Pocas personas saben que durante la primera mitad del siglo XVII vivió una de las primeras pintoras reconocidas de la historia: Artemisia Gentileschi. Nació en Roma en 1593 y fue su padre, Orazio Gentileschi, gran admirador de Caravaggio, quien le inculcó su amor por la pintura.
Desde muy temprana edad Artemisia empezó a trabajar en el taller de su padre. A los diecisiete años, en 1610, firmó su primera obra: Susana y los viejos. Ya en sus primeras obras podemos apreciar su realismo parecido al de Caravaggio. Aunque durante muchos años no se la consideró la autora de dichos cuadros sino a su padre, a pesar de que las pinturas iban firmadas con las abreviaturas A.G.

La vida de Artemisa no fue fácil en un mundo en el que ser artista solo estaba permitido a los hombres. El acceso a las escuelas profesionales de bellas artes estaba prohibido a las mujeres por lo que su padre, Orazio, puso a Agostino Tassi de profesor particular para que Artemisia aprendiera.
Pero el que supuestamente era un hombre de confianza del padre de Artemisia resultó ser una persona deplorable y mezquina. Artemisia fue violada salvajemente y encima tuvo que pasar una verdadera tortura durante un juicio que duró más de siete meses. Al final Tassi fue condenado a dos años de prisión.
Nueva vida en Florencia
Artemisia se marchó a Florencia y se casó, en un matrimonio arreglado por su padre, con un pintor florentino llamado Pierantonio Stiattesi y así, al estar casada, pudo tener cierto estatus tras el horrible episodio sufrido dos años atrás.
De esta época, 1614, cabe destacar Judit decapitando a Holofernes en el que la agresividad y la expresividad de los cuerpos que aparecen en el lienzo hace pensar en que Artemisia quizá está representando su horrible episodio de violación.

A partir de esta fecha, como define María Teresa Alario: «se apreciará que las figuras representadas niegan la inferioridad moral y fisiológica que el discurso misógino de la época atribuía al sexo femenino». Hay una reivindicación clara sobre la representación de la mujer en sus lienzos.
Durante su estancia en Florencia, Artemisia disfrutará de cierto reconocimiento e incluso entablará amistad con Galileo Galilei y tuvo bastantes encargos de personalidades influyentes como la familia Médici.
Roma, Venecia, Londres
Artemisia era una mujer adelantada a su tiempo no solo porque se dedicó a una profesión dominada por hombres. Siempre fue libre e independiente. Se separó de su marido, algo no bien visto en esa época, y cuidó de la única hija que sobrevivió. Además tuvo otra hija fruto de un romance con un músico, Nicolas Lanier.
Una mujer muy fuerte mentalmente que llegó a acompañar a su padre a Londres para pintar diferentes encargos y se encontró con la repentina muerte de su progenitor. Otro duro golpe par esta mujer que no paró de trabajar en ningún momento.
Artemisia viviría los últimos años de su vida en Nápoles. Considerada como uno de los primeros pintores barrocos, una genio del claroscuro, murió en la plaga que asoló Nápoles en 1654. Olvidada y maltratada no ha sido hasta principios del siglo XIX cuando volvió a resurgir la figura de esta gran artista.