No hay peor trago que el deceso de un conocido. “Últimamente se nos mueren amigos todos los días”, dijo Joaquín Sabina en una entrevista al acordarse de Fernando Quiñones. Los malos tragos a la primera y con los ojos cerrados. Antonio Fraguas de Pablo falleció a los 76 años en Madrid. Tal vez sea más conocido como Forges. El genial dibujante animó durante los últimos veintitrés años las mañanas de los lectores de El País. Sus viñetas reunieron la tradición más irreverente del género. Atesoró el cariño y beneplácito de sus víctimas, incluso. No hay mayor galardón.
Con Forges desaparece un miembro más de una centenaria estirpe. Lo mejor de cada casa. Gente de tertulia y exabrupto. De legendarias estrofas y ripios vergonzantes. Artistas en su mayoría, ya sean actores, cantantes, periodistas o dibujantes. Por lo común, deudores de sus orígenes. Los chulos han jugado un determinante rol en la cultura española. Empezó Quevedo con sus burlas a Felipe IV. Siguieron otros como Valle Inclán. Remataron Camilo José Cela y Fernán Gómez. En las dos últimas décadas, destacan no uno, ni dos. 18 Chulos ni más ni menos. Lo dicho, lo mejor de cada casa.
Forges y fueron…
El sello surgió en 1999. Su fin primordial bien pudo ser la chulería. Sin embargo, sirvió como altavoz para un selecto grupo de artistas. Entre sus miembros fundadores estuvieron Javier Krahe, Pepín Tre, Carlos Faemino o El Gran Wyoming. No era una asociación reciente. La gran mayoría del elenco llevaba largo recorrido de compadraje. El mismo Forges fue miembro de estos Hollywood Vampires a la española. No en vano, el ilustrador fue asiduo a los conciertos de Krahe, Sabina y Pérez en La Mandrágora. La relación fue firme y fructífera.
Los chulos camparon a sus anchas. El último cuarto del siglo pasado dio mucho juego. Aún se recuerda la portada que Forges dibujó para el Flaco de Úbeda. Se trató del sencillo del tema «Con un par», incluido en el disco Mentiras piadosas. El tema, dedicado a El Dioni y su polémico robo, cosechó gran éxito. Toda una declaración de intenciones. Definió el carácter que encumbró al dibujante fallecido. El tratamiento más ácido de la actualidad. El humor más estiloso que echarse a la cara. La Mandrágora llevaba años cerrada. Su espíritu, por suerte, continuó presente.
Forges y el resto de chulos continuaron sus caminos. Hasta 1995, el dibujante trabajó en El Mundo. Más tarde asaltó El País en sentido literal. El sentido figurado ya es historia nacional. No obstante, sus caminos volvieron a discurrir en un homenaje a Krahe. El disco …Y Todo Es Vanidad mostró un orgánico tributo al del barrio de Salamanca. En él colaboró Forges con unos bellísimos monigotes. No quedó ahí la cosa. Se incluyó un documental en DVD sobre la presente gira de Krahe. Y allí estuvieron los chulos en una honrosa actitud de pleitesía.
Y serán
Empero, con el paso de los años llegaron los malos tragos. Krahe falleció en 2015. Un infarto de miocardio se llamó. Los chulos estuvieron de capa caída. Forges le dedicó una sentida ilustración en El País. Asimismo, colaboró en un emocionante coloquio en el Café Central. «Krahe y la pintura» reunió a grandes como Cavestany y el ya nombrado. El espíritu de La Mandrágora tuvo a bien asistir. Nunca se fue.
El mes de febrero siempre es frío. Últimamente se mueren muchos amigos. Ley de vida. Forges deja un legado inconmesurable. Uno de esos grandes hitos culturales en la España democrática. Quedarán sus obras. Y lo más importante. Queda lo más alto posible el listón para la próxima generación de chulos. El bueno de Antonio así lo querría.