Fernando Sánchez Dragó: «La socialdemocracia consiste en alentar a vagos»

En esta ocasión, hemos tenido la oportunidad de entrevistar a Fernando Sánchez Dragó, novelista, ensayista, cowboy en las ondas y presentador de programa de televisión entre otros. Dijo Arthur Schopenhauer que «El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros las jugamos» y, una tarde, el destino hizo que la mano en la desencuardenada me sonriera y el pedir mus no era opción. Hemos conseguido entrar en su casa, dinamitar su horario de trabajo por un día y hablar de los temas que nos ha dado la gana, entre sus místicos felinos.

Entrevista Fernando Sánchez Dragó

¿Cuál es el precio que ha pagado usted por ser nchez Dragó?

Muy caro. Muy caro porque lo peor que me ha pasado en la vida es el éxito. Si yo pudiera rebobinar y volver a antes del momento en el que me di a conocer cuando publiqué Gárgoris y Habidis, una historia mágica, volvería atrás sin pestañear.  Mi ideal de vida es vivir oculto. La felicidad estriba en vivir oculto y evidentemente no lo he conseguido. En el momento en el que tienes prestigio construyen un personaje que no tiene nada que ver con tu persona, y eso puede resultar pegajoso. Antes viajaba para conocer sitios, ahora viajo para huir de España. Soy una persona esquiva, solitaria y no me gusta nada ser popular ni que me paren por la calle. Ya de niño llamaba la atención. Era un niño raro por aquel entonces y ahora soy un viejo raro. Siempre he llamado la atención, no lo puedo evitar.

Entonces, ¿el personaje que se ha creado al margen de usted no tiene nada que ver con el auténtico?

Por supuesto las personas que sí me conocen de verdad saben como soy, pero ya no solo los que me desprecian, sino también lo que no me conocen, tienen una idea totalmente diferente a mi verdadero yo. Sin ir mas lejos, se me otorgan ciertas ideas políticas. Yo detesto la política, soy rigurosamente apolítico. No me interesa la política lo mas mínimo. Si por mi fuera haría desaparecer la política de la faz de la tierra. La política es el problema. A veces uno opina y ya te adscriben a cierto sector político. Como decía Ortega, «Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejía mora».

Siempre tendemos a etiquetar a las personas para poder ponerlas en un sitio u otro.

Al decir etiqueta has puesto el dedo en la llaga. Efectivamente en cuanto te conocen, sobre todo en un país como este que no soporta que la gente sea libre. Este país es de esclavos, de borregos, de cobardes… por eso se aprecia tanto la valentía. No soportan que tú puedas moverte. Que seas escritor, que presentes programas de televisión, que seas futbolista y también torero a la vez, por poner un ejemplo brusco. Debes ser de izquierdas o de derechas. Tienes que ser ateo o tienes que ser creyente. U homosexual o heterosexual. No se pueden ser varias cosas al mismo tiempo.

Si eres de una determinada ideología hay cosas que socialmente no te pueden gustar.

De hecho ha citado otra palabra clave: ideología. La ideología es lo contrario a las ideas. Quien tiene una ideología ha renunciado a tener sus propias ideas. Como el que forma parte de un equipo de fútbol. Las personas han de tener ideas, unas ideas que son cambiantes a lo largo de la vida. Quien piensa lo mismo a los sesenta años que lo que pensaba a los veinte es un imbécil, está perdido. Lo único que hay en las personas es cambio y más cambio. En tu exterior, en el mundo que te rodea, en tus amigos, en amores; todo es cambio.

Como la canción de Mercedes Sosa…

Así es. Que por cierto la entrevisté cuando trabajaba en Japón para la radio. Por aquí debo de tener una foto con ella de ese día.

¿Su padre llegó a influirle en su carrera de escritor?

Pues mira esta es una pregunta curiosa. Yo no llegué a conocer a mi padre. Lo mataron en la guerra civil el día que cumplió 27 años. Era de los periodistas más brillantes de aquella época. Dirigía la agencia Febus, una agencia de noticias muy importante.

