La labor literaria de Rosa Montero (Madrid, 1951) ha sido recientemente reconocida con el Premio Nacional de las Letras. Concesión que muchos considerarán más que merecida a quien ya es una de las novelistas más seguidas en nuestro país. Algunos de sus galardones son el Premio Grinzane Cavour 2003 por La loca de la casa o el Primavera 1997 por La hija del caníbal. Dedicada también al periodismo, ha sido galardonada en este campo con un Nacional de Periodismo y un Rodríguez Santamaría. Con su última publicación, La carne, ha sorprendido a su público.
Y justo antes de este reconocimiento, Montero regala La carne, una novela de abrumadora calidad literaria. No solo por la habilidad narrativa desplegada, sino por una capacidad de empatía totalmente benefactora para el lector. En las preocupaciones de la protagonista seguramente Montero haya volcado parte de las suyas propias. Y quizás por eso es una obra memorable.
Soledad Alegre es el socarrón nombre de la protagonista. Con sesenta años, Soledad tiene una relación cada vez más irreconciliable con su edad y con su cuerpo. Las arrugas y la flacidez cada vez son más difíciles de ocultar. Y aun cuando se ocultan, no se silencia su insidiosa voz. Una voz que la alarma de que morir sola dejó de ser una preocupación excéntrica para convertirse en un problema de dolorosa actualidad.
Y, hace poco, Soledad ha vivido una experiencia que agrava su situación. Lo ha dejado con su amante. Aún despechada, decide vengarse de él dándole celos. Para ello, decide contratar los servicios de un acompañante veinte años menor que ella y presentarse enganchada de su brazo en la ópera, donde sabe que coincidirá con su ex. Pero esa noche no saldrá como Soledad esperaba.
Soledad trabaja como gestora cultural. Durante la novela, está inmersa en la preparación de una exposición sobre escritores malditos. Escritores a los que, como ella, el amor hirió traumáticamente, afectando su obra y su vida. Y, como reconocimiento de la sinceridad, la propia Rosa Montero aparece brevemente como un personaje de la novela. Bajo el pretexto de esta exposición, la literatura está muy presente en la novela, con abundantes referencias cultas.
[…] a ella ya solo le quedaba bajar del escenario y apagar los focos. “No entres dócilmente en esa larga noche, /La vejez debería arder y enfurecerse al concluir el día, /Rabia, rabia contra la muerte de la Luz”, escupió con lucidez Dylan Thomas.
[p.221]
Como se dice arriba, La carne no es una novela ligera o anecdótica. Tiene mucha más fuerza. Bajo la historia de Soledad late la ansiedad de todos los que se enfrentan al paso inclemente del tiempo. De quien sufre la agresividad de una sociedad donde no se perdona la vejez, y que nos hace enemigos de nuestro propio cuerpo. Sirviéndose de un conocimiento certero de la naturaleza humana y de un dominio total sobre la capacidad de penetración de las palabras, Soledad brinda una posibilidad de redención. Una reconciliación interior que brinda Montero a todos sus lectores.
El pasado 31 de mayo, el artista Christo Vladimirov Javacheff (Bulgaria, 1935), más conocido como…
La escena final de Cinema Paradiso (Giuseppe Tornatore, 1988) es una de las más recordadas…
Hablar de la música pop ya es un lugar común en el mercado musical y…
Es irremediable, al menos a día de hoy, que cuando pensamos en los…
La generación de los escritores que aprendieron a escribir bebiendo, por suerte, se ha extinguido…
El concepto de femalehusbands podría usarse para definir a uno de los miembros de los…
Sí, usamos cookies