La vida de Lafcadio Hearn, autor de El romance de la Vía Lactea (Chidori Books, 2015), fue una verdadera odisea. De madre griega y padre irlandés, el joven Lafcadio vivió en diversos países como Inglaterra, Francia, Irlanda y Escocia. Abandonado primero por su padre y luego más tarde por su madre, fue educado por su tía paterna en estricta religiosidad cristiana.
Hearn siempre sufrió de una falta de autoestima abrumadora. Durante su infancia perdió la visión de un ojo del cual quedó tuerto. Sumando esto a su fuerte miopía, el pobre tan solo podía ver de cerca con una lupa. Es por ello, que en casi todos sus retratos posa de lado o con los ojos cerrados.
A la corta edad de 19 años, Hearn se traslada a los Estados Unidos donde empezará a trabajar como periodista para diversos periódicos. Pronto logró cierta fama en el mundillo. Las relaciones íntimas y su posterior matrimonio con una mulata le valieron el despido del periódico The Cincinnati Enquirer. Tras pasar por varios periódicos como cronista reputado y con esa inquietud que parece le caracterizó, fue destinado en el año 1840 como corresponsal en Japón.
Hearn, un aventurero occidental
Un hombre sin bandera ni patria encontró en la Japón de la época un hogar. Hearn vio en la cultura oriental todo lo que estaba buscando. Por supuesto, su obra dio un giro de 180º. Puede que esto se deba a que fue de la mano del amor para conocer a fondo una cultura tan misteriosa y desconocida para un occidental. Se casó con la japonesa Setsuko Koizumi convirtiéndose no sólo en un japonés de pleno derecho bajo el nombre de Koizumi Yakumo, sino también en un marido y padre modelo. Justo lo que la figura paterna no le proporcionó. Un amor entre culturas que dejó a todo occidente una colección testimonial de un país lejano.
El romance de la Vía Láctea
De esta vida tan agitada nace El romance de la Vía Láctea, una obra póstuma que la editorial Chidori Books publicó el año 2015 con las maravillosas ilustraciones de Javier Bolado. La colección de textos se divide en siete partes. La primera es la que da el nombre al libro. El lector occidental se encuentra con una de las festividades más relevantes de la cultura oriental: el mes de Tanabata o fiesta de las estrellas.

Hearn detalla minuciosamente el origen de la historia de amor entre Orihime, la hija del rey del cielo, y un campesino llamado Hikoboshi.
Poesía de espíritus
Qué sería de las leyendas sin los fantasmas… Hearn, de nuevo en una labor de recopilación y traducción de escritos japoneses, se centra en un tema particularmente relevante de la cultura oriental: los espíritus. Varios seres que encarnan un alma espectral cuya función es engatusar al hombre. Una de ellas es la leyenda de La Mujer de la Nieve. Una “femme fatal” que deambula por paisajes invernales y que posee una belleza sobrenatural.
Últimas preguntas
La filosofía también es algo relevante dentro de las culturas orientales. Hearn afloró su lado más filosófico en “Últimas preguntas”. Un lado totalmente existencialista donde el cronista se hace preguntas sobre las etapas de la vida, los sueños… Para ello, se apoya en la obra del filósofo positivista Herbert Spencer.
El arte del relato japonés
Tras expresar sus dudas más profundas, Hearn se desenvuelve como un auténtico japonés para transmitir mediante dos relatos breves dos leyendas más sobre espíritus. En ambas se expresa el valor a la superstición de la cultura oriental. No menos importante es el relato que les sigue. “Más extraño que la ficción” es una narración, también breve, en primera persona simulando una experiencia propia, donde se cuenta la vida de la esclavitud negra destacando todos los aspectos morales y religiosos que ello conlleva.

Carta desde Japón
Se cierra un apasionante camino por las leyendas japonesas para entrar de bruces en la realidad más dolorosa. “Cartas desde Japón” es un pequeño ensayo sobre la guerra ruso-japonesa. Hearn analiza críticamente el modo de entregarse a lo bélico. Una nación donde el patriotismo es una religión.
Lafcadio Hearn fue una persona imprescindible para el estudio y conocimiento de la cultura japonesa. Un legado documentado por la experiencia de vivir. Todo el amor que le negaron durante su vida, lo encontró en un país remoto. Una vida apasionada y dedicada por el amor a una tierra como Japón reflejada en El romance de la Vía Láctea.