Pasado el tiempo decido embarcarme en la creación de una novela, Muertes paralelas, en la que reproduzco el asesinato inocuo de mi padre. Tuve que meterme muy a fondo. Se había ya muerto casi toda la gente de aquella época que podía saber algo. Tuve que revolver cajones familiares, irme a hemerotecas y conseguí reconstruir ese momento de la vida de mi padre. Lo devolví a la vida.

Ahora mismo pienso que he llegado a donde mi padre debería haber llegado. Soy en cierto modo el padre de mi padre. Es una experiencia cárnica o genética, como quieras llamarla. Mi padre al que no conocí, no ha hecho más que influirme a lo largo de la vida. Ese libro lo llevo en el hombro, como los piratas llevaban el loro.

¿Y además de su padre?

Casi todo lo que mamas en la infancia es lo que te forma de verdad. Los libros que a mi me han influido no son el Ulises ni nada de eso. Los que sigo releyendo son los libros de Guillermo, Huckleberry, Tom Sawyer… todo lo que tenemos es la infancia, que es el momento en el que el niño es libre. No tiene condicionamiento. Un niño es como un dios que va poniendo nombre a las cosas. Jugar en la calle era una libertad absoluta… No había ningún tipo de clase social entre los niños.

Entrevista Fernando Sánchez Dragó
Fernando Sánchez Dragó. Fotografía || Vera Martín Zelich

 

Cuando estuvo en el Partido Comunista en la universidad, ¿cree que mereció la pena entrar a la cárcel?

Fui militante con Enrique Mújica, con Jorge Semprum, junto a Tamames… En la cárcel he estado 5 veces y un total de 17 meses. Era el que más iba a la cárcel, el plusmarquista.

Yo estuve en el Partido Comunista, pero no era comunista, pero vamos, como la mayoría que estábamos allí. Lo que de verdad eramos era antifranquistas y amantes de la democracia y el único vehículo en aquella época era el Partido Comunista. Luego se produjo una diáspora de todos los que estábamos allí y muy pocos continuaron siéndolo.

Cuando estuve en el PCE no fue por una sensibilidad política o social, la cual nunca he tenido, sino fue por escribir. Yo quería ser Hemingway. Era un niño bien, del barrio de Salamanca y no podía irme a cazar leones al Kilimanjaro, la única aventura que tenía al alcance de mi mano fue la política.

La cárcel para los presos políticos de los hijos de los vencedores era como ir a un colegio mayor, con la diferencia que no sabías cuando ibas a salir, que no tenías contacto con la chicas (ríe), pero al mismo tiempo eran sitios muy higiénicos, nunca hubo problemas, conocías gente interesantísima, estudiabas lenguas… Desde ese punto de vista la cárcel forma parte rigurosa de mi formación como escritor.  Los presos comunes tenían historias maravillosas, no lo presos políticos que eran un coñazo.  Ahora estoy con mis memorias, te das cuenta de todo lo que pudiste hacer y no hiciste.

Me define más lo que pude hacer, quise hacer y no hice que lo que hice, que también lo pude y quise hacer, pero no es lo mismo. Me hubiera gustado no meterme en política. Hubiera tenido una vida más afín a mi persona que al personaje. Una vida totalmente monacal. Soy hijo de la calle de la cárcel y del exilio…

A la tecnología, que nos hace ser personas mucho más relacionadas, una antítesis de lo que usted pretende, ¿le tiene miedo o es simple indiferencia?

Al principio era indiferencia. Ahora es miedo. Creo que el fin del mundo es Internet. Y lo que es evidente es que el periodismo como el que yo he hecho ha muerto. La literatura ha muerto. Las librerías están cerrando y todo el mundo se cree que puede ser escritor. Cuelgan su libro en Internet, le sale gratis, tiene su minuto de gloria y por lo general el libro es una porquería. Pero todo así coño. Ligar, ya no es como hace un tiempo. Antes ibas a un café o ibas en el metro, veías a una chica y no sabías que podía pasar. Ahora son todo citas a ciegas por el ordenador.

