Atención: Este artículo contiene spoilers
El terrorismo es uno de los fenómenos que más han marcado nuestra época. Si bien es cierto que lleva conviviendo con los ciudadanos desde hace más de un siglo, desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 la visión que se tenía sobre él dio un giro de 180º. Con la caída de las Torres Gemelas, cambió la forma de ver el mundo y la seguridad. Desde entonces, se ha vivido un auge del terrorismo islamista, que sofisticó y perfeccionó su estrategia hasta conseguir crear un Estado o Califato Islámico.
El impacto del terrorismo islámico en la sociedad se ha traducido en su estudio en profundidad desde diferentes ámbitos: la Inteligencia, la psicología, la sociología y, también, la cultura. Es posible encontrar un gran número de películas o series que, en diferentes contextos, reflejan de algún modo la huella del terrorismo post 11-S. Paradise Now (Hany Abu-Assad, 2005), Homeland (Howard Gordon, Alex Gansa, Gideon Raff, 2011) o La noche más oscura (Kathryn Bigelow, 2006) son algunos ejemplos.
Una de las últimas ficciones que intenta ahondar en el fenómeno del terrorismo islámico es Califato, una producción sueca de Netflix. Su propuesta es bilateral centrando la trama en dos puntos diferentes. Uno se ubica en occidente, en Suecia y otro en oriente, en Raqqa (Siria). Ambos territorios están unidos en el desarrollo del argumento por un lazo común. La policía sueca Fatima Zukic investiga un atentado de la mano de Pervin, la mujer de un soldado del ISIS en el Califato.

Sin embargo, otra trama conecta Suecia y Raqqa, la que trata sobre el proceso de radicalización de personas que viven en occidente y que deciden dar un vuelco a su vida para colaborar con el Estado Islámico. La perspectiva de la serie sobre este tema resulta bastante interesante, ya que representa con su desarrollo este proceso psicosocial desde diferentes perspectivas y arroja algo de luz sobre una de las cuestiones que más intrigan a la población sobre el terrorismo.
¿Cómo alguien puede convertirse en un terrorista?
Son varios los expertos en el estudio del terrorismo islámico que han señalado que los inmigrantes de segunda y de tercera generación resultan más susceptibles de ser reclutados. Es decir, los hijos o nietos de los inmigrantes a un país. Las razones no siempre son sencillas de explicar, pero recogen un malestar con el contexto sociopolítico, problemas o frustraciones personales o la búsqueda de una identidad propia.
Califato ahonda de manera desigual en la radicalización de varios de los personajes de la serie. El hilo argumental más importante en este aspecto es el de Suleika Wasem. Esta joven de origen musulmán vive con sus padres en Suecia. Durante los primeros episodios se percibe la frustración del personaje respecto a lo que significa ser musulmán en un país tan racista como es el sueco y ve sus posibilidades de crecer profesionalmente lastradas por la imagen que se tiene del islam.

En su centro de estudios, Suleika conocerá a Ibahim, un joven musulmán que trabaja como ayudante y parece estar plenamente integrado en el sistema. Sin embargo, Ibrahim resulta ser un miembro del ISIS afincado en occidente con el objetivo de captar jóvenes para organizar atentados terroristas en suelo sueco. También las manda a Siria a hacer la yihad o convertirse en esposas de los muyahidines en Siria.
Este personaje es el que utiliza la serie para crear el perfil del reclutador terrorista. Por ello, cumple con todas las características que se esperan de él. En primer lugar, a medida que avanza la trama, se descubre que Ibrahim ha estado combatiendo en Siria con el Estado Islámico. Esto le ha dado cierta autoridad para asentarse en Europa y trabajar desde ahí en el reclutamiento de nuevos perfiles. Además, su edad y carisma le permite conectar con personas más jóvenes como Suleika o su amiga Kerima. Ibrahim es capaz de identificar las frustraciones de estos personajes para acercase a ellos e introducirles en la ideología salafista a través de lecturas o vídeos.
La receptividad a este tipo de contenidos por parte de Suleika, permite a Ibrahim dar un paso más en el adoctrinamiento de la joven, provocando un enfrentamiento con su familia para conseguir aislarla de su entorno. De esta manera, consigue que la unión entre reclutador y reclutada se haga más intensa. Acera a la muchacha aún más a un pensamiento más radical donde encuentra otra familia que, desde su nueva perspectiva, la entiende.
Llegado a este punto la joven musulmana acepta el uso de la violencia y glorifica al Estado Islámico y sus acciones. Así se desapega de alguna manera de cualquier aspecto occidental, que ha acabado demonizando.

El pasaje a la radicalición
Según los expertos en terrorismo, la asimilación de la violencia ocurre tras un proceso de comunicación persuasiva que consta de tres procesos. En primer lugar, la deshumanización de las víctimas. Bajo este proceso los individuos dejan de ver a los que creen culpables de su frustración como personas y les dotan de características no humanas. Por ejemplo, les convierten en animales al llamarles “cerdos” o “demonios”. De esta manera, la moralidad ante los actos asesinos queda anulada.
En segundo lugar, se traslada la culpa de la violencia a las propias víctimas. Al ser visto el occidental como un opresor o enemigo, es de justicia defenderse mediante la violencia contra él. A esto se suma, en tercer lugar, la justificación de la lucha bajo un principio moral superior que se construye bajo la ideología salafista como un mandato de Alá.
Estos dos últimos aspectos son palancas clave en el proceso de radicalización de Suleika. Sumado a su desconfianza hacia el sistema y sociedad sueca y la visión de su colectivo como víctimas, la desensibilizan ante el uso de la violencia.
El proceso de radicalización de Suleika no es el único que muestra la serie. La trama de los hermanos Johannisson es muy reveladora ya que refleja muy bien otros aspectos del nuevo terrorismo islámico. Por un lado, que cualquiera es susceptible de ser reclutado por el ISIS para llevar a cabo sus planes terroristas. Por otro, que las prisiones son un foco muy importante de radicalización en occidente. En el caso de estos hermanos, Ibrahim aparece de nuevo como reclutador, no solo ideológico, sino también como instructor a la hora de combatir.

Raqqa, la vida dentro del Estado Islámico
Como ya se ha comentado, una de las tramas centrales de la serie se centra en la relación entre la policía sueca Fatima Zukic y Pervin, una mujer de un soldado que vive en Raqqa. Esta parte de la historia elabora una representación de cómo puede ser la vida dentro del Estado Islámico, especialmente si eres mujer.
De una manera sutil, se elabora un esquema de las tradiciones y costumbres de un Estado extremista que está en constante lucha contra sí mismo y contra el mundo occidental. Una atmósfera asfixiante de la que es difícil escapar y en el que hay un control total sobre el movimiento.

Aunque Califato hubiese sido una serie más impactante si se hubiese estrenado con una década de antelación, reúne los ingredientes necesarios para mantener al espectador en la pantalla durante sus ocho capítulos aportándole, además, datos que le ayuden a entender o, al menos, a hacerse una idea de lo que esconden las raices del terrorismo islamista.