demasiado lo que hace o deja de hacer Steppenwolf. Lo único que se hace interesante es la interacción de los protagonistas. Se acompaña de unos bichos humanoides alados sospechosamente similares a los que aparecen en Los Vengadores.

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No han sido pocos los que se han quejado del aspecto poco realista del villano, Steppenwolf

Respecto a este plano desarrollo de los personajes encontramos dos causas principales. La primera de ellas se debe a este tiempo que DC perdió hasta que descubrió el negocio de los superhéroes. Dicha pérdida ha supuesto una apresurada carrera hasta su propia versión de Los Vengadores. Esto ha supuesto que se hagan pocas películas individuales antes de llegar a esta. ¿La consecuencia? Una precipitada introducción en una obra incapaz de abarcar tanto metraje, para introducirlos en condiciones en posteriores entregas individuales.

El otro motivo que ha provocado esta simplicidad de personajes son las directrices de Warner respecto a la película. Y aquí entramos en terreno peligroso. Por algún motivo, los jefazos quisieron que la película no sobrepasara las dos horas de duración. Esto se ha seguido al pie de la letra, ya que la película ha durado 121 minutos contando con los créditos.

Hollywood: el dinero y el arte

Si tomamos cierta distancia para observar todo esto, podemos ver que la producción de la película ha sido accidentada. Es una película que aspira a mucho, pero que no ha tenido el tiempo suficiente para sentar sus bases. Por otro lado (aunque de esto no tenga culpa nadie) el cambio de director ha supuesto cambiar algunas ideas originales y el estilo de Snyder. Pero este punto no ha sido tan grave como lo han sido otros. Para adaptarse a la duración impuesta, la película se ha visto reducida en gran medida. 

A todo esto, además, se suma la creciente tendencia de volver a grabar nuevas escenas. Estas grabaciones, llamadas reshoots, comenzaron a ponerse de moda hace un par de años. Algunas de las películas más sonadas que han recurrido a esta técnica han sido Rogue One y Escuadrón Suicida. Por algún motivo, una vez terminada la producción del film, se decide volver a grabar escenas adicionales. 

Este sinfín de traspiés nos hace cuestionarnos la naturaleza de una película. Hubo un momento en el que las producciones eran, al menos, intentos de crear arte. Al menos la mayoría. Ahora las películas con el arte como fin son excepciones entre máquinas de hacer dinero. 

Liga de la Justicia es un claro ejemplo del cine como medio para ganar dinero. La película es moldeada buscando lo que el público va a querer para vender más. El mensaje que el director quiere transmitir pierde peso frente a las normas que impone la productora para hacer una película rentable. Ni si quiera hay un solo director o se respetan sus ideas originales. Se intenta imitar a Marvel para tener su éxito, pero no se repara en cómo lo ha logrado.

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El futuro de DC depende de si aprenden de sus errores o mantienen sus métodos

Hemos asistido a la pérdida de personalidad de las películas. Ya no son un producto creado a raíz de una idea para hacer algo nuevo. Ahora la clave del éxito es usar una idea existente para enriquecerse. Si antes se usaban medios para hacer un fin, a una película, ahora es al revés. La película es un medio para llegar a un fin, la recaudación. 

Como resultado asistimos a creaciones como esta. Liga de la Justicia no llega al desastre. Se puede pasar un buen rato viendo las buenas escenas de acción y la creación de este épico grupo. Sin embargo, la película no aprovecha todo su potencial, eligiendo el dinero rápido antes que la calidad.