Estoy acorralado por la tecnología. Mismamente el teléfono; antes los de baquelita, esos pesados negros no tenían tantas opciones de prefijos y de historias. Es el lío padre. Igual que sacar un billete de avión, ahora hay que hacerlo por Internet y me lo tiene que sacar mi mujer. Como una persona que se da cuenta de que la batalla del Armagedón ha comenzado y la va perdiendo. Por suerte, como ya soy mayor la voy a perder por poco tiempo. [Mientras habla, no puedo evitar que me vengan a la cabeza los versos del cantautor Sabina: “En cada esquina se hacen páginas web o te sellan un sello”].

¿En cuanto al multiculturalismo, cree que anula la cultura endémica?

Por completo. El multiculturalismo es la no cultura. Cuando confluyen varias culturas pero no se cruzan entre sí, es la falta de criterio y excelencia. Es un gazpacho, donde todos los ingredientes se desnaturalizan. Una total conjura contra la cultura.

Decía Luis Alberto de Cuenca que el multiculturalismo es un nuevo fascismo solo que más hortera. Y es verdad tal cual. Es el nuevo fascismo y desde luego hortera a más no poder.  Los griegos de la diáspora, los de la cultura helenista decían que la cultura es cosmopolita; luego apuntillaban, y sobre todo Griega. Pero sin mezclarse. He buceado muchísimas culturas y he viajado y visto gran parte del mundo. En cada lugar haz lo que vieres, pero no mezcles. Me molesta lo mismo que en la esquina de esta calle haya un chino, como que en la esquina de la calle de Pekín donde viviese hubiera una taberna andaluza por ejemplo.

Al final el multiculturalismo es la desaparición de la jerarquía. No podemos comparar, que lo respeto totalmente, pero el creer que es lo mismo el Tam Tam de una tribu africana y la Novena sinfonía de Beethoven, es algo totalmente injusto.

¿Cómo fue el paso de empezar en el Partido Comunista y estar ahora en un total individualismo?

Leyendo lo que escribía en la universidad me doy cuenta que siempre he sido un individualista acérrimo. Hay un episodio de cuando militaba en el PCE y cumplía condena en la cárcel. Cayó en nuestras manos un número del Paris Match, cosa que fue algo inaudito, en el cual había una serie de preguntas por las que te sacaban la filiación política. A todos les salían pensamientos más o menos de izquierdas y cuando me tocó hacerlo a mí, salió que mi pensamiento era el de un hombre liberal. El tema de impuestos, estaba totalmente en contra… En el PCE los jerarcas me trataban de una forma despectiva. Decían que yo era un marxista vitalista, como Hemingway.

He hecho como cualquier persona que tiene dos dedos de frente. He ido probando todo, y poco a poco eligiendo y descartando. Fui primero comunista, después socialista, más adelante fui anarquista, hippie y al final he acabado siendo lo que de verdad soy: anarcoindividualsta.

En todo este paso de pensamientos políticos, ¿Cómo ha evolucionando la idea de libertad?

Hombre, la libertad es como la belleza, algo sumamente difícil de definir. Es un sentimiento, es una emoción, es un sentimiento de vida. La libertad no depende de lo que pasa fuera, depende de lo que pasa dentro de ti. Ser libre es ser fiel a ti mismo. “Conócete a ti mismo”. En ese momento sabes lo que quieres hacer y lo que debes hacer. Hacer lo que quieres hacer y puedes hacer, mientras que lo que debes hacer es el súmmun. Cuando se funden esas tres cosas tienes libertad.

Entrevista Fernando Sánchez Dragó
Mesa de estudio de Fernando Sánchez Dragó. Fotografía || Vera Martín Zelich

¿Cree usted que la tauromaquia es el compendio del derecho a la vida, la libertad y la propiedad privada?

En estos momento declararte taurino es como si te declarases nazi. A mí me gustan mucho los toros. Es lo único que nos queda ya del mundo antiguo. Es la más imponente escuela de valores éticos que se haya conocido nunca, el arrojo; la valentía, la fraternidad; el amor hacia los animales, todo eso está refugiado en la tauromaquia y que milagrosamente ha sobrevivido en España. Y no vamos a ahondar en los argumentos a favor o en contra porque entonces se repetiría la misma historia…

¿Sabes quién es el primer cronista taurino? Platón. En su libro de La Atlantida ya habla de este rito tan ancestral. Él cuenta, que se lo había contado su maestro, un rito ancestral. Solón había sido iniciado en los secretos de la Atlántida, entonces Platon, discípulo suyo y cuyos labios estaban cerrados, deslizó por sus labios esos espectáculos en los que un individuo armado con un trapo y un instrumento de hierro daba muerte a un toro.

El toreo también representa la feminidad. El traje de luces que lleva con los alamares; caireles; las zapatillas… todo de luces y lentejuelas. En cambio el toro es la fuerza viril. El macho y la hembra se encuentra y por contacto se van modificando. Entonces, en la última suerte, el torero tiene que meter su estoque, con forma de falo, por una de las agujas del toro que forma además un triángulo isósceles perfecto, lo cual es también el símbolo de la feminidad; en ese momento de transmutación se consuman y el toro se transforma en mujer y el torero adquiere el papel de macho.

Es el mayor amasijo de símbolos que existe en la historia. Todo tiene su porqué. Utilizar solo una palabra para describir toda esta liturgia milenaria es un auténtico despropósito.

¿Para la tauromaquia es el principio del fin?

Estoy encabronado con España, pero por lo único que me siento identificado es la lengua y los toros. En el momento en el que desparezcan los toros mi vínculo con España se habrá acabado.

¿Es más fácil tener fe o no tenerla?

Yo no creo en nada. Solo creo en lo que verifico. Y esto me permite ser libre con respecto a las demás creencias, pero vamos… soy un poco de todo y nada. El paganismo sería mi religión el Anima mundi de la que hablaban los antiguos filósofos, que por definición es inmortal, es la energía. Una experiencia inefable que hay que vivirla.

¿Que significado tienen para usted los premios del Estado?

Nada. Los premios como dice Woody Allen son solo estatuillas que se cubren de polvo. Son anécdotas. He sido galardonado dos veces como Premio Nacional de ensayo, una vez Premio Planeta, tengo el Premio Ondas, Premio Lara… En Castilfrío guardo un ataúd en el despacho donde voy dejándolos todos. No tienen la más mínima importancia, pero los premios que te dan dinero sí que me gustan. Llevo una vida frugalísima, soy ascético a más no poder y si me dan dinero con el que pago mis facturas me parece perfecto, pero de honores no quiero ninguno. Por no ponerme una corbata no sabes a la cantidad de galas y premios a los que he rechazado ir.

La gente es vanidosa a más no poder y no se porque tienen el concepto de que soy alguien vanidoso yo también… Si soy la persona con menos ego del mundo (risas), mírame… voy vestido como un clochard. El jersey desgarrado por los gatos, cuando viajo me meto en cualquier parte. Uno puede serlo a los veinticinco pero más no. Eres idiota si de mayor eres vanidoso. La vanidad es un vasito que se llena enseguida.

El sufismo dice que lo único que tiene sentido en la vida en todo lo que no puedes perder en un naufragio. Lo que tú eres . Diferencia entre el tener y el ser. Lo que sirve es el ser. Tener dinero es mortal. En la vida he ganado mucho dinero, pero siendo hippie de joven he sido más libre. Lo más caro que hay en el mundo es tener dinero. Nunca busqué el dinero.

¿A sus detractores literarios qué les diría?

A mí me cuentan que tengo muchos, a mí no me consta, porque no me entero a no ser que venga alguien a hacerme un comentario. Por otra parte soy completamente ajeno al elogio y al denuesto. Que lo hagan o no me da igual.

La sensación que tengo es que mis detractores no existen. La crítica de mi obra escrita es buena. Los progres es el grupúsculo que no perdona que dejase de serlo. Son unos cristianos en potencia. Son una herejía del cristianismo, creen que si lo has sido lo eres para toda la vida, como el que es cura, y cuando sales te tachan de renegado. Con Luis Alberto de Cuenca no se meten porque él nunca fue de izquierdas. Pero todo son por motivos políticos o de envidia. Es como decía Ortega, la «aristofobia». El pecado capital de España. Todos los males de España vienen por la envidia. El español está siempre jodido porque su vecino cree que folla más que el. No tengo un solo detractor en la distancia corta. Soy una persona simpática, amable, y entretenido. Mis detractores no me conocen de verdad, ven el personaje y no a la persona.

Tendrá que hablar usted con el Gran Wyoming.

(Risas) No voy a hablar de Wyoming. No me fío de la gente que no para de hablar mal de los demás, pero te puedes imaginar lo que pienso de él. De todas formas no tengo las ideas muy claras sobre el Gran Wyoming, quizás él de mi sí, pero no soy un gran seguidor de él. Sale por televisión y el problema es que apenas la veo.

Europa se desintegra, en el Atlántico llega el ocaso y en oriente amanece.

La historia de la humanidad se mueve por ciclos. Primero el turno fue del Mediterráneo. Egipto, Grecia Roma… Luego el ciclo del Atlántico, con el descubrimiento de América y la hegemonía de los Estados Unidos y ahora llega el turno de China. Los chinos pueden comprar todo lo que contiene el globo terráqueo incluidas las gafas que llevas puestas. Con la nueva ley de dos hijos por pareja china acaba de salir un nuevo orden mundial. Europa es un cadáver muy voluminoso que tarda en desintegrarse.

Hay tres grandes bloques futuros: China, Rusia y el Islam. Europa se va convertir en un parque temático con vino, moda, museos, iglesias donde vendrán los chinos, los rusos y los moros a beberse nuestro vino, a comerse nuestros rodaballos y a follarse a nuestras chicas. Estamos a punto de que estalle la 3ª guerra mundial y en España ha estallado la guerra civil, sin tiros, pero guerra civil. En Siria están interviniendo todas las potencias mundiales, como ha ocurrido a lo largo de los tiempos cuando había un gran conflicto. Después de una crisis económica, lo siguiente es una guerra, donde se destruye todo y el avance tecnológico es impresionante, pero no solo armamentístico, sino en la medicina o en lo arquitectónico.

Entrevista Fernando Sánchez Dragó
Fernando Sánchez Dragó. Fotografía || Vera Martín Zelich

Si no estalló cuando la Crisis de Crimea…

Las guerras se anuncian por escaramuzas… Yo estoy con Putin en el caso de Crimea. Rusia marca el pulso, el ritmo. Notas que la historia universal para por allí. El único hombre de estado como los viejos hombres, como Churchill o de Gaulle es Putin. Sabe que es la soberanía rusa, es conocedor y estadista como Pedro I El Grande. Quiere recuperar todo. Son la opción conservadora y representan el sentido común. Todos los cañones de Europa y Estados Unidos están contra Putin y lo que nos cuentan es mentira. Estudia a Putin y la “santa Rusia”.

¿Cataluña y el secesionismo catalán ha llegado en un momento planeado?

Ese secesionismo ha esto siempre ahí. Cuando en España llega la Primera República estalla el cantonalismo ¡Murcia se autoproclama cantón! España es un país tribal. Cuando llegaron los romanos y los cartagineses media España se fue con unos y la otra media con otros. Lorca escribió “aquí pasó lo de siempre, murieron cuatro romanos y cinco cartagineses”. Eso es el telón de fondo de la historia de España.

El separatismo ha estado siempre ahí. Pero por todas partes. Villanueva de arriba y Villanueva de abajo. Pero ha estado por un dislate brutal, los estados de autonomías 17 gobiernos en un país… ¡vaya gasto! Ni siquiera sin corrupción. Atizar los demonios latentes de la historia son las autonomías. España ha sido un país que nunca se ha vertebrado. Rajoy dándose cuenta de que va perdiendo y perdiendo, ¿ha sido tan astuto para que se pudra el asunto catalán para salvarlo todo?, sería un ejemplo maquiavélico, y si gana las elecciones cruzará el Rubicón, o en este caso el Ebro. Una Constitución si la tienes es para aplicarla. El artículo 155 había que haberlo aplicado hace muchísimo.

El PP se cae por momentos, el PSOE no se levanta, Podemos esta tocado, ¿y Ciudadanos ?

Es la gran opción. Cuando a una persona le llega su momento no hay quién lo pare y Albert esta en su momento. No me extrañaría que su partido fuera el más votado, pero el que gane necesitará una coalición. O Rajoy y Rivera, uno de ellos dos será presidente. El disparate mayúsculo sería Pedro Sánchez y Podemos… Si hay un hoyo para meter la pata, España la va a meter también te digo. Me conformo con un Albert Rivera. Hay un político que a mi me gusta: Santiago Abascal .

¿Vox?

Sí. Propone la supresión de las autonomías, que para mí es clave; el tipo único de IRPF nivelarlo por abajo es lo monstruoso y ellos quieren hacer lo contrario. Aplastar la inventiva es lo miserable, y una sociedad en la que los impuestos son más del 10% es solo es por un afán confiscatorio. La socialdemocracia consiste en alentar vagos. Es el mayor timo de la historia mundial. Es la pólvora del rey… El gran fallo de Santi Abascal es ser tan católico.

¿Un libro recomendado para Íñigo Méndez?

El Tao Te King. Si se quemasen todos los libros del mundo y pudiera salvar uno libraría de las llamas a ese libro.  El buen político es aquel que no se nota. El que menos interviene. Laissez faire et laissez passer, le monde va de lui même… Deja a la sociedad que se estructure sola coño. El intervencionismo es el mal.

¿Votará?

No. me voy a lejanas tierras y quiero estar incomunicado.

¿Dónde viajará?

No quiero ir a ninguna parte. Conozco ciento y pico países, pero no de turista, sino pateándomelos. No me gusta ir al mar. Toda la chusma turística va al mar. En cuanto hay guerra, erupción del volcán o lo que sea, voy a ese sitio porque desaparecen los turistas. Soy un viajero muy aburrido, donde sea la comida buena, la gente sea agradable y donde no hablen mi lengua es donde me gusta ir. Si no hablan mi lengua puedo concentrarme al máximo en todo. Cuando voy a mi destino me paso el día metido en el hotel para escribir y después salgo a conocer el lugar. La única alternativa que tengo es el África negra, pero eso sí que se ha convertido en algo peligroso.

La América española no me gusta y lo descarto, ¿las islas del pacifico con abominables gordos de la Europa? ¡Vade retro! Menos París, en Europa no me gusta nada. Esta, Tokio y Bangkok son mis ciudades favoritas. Donde hay budismo la gente es muy educada, pero claro están los chinos encima.

¿Relee sus libros?

Sí, a veces repesco alguno y le echo un vistazo nada más.

¿Que está leyendo ahora?

Un hombre enamorado, del escritor este noruego, los diarios de Gil de Biedma, un libro sobre la lujuria, El reino… Siempre leo varios libros al mismo tiempo.

¿Escritor o lector?

Para ser escritor hay dos condiciones sine qua non, tener algo que contar y leer mucho, mucho. No hay más. Si te digo que estoy 10 horas trabajando, no quiere decir que esté escribiendo todo el rato, sino también leo, viajo, investigo… Mi vocación es ser escritor y todo lo he hecho para ser escritor, viajar, estar en el PCE… Me divierte follar, comer bien , beber champagne pero lo que más es escribir. Mi ocio es mi negocio.

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